Sabe el amor a savia tierna
que asciende por las venas,
a llamada vegeta
primigenia,
a densos ramajes
que convocan en la penumbra
suspiros de hojas trémulas,
bocas anhelantes
que musitan palabras
recién estrenadas,
la fiesta de los cuerpos
que se enlazan
hundiendo sus raíces
en tierra no hollada.
Sabe el amor a dulce tormenta
de madreselva,
a humedades frondosas,
a sudor de río,
a deseo que empapa,
como lluvia fértil,
la piel estremecida,
los ávidos labios.
Sabe el amor
a carne entregada.
Marc Chagall, Les Amants (1959)
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