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viernes, 11 de mayo de 2018

"Física cuántica"


Nunca pude decidirme. En ningún asunto.  ¿Cereales o galletas?, ¿fresas o plátano?, ¿vestido rosa o azul?, ¿fichas blancas o negras? Prefería dejar que otro tomase partido, sin importar la trascendencia de la elección. Qué denodado esfuerzo decantarme por una sola opción: ¿Café o té?, ¿gimnasia o ballet?, ¿ciencias o letras?, ¿derecho o filología?, insufrible zozobra por nimia que fuese la deriva de la decisión.  
Así, había llegado a ignorar quién era yo, mejor dicho, era "doña Dudas". Aunque con reservas, ya me había resignado a mi penosa condición. Nadie, después de conocerme, se interesaba por mi criterio: "¿Querida, vamos al cine o al teatro?", ¿"mamá, pizza Carbonara o Boloñesa?, que decidan por mí  constituye a la vez un agravio, por cuanto menosprecia mi valía como persona,  y un alivio, por cuanto me libera de una carga. Pero hoy, por casualidad,  he comprendido mi verdadera naturaleza. Fue en una de esas tiendas modernas de decoración, al ver el mensaje pintado en un cuadrito de madera. Tres renglones con caritas: "Soy un neutrón :😔. Soy un electrón.-L. ¡Hurra, soy un protón:+J!". Entonces lo comprendí: Uno no puede evitar ser lo que es. Y yo soy un Bosón,  es decir: una partícula elemental que no cumple el principio de exclusión de Pauli, por lo que ¡puedo estar en dos estados cuánticos a la vez! ¡Bravo! ¡Quizás en otro universo paralelo,  otra yo está eligiendo café en vez de té, o esquiando en Suiza en vez  de estar en una tienda! ¿No es maravilloso descubrir que la vida no se reduce a esto o aquello, sino que en alguna otra dimensión o espacio-tiempo, este caminar tuyo entre  espinas discurre por un sendero de rosas?

©María José Triguero Miranda.
Imagen de Internet


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