martes, 31 de enero de 2017


ESTUDIO DEL MICRORRELATO, EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS


Comparto aquí un enlace a un documento PDF que abarca la memoria de una propuesta didáctica de estudio del Microrrelato, elaborada por una aula de la universidad de Málaga de Filología.

Es un estudio bastante completo que merece la pena detenerse a leer.

http://www.mecd.gob.es/dctm/redele/Material-RedEle/Biblioteca/2013-bv-14/2013_BV_14_21Gracia_F.pdf?documentId=0901e72b8163adfe

Selección de micros

Cuento de horror

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

Juan José Arreola

La última cena

El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente, yo llevaré la bebida.

 Ángel García Galiano

Cruce

Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.
Arturo Pérez Reverte
CADA COSA EN SU LUGAR
Hay dramas más aterradores que otros. El de Juan, por ejemplo, que por culpa de su pésima memoria cada tanto optaba por guardar silencio y después se veía en la obligación de hablar y hablar y hablar hasta agotarse porque el silencio no podía recordar dónde lo había metido.
Luisa Valenzuela
PALABRAS PARCAS
Abelardo, Arsaín, astuto abogado argentino, asesino agudo, apuesto, ágil aerobista acicalado. Atento. Amable. Amigo asiduo, afectuoso, acechante. Ambicioso. Amante ardiente, arrecho. Autoritario. Abrazos asfixiantes, ansiosos, asustados. Aluvión apagado, artefacto ablandado, apocado. Agravado. Altamente agresivo, al acecho. Abelardo Arsaín. Arma al alcance, arremete artero, ataca arrabiado, asesina. Atrapado. Absuelto: autodefensa. ¡Ay!
Luisa Valenzuela
EL ESPEJO CHINO
Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
Anónimo
EL SUEÑO DEL REY
-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe. -Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
Lewis Carroll
LA GORRA
Nadie logró dar con una explicación lógica para el sorprendente hecho, pero el día que Nando, el cartero del barrio, fue atropellado por un tranvía, iba vestido únicamente con su gorra.
UNA PEQUEÑA FÁBULA

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
Franz kafka
EL POZO
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
Luis Mateo Díez

EL LOCO
Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.
Jordi Cebrián
LA EXTRANJERA
Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin miedo.
Atraídos por el amor al vértigo. Guiados por una flecha insolente de la noche. Ella mira hacia abajo. El mar la deslumbra. Olas hinchadas como venas patean su rabia contra la muralla de rocas. Él le pide: Ámame.
Ella no responde. Es joven y cierra los ojos como si estuviera viviendo muchas muertes. Ella teme saltar. Él le reclama: Bésame. La luz del faro indaga por las cosas perdidas y los encuentra a ellos. Amantes de las sombras son el blanco del silencio. Ella quiere saltar porque en su garganta tiene un nudo de reproches. Como él no pregunta, tampoco ella le responde. Su pasado es un mapa deshecho. Viene de un país hundido. No resulta fácil decir lo que se piensa. Y ella piensa demasiado. Ahora abre los ojos para ver el naufragio de su alma. Él la abraza como si quisiera desnudar su rabia. Ella le pide: Mátame.
Nuria Amat
EL DRAMA DEL DESENCANTADO
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
Gabriel García Márquez
PAN BAJO LOS PÁRPADOS 76 lecturas
Si quisiera podria ir recorriendo todas las habitaciones e ir contando todos los azulejos y todas las fracciones de azulejo que van cubriendo el suelo. Podría abrir el gas de la cocina y al cabo de unas horas encender un cigarrillo. Podría cortarme los cabellos y echarlos a la tortilla. Degollar al periquito. Oler la pared, golpear la pared, pintar la pared. Mirar el mar, hervir las tortugas, comerme las uñas, fundir seis o siete velas, romperme la cara a macetazos, arrojarme por las escaleras... Pero como siempre, al final cojo la ventana y me la guardo en el bolsillo.
HOSTAL EN LA CIUDAD VIEJA
Sobre la mesilla, junto al despertador, reposa un libro de título curioso: Guía de edificios apuntalados de interés. En la página 37 tiene disimulada una errata: donde dice “Caso antiguo”, debería decir “Casco antiguo”.
El turista sueña toda la noche con paredes que encima se le caen, sin poderlo remediar. Se trata de una pesadilla con errata o clave camuflada: además del sueño de un turista, es un sueño futurista.

Hipólito G. Navarro
UN TIPO
Era bastante imbécil. Trabajaba en uno de esos parques temáticos. En invierno se vestía de Silvestre y en verano de Piolín. Los psiquiatras le diagnosticaron síndrome de doble personalidad. Era bastante imbécil. Sonreía dentro de la careta cuando le hacían una foto. Murió el año pasado. Un chaval precoz de once años con pelo largo y ojos guionados le prendió fuego a la poliamida con la punta de un cigarro.
El pobre imbécil se pasaba la mitad de un año persiguiendo y la otra mitad perseguido, la mitad de un año de blanco y negro y la otra mitad amarillo y naranja. Cada uno de esos trajes representaba una personalidad y una temporada, igual que el olor a pipas impregnaba sus tardes de domingo. Su pobre mujer guarda el único traje de trabajo dentro del ropero, en un sepulcro hecho con miles de bolitas de alcanfor, como si fuera un monumento marca ACME. Murió en verano, así que es Silvestre el que yace en el armario.
Fabio Rodríguez de la Flor
EL BOLI
En el sótano de la fábrica F hacen monómeros a partir de derivados del petróleo, los cuales se transforman en polímeros o resinas sintéticas cuando interviene un catalizador. Las resinas sintéticas se suben a la planta principal y se dividen en la cadena A y en la B. En la primera se le añaden elementos termoestables, se calientan, se moldean y producen tubitos de plástico endurecido, recto, hexagonal de 7 milímetros de diámetro y 13 centímetros de longitud, y ligeramente biselado al final. En la cadena B los polímeros se convierten en un poliestireno flexible, que por inyección se transforma en un tubo que cabe en el interior del primero. En la cadena C se acoplan ambos, se pone en la punta un cono metálico dorado con una bolita diabólica y se rellena el interior de tinta (un disolvente mezclado con negro de humo, azul de Prusia, amarillo de cromo u otros pigmentos), se coloca una tapa y un capuchón también de plástico, y ya está hecho el bolígrafo. Parecen todos iguales, pero ca, miles de ellos sólo valen para que los muerdan por atrás los niños, los estudiantes y los oficinistas; otros miles van a parar en exclusiva a las orejas de los comerciantes; también hay miles de ellos que reposan eternamente sin hacer nada en bolsillos de chaquetas o camisas; algunos de estos últimos, rebeldes, eyaculan por su cuenta, destrozan las blusas y son arrojados a la basura; los hay a millares que no hacen más que quinielas; otros muchos se pierden y, en fin, la mayoría de ellos tiene tinta sin misterio. Pero uno entre cien millones lleva en su interior media novela; busca, trabaja con dos de éstos y ya la tienes completa.
Jaime de Nepas
NO DEBERÍA HABER TELÉFONOS EN EL HOGAR DE UN MINERO
Marisa no tuvo que levantar el auricular para saber lo que le iban a decir al otro lado del hilo telefónico: eran las cuatro menos diez de la madrugada y Jaime estaba en el pozu... pero lo levantó. —Marisa, oye mira que soy Serafín, ¿tas bien?, vete a buscar a la mi muyer, nun tes sola, ye que mira... Marisa oye dime algo... Marisa colgó el teléfono sin decir nada, arropó a Jacobo que dormía en la cuna y comenzó a llorar. Al poco, sonó el timbre. Eran las vecinas. Ellas tampoco dijeron nada.
MÚSICA
Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Y otra vez silencio.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba lago.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!
Ana María Matute

La sesión


- Mario, ¡De valientes se crea el mundo!
Aquella frase acompañaba mi vida. Aún  recuerdo la primera vez que me la dijo mi abuelo. Su voz ronca pero con carácter y el olor a tabaco, eran un recuerdo intrínseco a aquellas palabras.
Hoy la iba a necesitar. Me he aferrado muchas veces a ella para poder superar todos los cambios que he realizado  en mi vida. Siempre me ha ido muy bien, me ha traído toda la suerte y el apoyo necesario, era como si mi abuelo estuviese allí, cogiéndome de las manos.
Mientras me desnudo, me repito las palabras una y otra vez y siento como me voy relajando. De pronto me veo reflejada en el espejo. Me observo y puedo apreciar  cada rincón  de mi cuerpo, soy consciente de la belleza de cada una de sus curvas y me siento feliz. Aquel  cuerpo era la recompensa a todas las operaciones,  a todo el sufrimiento y el dolor, era la manera de enterrar todas las humillaciones que tuve que soportar de niño...
- Sra. Bernal, ¿está visible? Le traigo el vestido de ángel. Es precioso,  muy ligero, de gasa y tiene una caída muy bonita. Las alas están listas también. Va a estar preciosa en la sesión  de fotos...

© Orgav  (Verónica Orozco García)
    Todos los derechos reservados


martes, 24 de enero de 2017

Biblioteca

Microrrelatos y enlaces a libros de distintos géneros y autores.


LIBROS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR

  • Mientras escribo de Stephen King

http://leerlibrosonline.net/mientras-escribo-de-stephen-king/

  • Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury

http://api.ning.com/files/NfWkraL2oqkJiBhPvkccGHsiJiIZQakmEt5Hb1-odQGdB1RTtmH2q2-iDL6wrg5ZRmNH9RBnA3MGJgLNWmE-IqiVW7qf6UZn/BradburyRayZenenelartedeescribir.pdf





-SELECCIÓN DE MICROS (Varios autores)



Cuento de horror

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

Juan José Arreola

La última cena

El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente, yo llevaré la bebida.

 Ángel García Galiano

Cruce

Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.
Arturo Pérez Reverte
CADA COSA EN SU LUGAR
Hay dramas más aterradores que otros. El de Juan, por ejemplo, que por culpa de su pésima memoria cada tanto optaba por guardar silencio y después se veía en la obligación de hablar y hablar y hablar hasta agotarse porque el silencio no podía recordar dónde lo había metido.
Luisa Valenzuela
PALABRAS PARCAS
Abelardo, Arsaín, astuto abogado argentino, asesino agudo, apuesto, ágil aerobista acicalado. Atento. Amable. Amigo asiduo, afectuoso, acechante. Ambicioso. Amante ardiente, arrecho. Autoritario. Abrazos asfixiantes, ansiosos, asustados. Aluvión apagado, artefacto ablandado, apocado. Agravado. Altamente agresivo, al acecho. Abelardo Arsaín. Arma al alcance, arremete artero, ataca arrabiado, asesina. Atrapado. Absuelto: autodefensa. ¡Ay!
Luisa Valenzuela
EL ESPEJO CHINO
Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
Anónimo
EL SUEÑO DEL REY
-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe. -Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
Lewis Carroll
LA GORRA
Nadie logró dar con una explicación lógica para el sorprendente hecho, pero el día que Nando, el cartero del barrio, fue atropellado por un tranvía, iba vestido únicamente con su gorra.
UNA PEQUEÑA FÁBULA

¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
Franz kafka
EL POZO
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa.
Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse.
En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior.
"Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
Luis Mateo Díez

EL LOCO
Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior.
Jordi Cebrián
LA EXTRANJERA
Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin miedo.
Atraídos por el amor al vértigo. Guiados por una flecha insolente de la noche. Ella mira hacia abajo. El mar la deslumbra. Olas hinchadas como venas patean su rabia contra la muralla de rocas. Él le pide: Ámame.
Ella no responde. Es joven y cierra los ojos como si estuviera viviendo muchas muertes. Ella teme saltar. Él le reclama: Bésame. La luz del faro indaga por las cosas perdidas y los encuentra a ellos. Amantes de las sombras son el blanco del silencio. Ella quiere saltar porque en su garganta tiene un nudo de reproches. Como él no pregunta, tampoco ella le responde. Su pasado es un mapa deshecho. Viene de un país hundido. No resulta fácil decir lo que se piensa. Y ella piensa demasiado. Ahora abre los ojos para ver el naufragio de su alma. Él la abraza como si quisiera desnudar su rabia. Ella le pide: Mátame.
Nuria Amat
EL DRAMA DEL DESENCANTADO
...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
Gabriel García Márquez
PAN BAJO LOS PÁRPADOS 76 lecturas
Si quisiera podria ir recorriendo todas las habitaciones e ir contando todos los azulejos y todas las fracciones de azulejo que van cubriendo el suelo. Podría abrir el gas de la cocina y al cabo de unas horas encender un cigarrillo. Podría cortarme los cabellos y echarlos a la tortilla. Degollar al periquito. Oler la pared, golpear la pared, pintar la pared. Mirar el mar, hervir las tortugas, comerme las uñas, fundir seis o siete velas, romperme la cara a macetazos, arrojarme por las escaleras... Pero como siempre, al final cojo la ventana y me la guardo en el bolsillo.
HOSTAL EN LA CIUDAD VIEJA
Sobre la mesilla, junto al despertador, reposa un libro de título curioso: Guía de edificios apuntalados de interés. En la página 37 tiene disimulada una errata: donde dice “Caso antiguo”, debería decir “Casco antiguo”.
El turista sueña toda la noche con paredes que encima se le caen, sin poderlo remediar. Se trata de una pesadilla con errata o clave camuflada: además del sueño de un turista, es un sueño futurista.

Hipólito G. Navarro
UN TIPO
Era bastante imbécil. Trabajaba en uno de esos parques temáticos. En invierno se vestía de Silvestre y en verano de Piolín. Los psiquiatras le diagnosticaron síndrome de doble personalidad. Era bastante imbécil. Sonreía dentro de la careta cuando le hacían una foto. Murió el año pasado. Un chaval precoz de once años con pelo largo y ojos guionados le prendió fuego a la poliamida con la punta de un cigarro.
El pobre imbécil se pasaba la mitad de un año persiguiendo y la otra mitad perseguido, la mitad de un año de blanco y negro y la otra mitad amarillo y naranja. Cada uno de esos trajes representaba una personalidad y una temporada, igual que el olor a pipas impregnaba sus tardes de domingo. Su pobre mujer guarda el único traje de trabajo dentro del ropero, en un sepulcro hecho con miles de bolitas de alcanfor, como si fuera un monumento marca ACME. Murió en verano, así que es Silvestre el que yace en el armario.
Fabio Rodríguez de la Flor
EL BOLI
En el sótano de la fábrica F hacen monómeros a partir de derivados del petróleo, los cuales se transforman en polímeros o resinas sintéticas cuando interviene un catalizador. Las resinas sintéticas se suben a la planta principal y se dividen en la cadena A y en la B. En la primera se le añaden elementos termoestables, se calientan, se moldean y producen tubitos de plástico endurecido, recto, hexagonal de 7 milímetros de diámetro y 13 centímetros de longitud, y ligeramente biselado al final. En la cadena B los polímeros se convierten en un poliestireno flexible, que por inyección se transforma en un tubo que cabe en el interior del primero. En la cadena C se acoplan ambos, se pone en la punta un cono metálico dorado con una bolita diabólica y se rellena el interior de tinta (un disolvente mezclado con negro de humo, azul de Prusia, amarillo de cromo u otros pigmentos), se coloca una tapa y un capuchón también de plástico, y ya está hecho el bolígrafo. Parecen todos iguales, pero ca, miles de ellos sólo valen para que los muerdan por atrás los niños, los estudiantes y los oficinistas; otros miles van a parar en exclusiva a las orejas de los comerciantes; también hay miles de ellos que reposan eternamente sin hacer nada en bolsillos de chaquetas o camisas; algunos de estos últimos, rebeldes, eyaculan por su cuenta, destrozan las blusas y son arrojados a la basura; los hay a millares que no hacen más que quinielas; otros muchos se pierden y, en fin, la mayoría de ellos tiene tinta sin misterio. Pero uno entre cien millones lleva en su interior media novela; busca, trabaja con dos de éstos y ya la tienes completa.
Jaime de Nepas
NO DEBERÍA HABER TELÉFONOS EN EL HOGAR DE UN MINERO
Marisa no tuvo que levantar el auricular para saber lo que le iban a decir al otro lado del hilo telefónico: eran las cuatro menos diez de la madrugada y Jaime estaba en el pozu... pero lo levantó. —Marisa, oye mira que soy Serafín, ¿tas bien?, vete a buscar a la mi muyer, nun tes sola, ye que mira... Marisa oye dime algo... Marisa colgó el teléfono sin decir nada, arropó a Jacobo que dormía en la cuna y comenzó a llorar. Al poco, sonó el timbre. Eran las vecinas. Ellas tampoco dijeron nada.
MÚSICA
Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Y otra vez silencio.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba lago.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!

Ana María Matute





-CLÁSICOS UNIVERSALES:


Enlaces obtenidos de la página:


Un blog muy interesante en el que se pueden descargar libros agrupados por diferentes categorías: Literatura, economía, historia...

Os dejo unos cuántos de los que me han gustado, pero si visitáis el enlace podéis encontrar muchos más.


Enlaces a diversos clásicos de la literatura universal:



 El clásico de Gabriel García Márquez, con su galería de personajes variopintos y singulares.


Dostoyevski, que nos muestra siempre unos personajes torturados por sus conflictos, movidos por sus pasiones e instintos.


Faulkner nos muestra la decadencia de las costumbres sureñas de Estados Unidos en el pasado siglo.


El mundo que nos presenta Huxley, ubicado en el género de la ciencia ficción y que parece cada vez más cercano



La conocida novela de Virginia Woolf


Las poesías de Whitman son algo más que poesía


Steinbeck retrata la vida campesina en la crisis del 29, fue llevada al cine por John Ford.


El Aleph

Extraordinario volumen de cuentos del maestro Borges.

1984

El clásico libro visionario de Orwell que resulta inquietantemente cercano en los tiempos actuales.

El principito

La clásica obra de Saint Exupéry que bajo la forma de un cuento infantil es una obra simbólica que refleja conflictos universales.

Matar a un ruiseñor

La obra de Harper Lee, que nos muestra las grandes injusticias raciales.

Metamorfosis

La revolucionaria obra de Kafka que supuso un cambio de visión en la literatura de su época.

El viejo y el mar

El inolvidable cuento de Hemingway, nos muestra la maestría de narrar lo cotidiano de forma extraordinaria.



Breve discurso sobre el proceso creativo


Mirando entradas de escritura creativa en distintas páginas, di con este vídeo que me ha parecido muy interesante. Por si queréis saber más sobre la autora, o el libro del que habla (best seller, a medio camino entre la autoayuda y la literatura romántica) os dejo un enlace al mismo:











domingo, 22 de enero de 2017

Nadie lo sabe





Mírala. Ya está aquí otra vez. Nadie sabe quién es. Nadie lo sabe.

Desde hace tres meses, viene a sentarse en la misma mesa. Llega pasadas las ocho de la mañana. Aún es de noche. Sin mirar a nadie, se dirige al rincón junto a la ventana. No se quita el abrigo. Ni los guantes. Ni el sombrero años veinte con el que no puede esconder sus ojos velados. 

El camarero se acerca a su mesa con la esperanza de entablar una conversación que nunca llega. Lo mira sin verlo y pide una infusión. Él pronuncia unas palabras sobre el frío de la calle, solo por hacerla hablar. Ella no responde nunca. Entrelaza sus manos y las deja tensas sobre la mesa. Cuando le lleva el ardiente brebaje, se descalza uno de los guantes. Apenas se humedece los labios antes de quedarse absorta, con la mirada perdida en algún punto del infinito. 

Así permanece durante horas. Ajena a lo que sucede a su alrededor. A la gente que entra y sale. Cuando llegan las tres de la tarde, se levanta de la mesa y, con paso cansino, se dirige a la puerta. Sale. Se pierde entre la multitud. 

Nadie sabe quién es. Nadie conoce su nombre. Hace tres meses perdió su empleo pero nadie lo sabe. Ni su marido lo sabe. Ni sus hijos lo saben. 

Nadie lo sabe.



*Ilustración: "La autómata" de Edward Hopper.

En los posos del café.

Sonríes tristemente al mirar la taza que te acaban de servir. Hace poco más de un año, en aquella misma mesa, leyeron los posos de tu café. Una profusión de buenos augurios: ascensos, dinero, éxito en amores... Y ahora, lacerantes, desfilan por tu mente los hechos que comenzaron dos meses después. El accidente, el "lo siento pero ya no te quiero", la cola del paro, el Alzheimer de papá.
Por fin, con un inmenso suspiro, rebuscas en los bolsillos del abrigo. Aquí están, sí. La carta recogida esta mañana, sobre el maldito desahucio, y el sobrecito de azúcar, que sacas, comprobando que aún contiene la dosis letal de estricnina.
(Manoli Asenjo)

sábado, 21 de enero de 2017

Esperando un nuevo tren

Pintura: La autómata, (Edward Hopper)

El mundo está negro a mi alrededor. La taza de tila que calienta mis manos no consigue calmarme; él se ha ido, se ha ido dejando su taza en la barra, mientras en el aire quedaba suspendida su última frase:"Embarazada no te quiero"; mi mano enguantada tiembla,la otra también, en un momento me he convertido en una autómata que busca en el fondo de la taza una respuesta. El tren en el que llegué ya se fué... pero otro llegará y, sin deshacer la maleta, subiré a el y lloraré todo el camino hasta la primera ciudad desconocida que me sonría.

Amargo café

En algún café del mundo el tiempo se detiene. Una mujer bebe, a pequeños sorbos, el líquido negro y amargo. Hay alguien que la mira, que se pregunta qué piensa y observa sus autómatas movimientos. Pero la mujer no se da cuenta porque ya no está allí. Está esperando a que pase este momento en el que no tiene adónde ir. Pagará el café, en el instante siguiente,  y continuará su rumbo por las calles, pero no podrá recordar nunca el nombre de esta cafetería en la que su alma autómata se detuvo para tomar aliento.
                                                                                                    © Manoli Vicente Fernández
Imagen: La autómata (Edward Hopper)

Hablando de escribir

Inauguro esta sección en la que publicaremos contenido relacionado con el arte de escribir, con los consejos que nos deja Relatos Magar  sobre cómo enfrentarnos al reto de escribir un micorrelato.

6 consejos para escribir un buen microrrelato

Artículo publicado por Relatos Magar  Facebook y Twitter,  muy esclarecedor, en el que nos resume en 6 pasos cómo escribir un buen microrrelato.

1. NO CONFUNDAS BREVE CON CORTO

«Es un género breve, no corto. Lo corto termina antes de tiempo; algo que queda corto es que realmente no nos ha satisfecho. Sin embargo, lo breve calla justo a tiempo. (…) Cuando leo un microrrelato, cuanto más largo sea el tiempo que me deja después pensando, reflexionando la historia, mejor es. (…) Se lee rápido, pero se digiere bastante lento. (…) No tiene la misma lectura que la novela», explicó Bárbara Blasco y, en la misma línea, dijo Vicente Marco: «No es lo que estás leyendo en ese momento, sino todo lo que sugiere y provoca después».

2. EVITA EL CHISTE FÁCIL

Para escribir un buen microrrelato es fundamental entender el género. En mi opinión, está bastante extendida la creencia de que los microrrelatos son simplemente unas cuantas frases ingeniosas que tienden al chiste y, por eso mismo, no se le da todo el valor que este género literario merece. Un buen microrrelato tiene que contar una historia, aunque de una forma muy particular, como veremos a continuación. Como dijo Bárbara Blasco, «tiene cosas de  poesía, (…) tiene cosas de la narrativa y (…) del aforismo». Cada microrrelato tenderá más a una u otra forma de contar, pero siempre habrá una historia, no solo la descripción de una escena o una sensación; ese es el reto. Recuerda: que sea «micro» no quiere decir que deje de ser «relato».

3. JUEGA CON EL SIMBOLISMO

Cuando con tan poco hay que decir mucho, cada palabra cuenta. «Cuando se escribe lo que se escribe, la palabra deja de tener un significado vulgar, el  coloquial que suele tener, y adquiere ese significado simbólico. (…) Una mesa ya no es una mesa. Tiene un carácter simbólico. Esta cerveza que me estoy bebiendo tampoco es una cerveza, por si alguien no se había dado cuenta… (Risas) Pero dice muchas cosas. Si en un microrrelato la escritora se estaba bebiendo una cerveza, sería muy simbólico. (…) Todo adquiere un simbolismo en el micro y por eso el trabajo con el lenguaje es tan importante». Vicente Marco añadió: «… algo que tú lo lees y te parece una cosa, lo lees otra vez y te parece otra. Eso es lo que caracteriza al arte en general». Y eso es lo que hace bueno a un microrrelato. Por eso, hay que jugar con el simbolismo de cada palabra, cada frase. Cuantas más lecturas tenga esa misma historia, mayor poso dejará en el lector.

4. LA ELIPSIS ES TU ALIADA

En el microrrelato no hay espacio para entrar en explicaciones, por eso se recomienda que la historia empiece en mitad de la acción y que sea labor del lector imaginar qué pasó antes. Vicente Marco aludió al maestro de la elipsis para hablar de los microrrelatos: «Siguiendo la metáfora del iceberg de Hemingway, lo que se ve es la pequeña puntita, pero todo lo grande está debajo». A lo que Bárbara Blasco añadió: «Lo que más me interesa del microrrelato es lo que no dice. La elipsis es el arte supremo de la literatura. Cada lector, a su manera, pondrá ese algo que el autor no ha puesto. Así, el lector está mucho más implicado. El juego que establece el autor es que yo como lectora, tenga que completar, seguir ese relato en mi imaginación». Así que juega a sugerir más que a contar, el lector activo estará encantado de entrar en el juego y, posiblemente, te sorprendan las interpretaciones que dé a tu texto.

5. NO LE DES UN FINAL CERRADO

«Todo microcuento empieza entre comillas y acaba en puntos suspensivos. No se puede cerrar con una certeza ni en el microrrelato ni, creo, en la vida. Hay que vivir en duda permanente». Esta frase de Bárbara Blasco me encantó e ilustra muy bien cómo el microrrelato debe quedar abierto de alguna manera, ya que lo interesante es que el lector le dé el final, la interpretación, que quiera. El objetivo es dejarle pensando, no dárselo todo mascado. En cuanto a eso de empezar entre comillas, Bárbara aludía al carácter simbólico del lenguaje (punto 3).

6. DA LA CLAVE CON EL TÍTULO

Entre tanta elipsis, simbolismos y puntos suspensivos, el título cumple un papel fundamental dentro del microrrelato. Quizá dé una pista inicial o desubique totalmente, pero al acabar la historia y volver a él, adquiere un nuevo significado, se convierte en la pieza que completa el rompecabezas o, incluso, abre un nuevo mundo de posibilidades. Quizá el título sea importante en relatos y novelas, pero en los microrrelatos es fundamental. Siempre debe aportar un matiz a la historia que se ha contado.
Tras estas explicaciones habréis comprobado que el arte del microrrelato no es tan simple como a muchos les parece. A cualquier escritor le supone un reto contar una historia con tal limitación de palabras, ahí reside el encanto.



viernes, 20 de enero de 2017

Recuerdos

Microrrelato basado en imágenes.
Pintura: La autómata, (Edward Hopper)

Le reconocí  al instante.
Dijo que llevaría un sombrero color amarillo tierra y, allí  estaba, escondida bajo él.
Me quedé  postrado en el marco de la entrada de aquella cafetería, observándola. 
Aún recuerdo su cara. Mantenía  un gesto serio. Era evidente  que no estaba acostumbrada a ese tipo de encuentros. La incertidumbre de no conocer a la otra persona  le hacia tener en una actitud retraída.
La primera impresión que tuve no le hacía  justicia. Jamás imaginé que, bajo aquel viejo sombrero, me encontraría  con 53 años  de amor verdadero.
Aún  recuerdo aquel día  como si fuese ayer...
Orgav.
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