jueves, 8 de junio de 2023

Lucía García: La literatura es el arte que mantiene al niño interior

 

Lucía García

Hola, Lucía. Muchas gracias por aceptar la invitación y compartir con nosotras esta charla sobre libros y letras. Háblanos un poco de ti y de tus inicios literarios; lecturas que te influyeron, edad en la que comenzaste a escribir…

Creo que los libros siempre han estado en mi vida de una forma u otra. Mi abuelo paterno era amante de la lectura y todavía recuerdo cuando se sentaba en la silla del comedor o de la terraza a leer libros enormes. Comencé a leer y a escribir a los ocho años. Empecé por Memorias de Idhun, una trilogía de novelas de fantasía juvenil que consiguió que se despertasen mis ganas de escribir y crear historias. Poco a poco me adentré en el mundo de las trilogías y sagas juveniles cómo Crepúsculo, Los juegos del Hambre o incluso Divergente. Mis primeros relatos eran una mezcla de estos libros pero cambiando alguna que otra cosa. Era la típica niña que utilizaba sus cuadernos de clase para escribir en las horas muertas y en los recreos. A los dieciséis años comencé con el Taller de escritura para jóvenes en la escuela de Clara Obligado. Fue ahí dónde conocí a Carmen Peire, presidenta de AMEIS. Ella fue la persona que me enseñó no solo a mejorar mi escritura sino también a saber borrar, que es algo también muy importante.  Intento leer y escribir todo tipo de géneros, aunque hay uno en el que me siento muy cómoda. Empecé la carrera pensando que la ciencia ficción trata de alienígenas que se meten en cuerpos de seres humanos, naves que están en constante lucha por el espacio exterior y villanos súper malvados que tienen rayos para acabar con toda la humanidad. No puedo decir si he salido de la carrera universitaria con algún conocimiento sobre teoría de la literatura Lo que sí puedo decir con total sinceridad que las clases de Fernando Ángel Moreno han conseguido que expanda mi realidad hasta el infinito y más allá. Soy de las que piensa que la ciencia ficción no habla del futuro ni hace predicciones, realiza una reflexión sobre el presente. Descubrir la ciencia ficción y enamorarme de Star Wars ha sido uno de los regalos que me ha dado la carrera.

 

Cómo surge tu proceso creativo, en qué te inspiras, rituales que sigues.

Realmente no sé si tengo un proceso creativo cómo tal. Es cierto que desde que comencé a escribir el proyecto en el que estoy, intento llevar unos horarios pero con la rutina que tengo, los estudios y el podcast de «La Caverna de Lu»  me resulta complicado. Cuando tengo una idea intento apuntarla en cualquier papel o en las notas del teléfono. Normalmente escribo mis relatos inspirándome en las pequeñas cosas: una charla, una canción que he escuchado, un sueño, un viaje en metro, una frase… No sé si le pasará al resto de escritores pero los nombres propios también hay veces que me inspiran una historia. Primero tengo el borrador, es decir, el documento dónde no hago modificaciones para nada ni corrijo. Ese borrador no lo toco  por lo menos unos días antes de retocar algo. Hay veces que lo leo en el taller para recibir opiniones de otras personas. Los comentarios de la gente del taller siempre me ayudan a pulir ciertas cosas en las que quizá yo no hubiese caído.

Después hago las correcciones que requiera el relato. Si está inspirado en una canción, escucho la canción e intento sacarle el jugo necesario. También las clases de la carrera han inspirado varios de mis textos. Cuando analizo textos de otros autores, ya sean antiguos o contemporáneos siempre me fijo en las cosas que hay que hacer y en las cosas que me chocan.  No solo hay que aprender de lo bueno,  también hay que leer esas novelas que a simple vista parecen no aportar nada. Vamos, lo que se llama “baja literatura”, aunque no es un término con el que esté de acuerdo.

 

Aportes de la escritura en tu vida o, en última instancia, qué es lo que te lleva a escribir.

La escritura me aporta felicidad, es mi modo de huir de la realidad en los momentos más complicados. Para mí, es la forma que tengo de crear una realidad alternativa en la que sentirme cómoda después de un día duro. También me permite meterme en la piel de otra persona, sentir lo que siente. Disfruto creando historias para mantener viva a mi niña interior. Es cierto que algunos textos que he escrito me han hecho sentirme incómoda pero pienso que retratan una realidad de la que también hay que hablar. Para mí la escritura me permite entender lo que es más abstracto. Todo el mundo sabe lo que es el amor, la paz, la justicia y otros conceptos pero casi nadie encuentra una definición que sea unánime para todo el mundo.

Pienso que la literatura es precisamente el arte encargado de llegar a los conceptos que no pueden ser descritos de forma matemática. La literatura es el arte que mantiene al niño interior. Sinceramente es una pena que se quite del plan educativo a ciertas edades por no producir un conocimiento útil. Creo que al ser humano en un momento determinado de sus estudios se le arrebata la capacidad de imaginar y es muy triste.

¿Qué me incita a escribir? La necesidad de construir una realidad apartada de la vida cotidiana. Es mi forma de rebelarme contra el mundo adulto manteniendo la imaginación y las ganas de seguir creando cosas. La literatura me permite decidir qué miles de vidas quiero vivir, en qué aventuras me voy a embarcar y qué mundos voy a visitar.

Otra de las cosas que aporta la escritura a mi vida es la gente bonita que he conocido. Cuando empecé no me imaginaba tener a gente con la que poder debatir sobre libros y poder disfrutar de lo que escribimos. Puede parecer un acto solitario pero la literatura une personas y eso es muy gratificante.


Biografía literaria

Lucía García (2000) es estudiante del Máster de Estudios Literarios y graduada en Literatura General y Comparada en la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó a interesarse por la literatura cuando tenía ocho años y desde los dieciséis asiste a talleres de escritura creativa. En 2016 realizó prácticas en las librerías de Con Tarima y Sin Tarima con el proyecto de 4º+Empresa de la Comunidad de Madrid. Es miembro de la Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras (AMEIS) desde su creación. Sus relatos han aparecido en tres libros colectivos: Esas que también soy yo (2019, Ménades Editorial), Las cerezas también sangran (2020, Ediciones Evohé) y Si cerca hubiese un mar (2023, Las lolas editorial). Tiene un blog llamado La Caverna de Lu y un podcast del mismo nombre donde habla de literatura.


Textos

Órbita Existencial[1]

Puedo ver esa bóveda celeste desde el ojo de buey de la nave. Cuando era pequeña me asomaba a la

ventana imaginando qué había, más allá de aquellos cuerpos brillantes que iluminaban la noche. Estoy en la nave. Frente a mí hay un cuadro de versátiles tonalidades. Da vértigo ver todas aquellas luces diminutas pertenecientes a cada ciudad del planeta.

«Un pequeño paso para la mujer, un gran paso para la humanidad.»

Medito en silencio y dejo que la inmensidad galáctica me arrope.

Él

He visto un pintalabios rojo cereza.

Tenía uno igual.

Me encantaba  llevarlo con el vestido gris.

Me lo compraré para pintarme los labios en la calle.

Hace mucho tiempo que no me siento guapa…

Cuando me miro al espejo no me gusta lo que veo.

Al menos lo tengo a él.

Siempre me dice que es porque me ama.

Es tierno… aunque a veces pierde el control, como anoche. 

Sé que se arrepiente.

¿Cómo no perdonarlo?

A veces el amor duele.

 

Salitre

A mi madre le gustaba mucho el verano. Siempre decía que el tiempo se alargaba cuando estaba de vacaciones, por ello aprovechaba a abastecerse de tesoros en las librerías al finalizar la primavera. Se sentaba en su silla de playa color morada, la arena cubría sus pies todavía blancos lechosos. Nos adentrábamos en el agua mientras las olas mecían nuestros talones, el tiempo se paraba mientras saltábamos riendo. Leía y recuerdo la tranquilidad que tenía pasando las páginas, reteniendo los detalles.

Poco a poco, los recuerdos fueron disipándose de su mente a pesar de que seguí arrastrando su silla por el paseo marítimo de aquella playa, contándole historias y anécdotas que habíamos vivido con el fin de refrescarla más que aquella agua del Atlántico. Nos reíamos con las gaviotas y todo parecía volver a la normalidad, aunque solo fuese en ese instante.

Aquel verano las manecillas volvieron a girar en aquella playa cuando ella se fue. Yo estoy en esa silla, mi hija me observa con semblante tranquilo. Sin duda mi madre tenía razón al decirme: «—Saborea cada instante, no todos los veranos son eternos». Dejo que el salitre me embriague, masticando aquella frase. 

 



[1]     Publicado en el número de abril 2023 de la revista Carta Local 



Más sobre la autora en: 

La caverna de Lu (pinchar aquí)

Podcast La Caverna de Lu

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