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miércoles, 27 de septiembre de 2017

La huida


"Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado aquí sin miedo"  ( Nuria Amat: La extranjera)


  Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado aquí sin miedo. Estaban cansados y hambrientos. No se arrepentían de haber escapado; lo hablaron, lo meditaron y al final chocaron sus manos como un trato entre ellos, un seguir juntos y afrontar lo que les viniera encima. Iba a ser muy complicado seguir caminos sin que los encontrarán, pero lo intentarían, aunque tuvieran que caminar de noche y esconderse durante el día.
Se sentaron a la sombra del Faro a esperar la noche para continuar. Ella cerrò los ojos e intentaba dormir un poco, pero los pasados acontecimiento se empeñaban en revolotear por su mente como burbujas de jabón que explotan continuamente.
"Y cómo lo digas te corto la lengua"
Él se acurrucó a su lado. Protector. No iba a permitir que nadie le hiciera daño. Apretaba su mano con fuerza, cómo una cadena que la uniera a ėl para siempre.
No podían volver. Eso lo tenían claro los dos. Estaban juntos desde el primer día en el vientre de su madre y seguirían juntos siempre. Aunque la vida les marquen destinos diferentes, él no la abandonaría jamás. Vivió su pesadilla, su angustia, sus llantos... Pero no podía hacer nada. Ahora sí, ahora nadie la humillaría ni la dañaría.
Y así, acurrucados los dos, contemplaron la puesta de sol más hermosa que jamás habían visto. Quizá eso sea una señal -pensó- quizá veamos otras muchas puestas de sol.


María Manrique



Faro de Maspalomas (Gran Canaria)


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