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martes, 12 de septiembre de 2017

Una frase ejercicio 3

En este ejercicio tomamos como punto de partida la primera frase (o las dos primeras, en caso de ser breves) de un microrrelato que nos llame la atención.

-Historia 1: El micro elegido ha sido La Extranjera de Nuria Amat. Y todos los textos han arrancado desde las dos primeras frases:

Frases de inicio:

Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin miedo

Transcribo el micro La extranjera en su totalidad:

LA EXTRANJERA  
Se han apoyado en la baranda del faro. Han llegado hasta aquí sin miedo.
Atraídos por el amor al vértigo. Guiados por una flecha insolente de la noche. Ella mira hacia abajo. El mar la deslumbra. Olas hinchadas como venas patean su rabia contra la muralla de rocas. Él le pide: Ámame.
Ella no responde. Es joven y cierra los ojos como si estuviera viviendo muchas muertes. Ella teme saltar. Él le reclama: Bésame. La luz del faro indaga por las cosas perdidas y los encuentra a ellos. Amantes de las sombras son el blanco del silencio. Ella quiere saltar porque en su garganta tiene un nudo de reproches. Como él no pregunta, tampoco ella le responde. Su pasado es un mapa deshecho. Viene de un país hundido. No resulta fácil decir lo que se piensa. Y ella piensa demasiado. Ahora abre los ojos para ver el naufragio de su alma. Él la abraza como si quisiera desnudar su rabia. Ella le pide: Mátame.

NURIA AMAT



-Historia 2: El micro elegido ha sido Mosca de José María Merino.

La frase de inicio es:

La mosca revolotea, sin demasiada vitalidad, en el cuarto de baño.

MOSCA
La mosca revolotea sin demasiada vitalidad en el cuarto de baño. La miro con asco. ¿Qué hace este bicho en un hotel de lujo, y además en febrero? La golpeo con una toalla y cae exánime sobre el mármol del lavabo. Es una mosca rara, arrubiada, no muy grande. Se me ocurre que es el último ejemplar de una especie que desaparecerá con ella. Se me ocurre que tenía en el cuarto de baño su refugio invernal. Que en el jardín que se extiende bajo mi ventana hay alguna planta también muy rara, que solo podía ser polinizada por esta mosca. Y que de la polinización y multiplicación de esa planta va a depender, dentro de unos milenios, la existencia del oxígeno suficiente como para que nuestra propia especie sobreviva. ¿Qué he hecho? Al matar a esa mosca os he condenado también a vosotros, descendientes humanos. Pero la mosca mueve sus patitas en un leve temblor. ¡Parece que no ha muerto! Ya las agita con más fuerza, ya consigue ponerse de pie, ya se las frota, ya se alisa las alitas para disponerse a volar otra vez, ya revolotea en el cuarto de baño. ¡Vivid, respirad, humanos del futuro!. Mas ese vuelo torpe me devuelve la inicial imagen repugnante. Salgo de mi pasmo. ¿Qué hace aquí este bicho asqueroso? Cojo la toalla, la persigo, la golpeo, la mato. La remato.


JOSÉ MARÍA MERINO


-Historia 3: El micro elegido esta vez es SECRETOS I  de Isabel Wagemann forma parte de La Aldea F. Las Microlocas.

Frase de inicio: 
Sin que nadie la vea, la niña de la melena formidable va hasta el pozo y se zambulle.


Secretos I


Sin que nadie la vea, la niña de la melena formidable va hasta el pozo y se zambulle. Nada como un pez y sus rizos se expanden como culebras. La niña medusa va hasta lo más profundo, donde rompen las olas y galopan los caballitos de mar. Cuando remonta el agujero, ayudada por sus alas de sirena, se tumba al sol para secar las escamas de plata. Una vez a la semana, la madre de la niña le desenreda el pelo. Y prefiere no preguntar cuando, de entre la espesura, ve salir trozos de algas y redes, cangrejos y caracolas. No pregunta porque no sabe lo que son. Nadie conoce el mar en el desierto.

ISABEL WAGEMANN


-Historia 4: Para esta historia el autor elegido es Fernando León de Aranoa con el micro: Elogio de la impuntualidad de la obra Aquí yacen dragones.

Frase de inicio:
Llegaba tarde a todas partes. De la comida, alcanzaba sólo a probar los postres. De las películas, los finales.

Elogio de la impuntualidad
A mis víctimas
Llegaba tarde a todas partes. De la comida, alcanzaba sólo a probar los postres. De las películas, los finales. Jamás asistió al primer acto, presentación o preludio. Se ahorró prolegómenos y palabras introductorias. Se especializó, por contra, en las prórrogas y en los bises, en los epílogos de los libros y en su fe de erratas. Con los años empeoraron los síntomas. Encontraba cerrados sin remedio cines, bares y librerías. Iba a comer pero llegaba a cenar. Acudió a su primera entrevista de empleo, pero llegó a su despido fulminante. Del amor de su vida sólo conoció el humo de las cenizas. Partió a la guerra para olvidarla, pero llegó a la paz. Vivió la vida a destiempo, y hace ya meses que le aguarda la muerte, pero él, que lo sabe, se hace esperar.

FERNANDO LEÓN DE ARANOA


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