Para entrevistar a Cristina Aguas hemos contado en esta ocasión con una entrevistadora muy especial, su propia hija, Claudia Pacheco Aguas, estudiante de periodismo. Nadie mejor que ella para indagar en su trayectoria y activar los resortes adecuados para que Cristina, autora reservada donde las haya, nos hable de cómo surgió en ella el gusanillo de las letras y cómo fueron sus comienzos armando relatos.
Cristina Aguas Marco nació en Zaragoza. Empezó escribiendo en
cuadernos de espiral con papel cuadriculado y en librillos que ella misma encuadernaba.
Torturaba a sus amistades con los primeros esbozos literarios como el que
enseña los vídeos de las vacaciones sin importarle las caras de aburrimiento
general. Veinte años tuvieron que pasar hasta que presentó un cuento en 2016 al
certamen convocado por una biblioteca, que no ganó, pero le cogió el gustillo
al asunto. A continuación, participó con microrrelatos en un concurso
radiofónico. En esa ocasión sí se llevó algún premio y fue seleccionada para la
final de la temporada. Nunca agradecerá lo bastante ese momento porque supuso
la decisión de lanzarse definitivamente a una loca carrera. Desde entonces
tiene relatos publicados en varias antologías, colabora en revistas digitales,
escribe guiones y participa en diversas webs literarias.
Damos paso a la entrevista entre madre e hija:
Claudia Pacheco- En cuanto a tus inicios, ¿crees que si hubieses empezado antes habría
sido más complicado conseguir la visibilidad que tienes ahora?
Cristina Aguas- Gracias por
apoyarme pero mi visibilidad actual es relativa. Hay mucha competencia. Todo
depende de la importancia que le des a escribir y hasta donde quieras llegar.
En el momento de presentarte a concursos, abrir un blog y aprender, sobre todo
aprender, ya no lo puedes dejar. Soy un poco vaga a la hora de promocionarme
porque estoy en la antesala de los libros que vendrán y tiendo a no dar
importancia a pequeños escritos que considero menudencias; luego me doy cuenta
que transmiten a los lectores y la humildad me abandona. Tendré que echar mano
de un agente para que se preocupe de esos asuntos, lo veo venir.
CP- ¿Consideras pues el
mundo de internet y las redes un vehículo adecuado para tus objetivos?
CA- Claro. El mundo
interconectado te ofrece posibilidades para darte a conocer y visitar plataformas
de interés, a otros escritores o personas que tengan tus mismas inquietudes,
para no quedarte aislada. Si te tomas esto en serio como algo más que una
afición, has de sopesar sus exigencias, invertir horas, ganas y empeño. Las
redes también tienen particularidades y hay que saber utilizarlas, no
desviarte, potenciar sus ventajas, tener en cuenta sus inconvenientes y
aprender de los errores.
CP- Como por ejemplo, ¿qué
errores?
CA- Si no estás, no
existes. Caes en el olvido. En temporadas de barbecho literario me despisto o
leo mucho, pero lo considero un tiempo bien invertido. También tengo tendencia
a no ser pesada con mis textos, por aparente falta de constancia, aunque la
realidad es que no puedo dedicarme a escribir tanto como desearía. Me faltan
horas en el día. Lo que me da de comer son los números actualmente, no las
letras, y es complicado conciliar ambas cosas. Necesito un mecenas, lo veo
venir también.
CP- Eso me lleva a preguntarte
por tu proceso creativo.
CA- Las ideas surgen de
cosas mínimas. Si me tengo que documentar sobre una época o entorno que me
resulta desconocido, soy muy concienzuda. Tengo carpetas, en plural, de «ideas
futuros», así se llaman, con una situación, una frase o un arranque. Escribo
rápido porque cuando me pongo a ello tengo la historia completa en la cabeza,
pero antes era más espontánea y ahora reviso una y otra vez. Sigo comenzando mis historias a mano y no las paso al
ordenador hasta que están maduras para crecer o ir a la papelera.
CP- ¿Cuál es el motivo que
te impulsa a escribir?
CA- El placer, la necesidad,
la envidia y dar salida a la imaginación que no puedo contener.
CP- ¿Envidia?, queda
extraño. ¿Pongo eso o lo quieres explicar?
CA- Sí. No. Es una
sensación que tienen muchos escritores aunque lo reconocen con otras palabras. (Sonríe)
CP- Hablas de relatos pero
no mencionas otros formatos que también tocas.
CA-
El microrrelato no es mi favorito pero me muevo bien por él, me ha dado
satisfacciones y supongo que me las seguirá dando. La condensación que
requieren va un poco en contra de mi incontinencia cuando me lanzo a escribir.
Estoy más cómoda con el cuento porque me permite dar a una historia la
extensión que pide si es el caso. También me interesa el guion para audiovisual.
Escribí el primero en 2017, lo presenté a un concurso y me sorprendió que fuese
seleccionada. El cine, y también la música, se cuelan habitualmente en mis
escritos; son unos temas sobre los que también me gustaría escribir en
publicaciones no literarias, a modo de artículos.
CP-
Hablando de cine, interpreto que como inspiración, ¿alguna película te ha
movido a escribir? El tópico de qué autores literarios que te han influido te
lo dejo para que lo contestes si te parece. ¡Hala!, dos preguntas en una, pero
a ver si eres un poco más breve.
CA-
Muchas y ninguna. Una película no me inspira para eso. Te podría decir que
libros sí porque te dejan el poso de estilo, temas, descripciones, y te influyen
o mueven a escribir si tú quieres escribir, pero el cine no, al menos una
película completa no, es un disfrute personal, pero lo reconozco como un
referente en mi forma de expresarme. Me han dicho en más de una ocasión que
algunos de mis relatos se visualizan al leerlos como si estuviesen filmados. Son
dos lenguajes muy diferentes pero en resumen recrean una ficción de tu cabeza y
transmiten al lector o al espectador un mundo irreal que toma forma en quien lo
recibe de variadas maneras a veces. Sobre mis escritores de referencia, te diré
que cuando otros niños pasaban de «Las aventuras de los cinco» a las aventuras
más adultas, yo lo hice devorando a Poe, Julio Verne, Tolkien, Cortázar,
Dostoiewski y clásicos que compraba baratos en la papelería del barrio cuando
se le quedaban números atrasados de colecciones. Después modernicé mis gustos, pero
me siguen encantando las librerías de viejo.
CP- Te me has venido arriba
en la entrevista y ahora me gustaría preguntarte: ¿Consideras como perfecta
alguna de tus historias?
CA- Sí. Le tengo mucho
cariño a varias, no especialmente premiadas. Cuando las terminas sientes que no
debes tocar ni una coma. Son la plenitud misma y te animan a seguir por este
camino. Algunas son inéditas y otras están publicadas.
CP- Para finalizar, ¿qué es
lo último que has escrito?
CA- Déjame que piense… es
difícil. No encadeno una historia tras otra. Tengo siempre cosas esbozadas, a
mitad o en reposo. La semana pasada finalicé un cuento inspirado por un sueño, escribí
un micro de terror, le di un empujón a una extravagancia de humor absurdo y
disfruté con un relato de ciencia ficción con pinceladas negras y rosas que
pinta muy bien.
CP- ¿Y el libro para
cuándo?
CA- Llevo en mente
recopilar relatos de forma inminente. La novela llegará también en un futuro,
lo veo venir.
Biografía literaria
Publicaciones
· Amor
kilómetro cero Autoedición,VVAA.
Relato seleccionado.
· Palabras
que volaron, del blog
50Palabras, VVAA. Microrrelato seleccionado.
· Miedo
en tus ojos de Ojos
Verdes Ediciones VVAA. Microrrelato seleccionado.
· Rigor
Mortis y otros relatos de humor actual, Editorial Verbum del II Concurso de Relatos Breves de Humor
Enrique Gallud Jardiel.VVAA. Relato seleccionado.
· Los
círculos del infierno y otros relatos, Centro de Estudios
Borjanos-Institución Fernando el Católico, del IV Concurso de Microrrelatos
Aragón Negro-Ciudad de Borja 2019. VVAA. Segundo premio.
Reconocimientos
· Concurso de microrrelatos de la FABZ 2016.
Mención destacada en web.
· Aragón Radio, espacios Erase otra vez 2016
y Relato imposible 2017. Varios microrrelatos.
· 22ª Edición FESCILA-Festival de Cine de La
Almunia de Dª Godina. Guion para cortometraje seleccionado.
·
Microduelos a sangre en Luminaria, I Encuentro de
narrativa fantástica de Zaragoza 2019. Segundo premio.
· Concurso de Microrrelatos Lenteja de
Tierra de Campos 2020. Primer premio.
Colaboraciones digitales y Otros
· El Callejón de las Once Esquinas -Blog
· Revista Internacional miNatura
· Esta noche te cuento -Blog
· 50Palabras -Blog
· Espectáculo lírico-literario «Händel en blanco y negro»,
del FAN-Festival Aragón Negro 2018.
Blog de la autora
Blog de la autora
MAGIA VERDE
La revista Viajentureros regaló un bálsamo con el que, según la etiqueta
firmada por el reputado doctor chino Fu Mandó, sentiría al instante el efecto
de la flora tibetana en mis piernas cansadas.
Me noté rara tras la primera aplicación pero continué untándomelo porque olía genial, hasta que un día no me reconocí en el espejo. Una abominable pelambrera cubría mis extremidades. Ya no salgo. Unos chicos del patio de luces me fotografían para las redes. Su padre les ha explicado que tal vez, como soy una excéntrica escritora, esté probando un disfraz para la presentación de mi último libro. Me parece que no le creen. Siguen con la morbosa curiosidad de espiarme por turnos.
Nos espiamos mutuamente.
Cristina Aguas
EN UN SALÓN FRANCÉS
Madame Sauvignon organizaba las mejores tertulias. La luz de las velas
se multiplicaba en su villa al norte de la ciudad con espejos de fantasía. Su
salón estaba abierto a literatos en ciernes, a músicos emergentes, a genios
cargados de ilusiones de no importaba qué edad y en general a cualquier
buscador de un refugio al atardecer en buena compañía o simple calor humano. La
cuestión era acabar el día junto a medio centenar de ojos que observaban con el
mismo deleite de mutua comprensión haciendo de la felicidad un manjar que se
podía tomar a sorbos o a cucharadas. Si querías ser alguien en la sociedad
parisina tenías que frecuentar con cierta asiduidad el lugar. La anfitriona era
espléndida en regalar los sentidos de sus invitados, una mujer hermosa y jovial
cuyo principal encanto se basaba en escuchar a todos, en querer agradar sin
medida y en valorar por igual a propios y extraños. Nadie en su casa se sentía
desplazado por muy diferente que fuese su condición. Propició conexiones
culturales, políticas y financieras difíciles de imaginar si no hubiese sido a
través de su prudente mano. Le adoraban, y por tal motivo su alma brillaba
satisfecha con la inocente alegría de quien ha conseguido el mejor papel en la
obra de su vida, pero inesperadamente su chispa se apagó de manera cruel.
Las reuniones continuaban realizándose en un palacete abierto como
siempre aunque ella no asistía. Los amigos murmuraban. Hizo un enigma de sus
ausencias disfrazándolas de viajes ineludibles, indisposiciones pasajeras y
mentiras a las que no había sido nunca aficionada. Cuando reunía el valor
suficiente para bajar a tomar una copa de champagne o mordisquear un pastelillo
de crema, su actitud era taciturna, ausente e impasible. Madame Sauvignon se
había enamorado como nunca le había pasado. Su corazón estaba fuera de control
cuando Louis aparecía, tan seguro, tan correcto, tan formal, recitando su
último poema cuya musa no era ella o bailando un minuet rozando otras manos que
tampoco eran las suyas. La reina del salón se había vuelto invisible. El amor
le producía tal parálisis que su boca seca solo acertaba a cruzar con él
palabras intrascendentes, y siendo por lo habitual una mujer aguda e
inteligente, quedaba anulada por una conversación desordenada, ocultando sus
verdaderos sentimientos y no queriendo tirar de un carro en el que, comprendía,
nunca se iba a montar. Dormía poco y mal. Comía lo imprescindible. Se ahogaba
en las lágrimas que se negaban a salir por sus ojos. No perdía la esperanza
pensando que mañana todo cambiaría y llegaba el nuevo día sin ser diferente al
anterior. Amó hasta desquiciarse. Se consumió en una fiebre continua por unos
labios y un cuerpo inalcanzable.
Murió cuando el invierno abandonó de puntillas el jardín, como ella
misma, en silencio. Él nunca supo cómo había vaciado su vida. La fuente se secó
cuando ella partió, pero en primavera brotó a su lado un rosal dicen que regado
con las lágrimas finalmente liberadas por el fantasma de Madame Sauvignon. Los
enamorados ofrecen esas flores a sus damas, incluido Louis, que sigue bailando
el minuet en otro salón francés, como si nada.