Stella García |
Stella García es de esas personas que, aunque no conozcas, tras dialogar con ella por la red o por teléfono, te transmite esa extraña sensación de familiaridad vivencial, aunque las vivencias que narra sean diametralmente opuestas a las tuyas, pero en cuyas sensaciones no solo te reconoces sino que te sientes partícipe, quizás por aquello que todo ser humano tiene en común: la búsqueda, el hallazgo, el reconocimiento en las emociones que nos conforman. Es todo un placer recibirla en el blog (después de aplazar una y otra vez nuestra cita, al fin coincidimos).
Stella García:
Soy Argentina, profesora y traductora de francés, especialista en lingüística aplicada.
Estudiosa de la obra de Jorge Luis Borges y de Julio Cortázar (coordinadora de talleres de lectura de ambos escritores).
Creo que el hecho de vivir entre dos lenguas y sorprenderme desde pequeña que podía pasar de una a otra como si paseara por el campo donde vivía, en un pueblo de la Provincia de Buenos Aires, fue un motor que me instaló en ellas y nunca más salí. En la temprana adolescencia, la lectura de autores franceses y de autores hispanohablantes, fue otro motor que me amarró más fuertemente a la literatura, lugar en el que soy feliz.
No sé exactamente cuándo empecé a escribir, creo que cerca de los treinta años o un poco antes. Pero tengo para mí que el momento inicial se encuentra en mi primera infancia cuando me entretenía leyendo la Biblia o el misal de mi mamá para luego reversionar aquellos textos que me resultaban maravillosos. Lamento que esos escritos que escandalizaban a mi madre y hacían las delicias de mi padre, se perdieran sin que yo haya tenido la ocasión de leerlos siendo adulta. Siempre me pregunto qué locas fantasías habrán brotado de mi cabecita infantil.
Alrededor de los treinta años comencé a escribir cuentos; incursioné luego en la poesía, experimenté en el mundo del haiku y del tanka, también en el microrrelato, género que me parece desafiante. Publiqué en revistas literarias de mi país, participé en antologías de cuentos y gané algunos concursos. Un cuento mío fue adaptado para el ciclo televisivo de literatura “Tintas argentinas”.
Entre mudanzas y distracciones perdí no poco material cuando todavía no había llegado la época del ordenador y sus archivos. Siguiendo a Borges, leo más de lo que escribo; la lectura me es imprescindible. Soy consciente de que podría escribir más pues el deseo de hacerlo está vivo, pero… me cuesta soltar la mano, empezar, trabajar, corregir y seguir trabajando. Para colmo, el afuera me tienta a cada minuto. Vivo en la ciudad de Buenos Aires donde hay muchas actividades que me atraen también. No obstante, cuando logro la quietud que necesito para escribir, lo hago con mucho placer. Escribir, aunque luego guarde lo escrito en un cajón, me conecta con otras zonas del pensamiento, de las sensaciones. Hace diez años, desde que mis dos hijos viven afuera, uno en España, el otro en Alemania, llevo un diario para cada uno a los que se sumaron tres, uno para cada nieto. Allí están mis emociones más profundas. Escribirlo implica plasmar alegrías, tristezas, nostalgia referidas a ellos. En el fondo, los escribo como legado del amor que les profeso. No cuento con la inspiración pues no creo en ella, aunque reconozco que alguna rara vez llegó y me movilizó a través de una imagen, un recuerdo, una catástrofe natural o un conflicto bélico. Cuando alguna musa me visita, trato de no dejarla escapar, pero no siempre lo logro.
Stella García
ADAGIO
La tarde es
la cadencia perfecta de las sombras
y mi nombre
apenas un indicio de ella.
Evoco el pasado
como quien hurga tardíamente
en el arcón de
los recuerdos
cofre mágico de la infancia
atribulado de
olvidos y hojarasca.
Imagino que no
hemos dicho todo
que guardamos
horas inconclusas
panes por levar
crepitaciones
nuevas
Decía...
la tarde es la
cadencia perfecta de las sombras
y tu
nombre apenas un indicio de ella.
Es invierno y no olvido
Por
las aberturas del alma
se
cuela el aire mágico.
Piadosa
mirada nos regresa al espejo
Junto
a la espumosa ola del recuerdo
una
huella delicada se diluye.
Profundo
azul corona de ficciones
templos
profanos.
Los
gorriones asombran
la
impavidez del parque
Monótono
crujir de hojas
arrecia
en mis oídos.
El
invierno se cuela
por
las aberturas del alma.
PRIMER PREMIO en el 11º Concurso Bienal e Internacional de Poesía" organizado por la Biblioteca Popular "Pbro. Raúl Entraigas".
Don Bosco 286 (8512) Villalonga- Pdo-. de Patagones. Pcia. de Buenos Aires
Quiero
decir algo de ti
Al hechizo
sucede el dolor.
Los espejos
devuelven nuestros rostros
personajes de tragedia.
La pasión no
tiene miramientos
se olvida del
estilo
es desprolija.
Extraños
Qué diferente y
brutal es el tiempo
la
percepción del tiempo
el modo en que el tiempo nos somete
a la evidencia del olvido.
SENRYÛS
I)
SOLEDAD
Monólogo
gris
una
manera suya
de
desesperar
II)
LUTO
Luna
de sangre
partículas
en fuga
llora
Japón
TANKAS
I)
MENTIRA
Tornasolada
confusión
de los cielos
dioses extraños
arbitran
yerto dolor
no
engañen dioses, no
II)
EVOCACIÓN
Madreselva
tránsito
del olvido
azul
mañana
encarnados
ayeres
olvidadas promesas
MICRORRELATOS
ENCUENTRO
─¿Qué
buscas? ─preguntó un hombre a otro.
─Un sueño ─contestó
el interpelado.
─Maravilloso ─contestó
el primero─: Yo busco un soñante.
PERSECUCIÓN
Hacía un buen
rato que se daba cuenta de la persecución.
Cambió varias veces de rumbo; todo siguió igual.
Se paró en
seco.
─¡Basta!
–gritó–.
Desenfundó el arma y disparó.
Quedó muerto en la vereda.
Stella Maris García