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lunes, 9 de marzo de 2020

Versos a Gloria Fuertes por Beatriz Molina Lorca y María José Triguero Miranda

«Aunque no nos muriéramos al morirnos»:
Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.
Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.
(GLORIA FUERTES)

«Si viviéramos» 
Si viviéramos como si no fuera con nosotros la vida, sería como una muerte.
Vivir es que te abracen de improviso,

Vivir es libertad en tus fracasos.

Besar las nubes, luchar al unísono... y ser frente de ambos lados.
(Gloria Fuertes, Madrid, 1917-1998)

Solo soy una mujer 
Soy sólo una mujer y ya es bastante,
con tener una chiva, una tartana
un “bendito sea Dios” por la mañana
y un mico en el pescante.
Yo quisiera haber sido delineante,
o delirante Safo sensitiva
y heme, aquí,
que soy una perdida
entre tanto mangante.
Lo digo para todo el que me lea,
quise ser capitán, sin arma alguna,
depositar mis versos en la luna
y un astronauta me pisó la idea.
De PAZ por esos mundos quise ser traficante
-me detuvieron por la carretera­
soy sólo una mujer, de cuerda entera,
soy sólo una mujer y ya es bastante.
Gloria Fuertes

Paráfrasis/Versión (M.J.Triguero)
Solo soy yo. Lo siento.
No puedo escribiros nada
El llanto me nubla los ojos
presiona mi pobre garganta. 
Perdón si no soy esa bella estampa de mujer salvaje
poderosa, libre, luchadora, 
dueña de todos sus actos,
 de toda su vida.
 Yo solo pasaba por aquí
como dijo el bueno de Aute.
 Y de pronto se nubló mi mente.
Me faltan palabras.
 Solo soy una pobre mujer
que en silencio ahoga sus lágrimas. 
María José Triguero Miranda

domingo, 8 de marzo de 2020

Versos a Emilia Pardo Bazán por Manuela Vicente Fernández


Almas gemelas

Mitades de una gota de rocío
con que el mar, al beberla,
en lo profundo de su seno frío
cuaja una sola perla;
átomos del perfume de la rosa
que el viento mece unido;
notas que vibra el arpa melodiosa
iguales en sonido;
estrellas dobles que en el alto cielo
una órbita describen;
almas gemelas que en el triste suelo
de un pensamiento viven;
esto sin duda son los que se quieren
su fe guardando entera,
y acaso pasarán cuando aquí mueran
a amarse en otra esfera.

Emilia Pardo Bazán 

Almas completas (Reinterpretación o contraréplica)

Partes de un solo día
mitad luz, mitad sombra
que se unen y que funden
ocaso con aurora.
Razones que no entiende el corazón
como la cara y cruz de una moneda
pensamiento e intuición
que se completan.
Almas unidas en una sola alma
que en el celeste cielo son planeta
y cuerpos escindidos en un mundo
absurdo de materia.
Amor donde lo opuesto halla ese hilo
de plata que lo lleva a su reverso
y se entiende a si mismo y hace luces
 las sombras de su pecho.
Ese infinito amor que engendra el mundo
y vive siempre porque late eterno.

Emilia Pardo Bazán 1851-1921 Coruña-Madrid




Versos a Emilia Pardo Bazán por Manuela Vicente Fdez

Almas gemelas
Mitades de una gota de rocío
con que el mar, al beberla,
en lo profundo de su seno frío
cuaja una sola perla;
átomos del perfume de la rosa
que el viento mece unido;
notas que vibra el arpa melodiosa
iguales en sonido;
estrellas dobles que en el alto cielo
una órbita describen;
almas gemelas que en el triste suelo
de un pensamiento viven;
esto sin duda son los que se quieren
su fe guardando entera,
y acaso pasarán cuando aquí mueran
a amarse en otra esfera.
Emilia Pardo Bazán 

Almas completas (Reinterpretación o contraréplica)
Partes de un solo día
mitad luz, mitad sombra
que se unen y que funden
ocaso con aurora

Razones que no entiende el corazón
como la cara y cruz de una moneda
pensamiento e intuición
que se completan

Almas unidas en una sola alma
que en el celeste cielo son planeta
y cuerpos escindidos en un mundo
absurdo de materia

Amor donde lo opuesto halla ese hilo
de plata que lo lleva a su reverso
y se entiende a si mismo y hace luces
 las sombras de su pecho

Ese infinito amor que engendra el mundo
y vive siempre porque late eterno.

Emilia Pardo Bazán 1851-1921 Coruña-Madrid



Versos para Olga Orozco por Ainhoa M. Retenaga

“Les jeux sont faits”
¡Tanto esplendor en este día!
¡Tanto esplendor inútil, vacío, traicionado!
¿Y quién te dijo acaso que vendrían por ti días dorados en años venideros?
Días que dicen sí, como luces que zumban, como lluvias sagradas.
¿Acaso bajó el ángel a prometerte un venturoso exilio?
Tal vez hasta pensaste que las aguas lavaban los guijarros
para que murmuraran tu nombre por las playas,
que a tu paso florecerían porque sí las retamas
y las frases ardientes velarían insomnes en tu honor.
Nada me trae el día.
No hay nada que me aguarde más allá del final de la alameda.
El tiempo se hizo muro y no puedo volver.
Aunque ahora supiera dónde perdí las llaves y confundí las puertas
o si fue solamente que me distrajo el vuelo de algún pájaro,
por un instante, apenas, y tal vez ni siquiera,
puedo reclamar entre los muertos.
Todo lo que recuerda mi boca fue borrado de la memoria de otra boca;
se alojó en nuestro abrazo la ceniza, se nos precipitó la lejanía,
y soy como la sobreviviente pompeyana
separada por siglos del amante sepultado en la piedra.
Y de pronto este día que fulgura
como un negro telón partido por un tajo, desde ayer, desde nunca.
¡Tanto esplendor y tanto desamparo!
Sé que la luz delata los territorios de la sombra y vigila en suspenso,
y que la oscuridad exalta el fuego y se arrodilla en los rincones.
Pero, ¿cuál de las dos labra el legítimo derecho de la trama?
Ah, no se trata de triunfo, de aceptación ni de sometimiento.
Yo me pregunto, entonces:
más tarde o más temprano, mirado desde arriba,
¿cuál es en el recuento final, el verdadero, intocable destino?
¿El que quise y no fue?, ¿el que no quise y fue?

Madre, madre,
vuelve a erigir la casa y bordemos la historia.
Vuelve a contar mi vida.
Olga Orozco

A Olga Orozco, el misterio abarca la cualidad de lo ausente en su dimensión de absoluto
“La secuencia de tu nombre”
¿Es acaso conculcación
lo que hoy tu observancia, introspectiva y epidérmica,
atinente invoca?
¿Es tu propia celada, estentórea y arenosa,
capitulación de tu magnicida paridad?
¿Cuál de tus díadas es la que, bramante,
a mis dedos ladra?
¿Cuál tu incoación neurálgica?
¿Cuál tu oligarquía medular?
Con reverencia fetal te tornas cigoto,
y a mi vientre, mesiánica y discoidal,
su reciedumbre estatuyes cual inveterado arbitrio.
Mas no son tus arterias
cordillera barométrica de cumbre materna
y santificación advenediza.
¿Dónde la alquimia de tantas voces análogas?
¿Dónde las infancias de pulsión repetida
y niñas con fisonomía asimétrica?
¿Dónde el misticismo de lenguaje incesante
y sublimatoria inconsciencia?
¿Dónde tu postrimería de exordio mutilado?
En ti,
criatura de mirada innumerable y cismática dualidad,
en ti,
la adunación de tus simientes,
el futuro de los pretéritos que no viviste,
la ungida oración por tu eclipse lunar,
la reencarnación de tu yo, hecho sacramento.
En ti,
tras la metáfora de tu alameda,
la alegoría de tu sustantividad forjada.
Ainhoa Martínez Retenaga
Olga Orozco 1920-1999, Argentina

Versos para Olga Orozco por Ainhoa M. Retenaga

“Les jeux sont faits”
¡Tanto esplendor en este día!
¡Tanto esplendor inútil, vacío, traicionado!
¿Y quién te dijo acaso que vendrían por ti días dorados en años venideros?
Días que dicen sí, como luces que zumban, como lluvias sagradas.
¿Acaso bajó el ángel a prometerte un venturoso exilio?
Tal vez hasta pensaste que las aguas lavaban los guijarros
para que murmuraran tu nombre por las playas,
que a tu paso florecerían porque sí las retamas
y las frases ardientes velarían insomnes en tu honor.
Nada me trae el día.
No hay nada que me aguarde más allá del final de la alameda.
El tiempo se hizo muro y no puedo volver.
Aunque ahora supiera dónde perdí las llaves y confundí las puertas
o si fue solamente que me distrajo el vuelo de algún pájaro,
por un instante, apenas, y tal vez ni siquiera,
puedo reclamar entre los muertos.
Todo lo que recuerda mi boca fue borrado de la memoria de otra boca;
se alojó en nuestro abrazo la ceniza, se nos precipitó la lejanía,
y soy como la sobreviviente pompeyana
separada por siglos del amante sepultado en la piedra.
Y de pronto este día que fulgura
como un negro telón partido por un tajo, desde ayer, desde nunca.
¡Tanto esplendor y tanto desamparo!
Sé que la luz delata los territorios de la sombra y vigila en suspenso,
y que la oscuridad exalta el fuego y se arrodilla en los rincones.
Pero, ¿cuál de las dos labra el legítimo derecho de la trama?
Ah, no se trata de triunfo, de aceptación ni de sometimiento.
Yo me pregunto, entonces:
más tarde o más temprano, mirado desde arriba,
¿cuál es en el recuento final, el verdadero, intocable destino?
¿El que quise y no fue?, ¿el que no quise y fue?

Madre, madre,
vuelve a erigir la casa y bordemos la historia.
Vuelve a contar mi vida.
Olga Orozco

A Olga Orozco, el misterio abarca la cualidad de lo ausente en su dimensión de absoluto
“La secuencia de tu nombre”
¿Es acaso conculcación
lo que hoy tu observancia, introspectiva y epidérmica,
atinente invoca?
¿Es tu propia celada, estentórea y arenosa,
capitulación de tu magnicida paridad?
¿Cuál de tus díadas es la que, bramante,
a mis dedos ladra?
¿Cuál tu incoación neurálgica?
¿Cuál tu oligarquía medular?
Con reverencia fetal te tornas cigoto,
y a mi vientre, mesiánica y discoidal,
su reciedumbre estatuyes cual inveterado arbitrio.
Mas no son tus arterias
cordillera barométrica de cumbre materna
y santificación advenediza.
¿Dónde la alquimia de tantas voces análogas?
¿Dónde las infancias de pulsión repetida
y niñas con fisonomía asimétrica?
¿Dónde el misticismo de lenguaje incesante
y sublimatoria inconsciencia?
¿Dónde tu postrimería de exordio mutilado?
En ti,
criatura de mirada innumerable y cismática dualidad,
en ti,
la adunación de tus simientes,
el futuro de los pretéritos que no viviste,
la ungida oración por tu eclipse lunar,
la reencarnación de tu yo, hecho sacramento.
En ti,
tras la metáfora de tu alameda,
la alegoría de tu sustantividad forjada.
Ainhoa Martínez Retenaga
Olga Orozco 1920-1999, Argentina

Recordando a Ángela Carter por Cristina Aguas Marco

fragmento de ÁNGELA CARTER tomado de su recopilación de cuentos La cámara sangrienta -Lobalicia- que insertó en su guion para la película del enlace que se adjunta al final.
                                                                            Lobalicia
Érase una vez un pueblo donde todos dormían y una loba subió del mundo de abajo al mundo de arriba. No quería hacer daño a nadie pero alguien sí le quiso hacer daño a ella, así que huyó corriendo, y huyó y siguió huyendo. Pobre criatura sin alma. Con el tiempo se te curará. Se le curó porque no era más que una niña que se había apartado del sendero del bosque y nunca olvidaría lo que allí encontró. Así que se dirigió de nuevo al bosque, y huyó, y huyó y volvió en busca del mundo de abajo.
                                                                      (Ángela Carter)
Reinterpretación:
La pequeña Lobalicita se había criado en el subsuelo y una clara noche de verano decidió visitar el pueblo de la superficie. No quería hacer daño a nadie pero alguien, de esos que luego duermen a pata suelta, sí le lastimó. Huyó con el alma herida y el miedo poniendo veloz latido a su retirada. Escapó hasta su refugio del mundo de abajo. Allí se curó lamiendo las pústulas. Fue el pago de una criatura fascinada por la espesura del bosque, lugar de su extraño origen, al que ya no pertenecía, pero donde podría regresar a voluntad guiada por la brújula que en aquella ocasión le robó a la Luna.
                                                                  Cristina Aguas Marco

(Ángela Carter, Londres,1940-1992)

                                                                  

Versos a Alfonsina Storni por Purificación Menaya Moreno

Alma desnuda (Alfonsina Storni)
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
(Alfonsina Storni)

Versión:
soy un alma desnuda en estos versos,
diente de león que vuela al cielo,
ese amor que se desgrana en mil besos.
Alma que cuando se pierde busca
el abrazo entre las ramas de un olivo
que cubre la tierra con su alfombra de estrellas.
Soy ese alma de lágrimas furiosas,
piel de pétalo extenuado
que se ahoga en su propio llanto.
Soy ese alma que se esponja
con el abrazo de un desconocido
a quien abre el libro de su vida
como si fuera su mejor amigo.
Y dice adiós al desconocido,
al mar al sol al mundo,
a los guijarros que crujen bajo las olas
arañando sus oídos.
Alma,
déjame descubrir la luz de tus sombras,
apartar las noches de orfidal fundido en negro.
Alma, yo te descubro
en el cajón de las fotos de mi madre
en ese espejo que me dice quién no soy.
Alma,
yo te desnudo y te visto de sol, de lluvia de flores
de cervezas en la noche
de amigas que te devuelven la risa.
Y entonces floreces, alma,
despiertas a los días llenos,
a las noches con sueños.
Y vuelves a ser, mi alma,
pétalo de terciopelo,
con aroma a flor de naranjo
y futuro en la mirada.
(Alfonsina Storni 1892-1938)

Recordando a Emily Brönte por Marta Navarro

¡Oh estrellas, y sueños, y delicada noche!
¡Oh noche y estrellas, volved!
¡Y escondedme de la luz hostil
que no calienta, sino que quema!
(Emily Brontë)
Y te marchas con el alba
Noche tras noche, en ese vago espacio que la vigilia del sueño separa, tu sonrisa invoco. Es entonces, en tan inasible frontera, tenue trasluz de una realidad desdibujada, que un repentino chispazo de emoción −¡oh, conjuro feliz!− mi mundo ilumina. Sueño contigo, bello espejismo siempre inalcanzable. Estás en mí. Escondida en algún rincón de mi cabeza. Una sombra del pasado. Un duendecillo burlón que se ríe de mí y no se deja atrapar aunque, a veces... sí, por un momento, casi creo a veces poder sujetarte. Luego te desvaneces, la magia desaparece y el día comienza. Llora el poeta su dolor. Sangran sus versos.
Emily Brönte (Reino Unido, 1818-1848)

Versos a Alejandra por Pilar Alejos y Gladys Alonso

SUEÑO
(Alejandra Pizarnik)
Estallará la isla del recuerdo.
La vida será solo un acto de candor.
Prisión
para los días sin retorno.
Mañana
los monstruos del buque destruirán la playa
sobre el viento del misterio.
Mañana
la carta desconocida encontrará las manos del alma.
SUEÑO
(Creación de Pilar Alejos)
Erupcionará el volcán de la memoria.
La vida suspirará cenizas de añoranza.
Cadenas
para un tiempo de silencio.
La luz
barrerá las sombras que se ocultan
tras las murallas del olvido.
Al amanecer
el hado devolverá al alma herida sus alas.

(Alejandra Pizarnik 1936-1972)
CUARTO SOLO
(Alejandra Pizarnik)

Si te atreves a sorprender
La verdad de esta vieja pared
Y sus fisuras, desgarraduras,
Formando rostros, esfinges,
Manos, clepsidras,
Seguramente vendrá
Una presencia para tu sed,
Probablemente partirá
Esta ausencia que te bebe.
SOLILOQUIO 
(Creación de Gladys Alonso)
Si te asombran
Las realidades de la vieja casona
Y sus grietas, herrumbres,
Formando cuerpos, figuras,
Ojos, fantasmas
Ha de encerrar
Una presencia para tus ansias
Y llenará la ausencia
Que te habita.