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miércoles, 26 de julio de 2017

Auxilio


Escultura: Support (Lorenzo Quinn)


En el logotipo de una ONG aparecéis abrazando el mundo como si fuera un balón, buen marketing que sin embargo no parece demasiado efectivo, teniendo en cuenta la situación actual de millones de seres humanos. Cargáis a un niño recién nacido y lo mostráis a sus padres embelesados. Empuñáis un fusil y amenazáis a vuestros semejantes en el campo de batalla. Enarboláis una bandera blanca, agitándola en el aire en son de paz. Sujetáis una pancarta reclamando derechos, libertad o justicia. Manejáis la batuta dirigiendo con maestría la ejecución de un concierto. Mantenéis  con dominio el volante de un autobús de pasajeros recorriendo un sendero en la montaña entre desfiladeros  y quebradas. Manipuláis con pericia el bisturí para practicar una operación a corazón abierto. Alzáis el puño cerrado entonando un himno contra la opresión. Eleváis el cáliz con solemnidad en la misa del domingo  ante la silenciosa devoción de los fieles. Acariciáis el cuerpo desnudo del amante con  trémula ternura, despertando poco a poco sus sentidos. Contáis con prodigiosa habilidad los billetes manchados de sangre, fruto de una infame transacción, o las monedas que recogisteis mendigando en la calle, la palma extendida, la cabeza gacha, en señal de sumisión. Habláis a los sordos haciéndoles llegar los mensajes transmitidos entre el común de los mortales. Domináis el pincel, el teclado, la aguja, la azada, las riendas, el timón… Levantáis, apretáis, tocáis, brindáis, ofrecéis, os aferráis, os ocultáis, sopesáis, os apoyáis, apoyáis,…Y por fin descansáis apoyada una sobre otra, sometidas a la naturaleza y al tiempo que todo lo reduce a cenizas… pero a veces,  por encima del tiempo está la voluntad. ¡Ayudadme a mantenerme con vida!  Soy yo, la Tierra, quien ahora suplica auxilio, no me dejéis hundirme en las aguas nauseabundas de la degeneración y la podredumbre. Soy yo quien os dio todos los elementos: barro, agua, madera, metal, cristal, fuego, para crear tanta belleza, como este palacio que sucumbirá en el fondo del mar, ajeno a este grotesco simulacro que los humanos habéis ingeniado, fiel reflejo de vuestra locura y vuestra barbarie.

María José Triguero Miranda

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