Recibimos en el blog a una escritora y compañera de letras del espacio creativo ENTC (Esta Noche te Cuento) que tiene alma de narradora desde niña, como sus escritos demuestran; pero dejemos que sea ella, como buena cuentista, quien tome la palabra para hacernos partícipes de cómo fueron sus inicios con la escritura.
La luna aún podía verse en el horizonte confundiéndose con
las farolas cuando salió de su casa. Llevaba una vara y una madeja de lana en
una bolsa. Bajó hasta el puerto donde subió a su barca de papel y se echó a la
mar.
Se cuenta que cada noche atraca en un puerto diferente y se
pasea por las calles mientras los habitantes descansan, recorre cada rincón
buscando los sueños de los que duermen. Con la lana atada en un extremo del
palo pesca los miedos, los anhelos y los delirios de la gente.
Una vez llegó a una aldea, en una casa a las afueras
encontró una mujer que no tenía sueños. Los había perdido de niña cuando le
abrazó la soledad perdiendo así la esperanza. El pescador curioso se acomodó a
su lado. Sintió su aliento desgastado de utopías ya olvidadas, de proyectos
desechados, de deseos incumplidos. El hombre sacó del bolsillo de su chaqueta un
saquito del que salieron ilusiones, alegrías y emociones. Después extrajo un
reloj cuyas manecillas estaban detenidas y con sus dedos suavemente las hizo
girar. Dejando a la mujer detrás de sí salió a la noche estrellada y volvió a
su mar.
Una estrella más mirando
al mar
Cada
vez que me iba de vacaciones sus palabras eran las mismas: “Disfruta ahora que
tú puedes”. Y me despedía con un beso y la mejor de sus sonrisas. A la vuelta
me recibía con una sonrisa aún más bella si cabe.
Ayer
hizo un año que se fue y mis recuerdos han acudido especialmente al pasar
por delante de su último hogar y entre ellos, ha llegado a la memoria uno que logra
dibujar especialmente una sonrisa en mis labios.
Aquella
soleada mañana de primavera al ver el cielo tan azul como el mayor de los mares,
me acerqué a la residencia con el coche en vez de caminando como solía hacer
con buen tiempo. Antes de acudir a la sala de estar, donde los mayores pasan
las horas sentados jugando a las cartas, tertuliando entre ellos o con
familiares que les visitan, o simplemente están, absortos en su propio mundo o con
suerte, mirando, a través de las ventanas, las ramas de los árboles agitándose
al viento. Esa mañana primero pedí en la enfermería las pastillas de mi abuela
y dije que me la llevaba a pasar el día conmigo, que no la esperaran hasta la
cena.
Al
verme mi abuela dirigiéndome hacía ella, dos rayos de la alegría iluminaron sus
ojos. Tras abrazarla le dije: “Abuela, hoy nos vamos de excursión”.
Agarrada
del brazo, como cualquier otro día cuando salíamos a pasear por el parque,
fuimos hasta el coche. Al salir de la ciudad me preguntó a dónde nos
dirigíamos, pues pensaba que simplemente íbamos a visitar algún barrio nuevo.
De vez en cuando la llevábamos algún familiar a pasear por las modernas
avenidas y jardines de los últimos barrios construidos y le decíamos: ¿te
acuerdas?, aquí antes había una serrería, o un almacén de madera, o campos
donde la gente venía a tomar el sol en los días de verano… y ella asentía.
Pero
no, aquél día íbamos a ver el mar. Esa inmensa masa de agua salada que mi
abuela tan solo conocía por imágenes, pues nunca había tenido la oportunidad de
sentir la arena de la playa jugueteando entre los dedos de los pies.
Tras
poco más de una hora, llegamos a un pequeño pueblo con un bello puerto pesquero
y una playa hermosa como el rostro de mi abuela cuando vio las olas agitadas
por una suave brisa primaveral.
Al
salir del coche tuve que agarrarla con fuerza, pues temblaba de emoción. Fuimos
hasta la arena donde la ayudé a descalzarse para caminar hasta la orilla donde
las olas abrazaron nuestros tobillos. Pasamos un rato contemplando el horizonte.
Los ojos de mi abuela brillaban como la espuma del mar en la cresta de las
olas.
Comimos
en un restaurante del puerto donde el pescado era el plato principal. Aún recuerdo
el olor de las sardinas en la parrilla.
Comenzamos
la tarde caminando junto al mar y la terminamos volviendo a la residencia para
la hora de la cena.
Las
enfermeras, al ver dibujada en la cara de mi abuela la emoción de un niño en su
fiesta de cumpleaños, le preguntaron qué regalo había recibido para llegar con
aquella sonrisa eterna y esos ojos brillantes como lunas reflejadas en gotas de
agua.
La
dejé narrándoles la experiencia vivida.
Volviendo
tras mis pasos, salí a la calle cuando las primeras estrellas empezaban a
encenderse como bombillas en el cielo; las mismas que contemplo ahora camino de
mi casa.
*
Relato Finalista en el VI Premio de relatos de
Mujeres Viajeras (2014) y publicado en el libro con el nombre del concurso.
Nostalgia de juventud
Estos días azules y este sol de la
infancia
me devuelven a la edad de mi hija.
Intento no pensar en los años que
pasan
y mi alma se va arrugando
como un paño enjugado de llanto.
Observo las nubes que pasan
transformando el cielo celeste
en algodones de plata.
La lluvia comienza a caer
confundiéndose con la lágrima
que también asoma.
Estos días azules y este verano que
llega
me transportan a la edad del juego.
Recuerdo los momentos vividos
y mi corazón se lastima
como un viejo libro por el uso.
Contemplo las cigüeñas que vuelan
como mis sueños en la mañana
y mis memorias con ellos.
La noche acude por el horizonte
mezclándose con la nostalgia
de un tiempo que quedó atrás.
Estos días azules y este sol que se
apaga.
Blanca Oteiza
*Poema realizado para un homenaje a
Antonio Machado 2011.
·
Finalista en el Certamen de relatos de Fuego de Palabras en Flor (2017), con el
relato La noche más corta formando
parte del libro antológico.
·
Finalista en el Certamen de relatos de Tierra de Palabras en Flor (2017), con el relato Bajo tierra formando parte del libro
antológico.
·
Finalista en el Certamen de relatos de Agua de Palabras en Flor (2017), con el
relato Llueve formando parte del
libro antológico.
·
Finalista en el II PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA BREVE VILLA DE MADRID 2017 (2017),
con el relato A cielo abierto formando
parte del libro antológico.
·
Finalista en el IV CERTAMEN DE RELATO TEMA LIBRE PALABRAS EN FLOR (2017), con los
relatos El viejo carrusel y La curiosidad mató al ratón formando
parte del libro antológico.
·
Finalista (bronce) en el I Concurso
de microrrelato erótico Miss Deseo (2016), con el relato Clases particulares.
·
Finalista en el III Concurso de
microrrelatos "Inspiraciones nocturnas" de Diversidad Literaria
(2016), con el relato Viajero nocturno, formando parte del libro antológico.
·
Finalista (plata) en el II Concurso de Poesía Homenaje a Mario
Benedetti de Editorial Pasos (2016),
con el poema Chocolate y nata
formando parte del libro antológico.
·
Finalista en el II CONCURSO DE RELATO TEMA LIBRE PALABRAS EN FLOR (2016), con el
relato Extraviado formando parte del
libro antológico.
·
Finalista en el III Concurso Literario
de Microrrelatos Erótico-Románticos. “Sin Aliento” de Art Gerust Editores
(2016), con el relato Imaginación y
juego, formando parte del libro
antológico del concurso.
·
Finalista en el Concurso de Poesía
“Tiempos Pasados” Homenaje a William Shakespeare de Art Gerust Editores
(2016), con el poema Durmiendo sobre el
río, formando parte del libro
antológico del concurso.
·
Finalista en el CONCURSO DE RELATO TEMA LIBRE PALABRAS EN FLOR (2016), con el
relato Se fue tras la tormenta, formando
parte del libro antológico.
·
Ganadora en el II CONCURSO INTERNACIONAL DE ILUSTRACIONES HISTORIADAS “Cuenta que te
cuenta hasta 150” (ilustración nº 36), (2016), con el relato Cobijo.
·
Finalista en el I Concurso de Microrrelatos de Terror en honor a Gustavo Adolfo Bécquer
y sus Leyendas de Hipujo Libros (2015),
con la obra Las notas del silencio, formando parte del libro Retazos de
terror.
- Finalista
en el VII Premio de relatos de
Mujeres Viajeras
(2015), con el relato Verano en azul y blanco, formando
parte del libro del VII Premio.
·
Finalista en el I Concurso de Poesía “Luz
de Luna” de Diversidad Literaria (2015), con el poema Viaje a la Luna, formando
parte del libro antológico del concurso.
·
Finalista en el Concurso de Poesía
Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer de Art Gerust (2015), con el poema Tus ojos no dicen lo mismo que tus labios, formando parte del libro antológico
del concurso.
- Finalista
en el VI Premio de relatos de
Mujeres Viajeras
(2014), con el relato Una estrella más mirando al mar,
formando parte del libro del VI Premio.
- Tercer
clasificado en el I Certamen Literario de Microrrelatos en
la Radio (En camisa de
once varas de Radio Castilla la Mancha y Verbalina) (2014), con el
microrrelato Rescate.
- Finalista
en el 3º Certamen Literario de Relato Breve La Fragua del Trovador (2014),
formando parte de la Colección de Cuadernos de Narrativa "Palabras
Contadas" con el relato Resaca de recuerdos.
- Finalista
en el 2º Certamen Literario de Relato Breve La Fragua del Trovador
(2013), formando parte de la Colección de Cuadernos de Narrativa
"Palabras Contadas" con el relato Escenario callejero.
- Ganadora
en el Concurso B.O.Y. (BERSION ORIGINAL YNFANTIL) de Esta Noche te
Cuento (2013) con el relato Reflexiones bajo el insomnio.
- Finalista
en el I Concurso Internacional de Cuento Breve Cada Loco con su tema (Mexico)
(2013), con el cuento Y de repente, silencio.
- Finalista
en el I Concurso de Microrrelatos Revista Archivos del Sur (Argentina)
(2012), con el relato Los sonidos del silencio.
- Ganadora
en el Concurso “Érase una vez… tu cuento Nenuco” (de Famosa) (2011),
con el cuento infantil El coleccionista de nubes.
- Finalista
en el III Concurso Nacional de Relatos de Mujeres Viajeras (2011),
con la obra Mi hija de equipaje, formando parte del libro del III
Concurso.
- Semifinalista
en el I Concurso Internacional de Micro Relatos “La Cesta de las
Palabras” (2011), con la obra Fantasmas Nocturnos, formando
parte del libro “Misterios para el sueño”.
- Semifinalista
en el I Concurso Internacional de Poesía “La Cesta de las Palabras”
(2011), con el poema Un día más.
- Ganadora
en el Concurso de Relatos Inspiración de los Vinos de la España de Don
Quijote (2010), con la obra Tinto, Blanco, Rosa.