lunes, 25 de noviembre de 2024

Lecturas 25N 2024

 

Lecturas 25N 2024

Para visibilizar este 25N varias autoras compartimos lecturas. Gracias a todas las autoras participantes:



Ángel de la guarda (Norma Yurié Ordóñez)

Cada noche se repite el mismo festín, los guardias del albergue se precipitan sobre las pequeñas. Cansada, con torpe aleteo, intento impedir que engullan a la primera mientras llevan la segunda a rastras.
Después de tragarlas a todas se disputan las últimas plumas de mi cuerpo caído. 

Norma Yurié Ordóñez




Hay un camino (Angélica Morales)

Hay un camino dentro de nosotras,
algo sinuoso y con la luz dormida,
algo que se va estrechando en la memoria.
Pero sé que hay un camino entre nosotras
de hombres buenos
y margaritas
de boca de viento
en la que danzan heridas suaves,
casi imperceptibles,
como si se quisieran ir.
Hay un camino, debes creerme, 
que le da a comer a nuestros huecos,
que amamanta la sed de nuestros relojes,
que deja caer
el dolor
como si fuesen granos de uva dulce.

Angélica Morales Soriano





Ella rompió el círculo (Sol Gómez Arteaga)

Se lleva la mano al pómulo, amoratado e hinchado. Le duele, pero se siente súbitamente aliviada por la decisión que acaba de tomar. Hoy por primera vez a la entrada de urgencias ha contado todo, los golpes, los gritos, las amenazas, y ahora espera a que llegue la policía y le acompañe a declarar. Hoy, después de todas las oportunidades que le ha dado a lo largo de los seis años de relación, la oportunidad se la da a ella misma. El camino que tiene por delante no es de rosas, -las que él le regalaba con cada reconciliación-, ni de promesas, -le prometió tanto, lo último llevarla a París-. Pero es el suyo, su camino, y si alguna vez viaja a la ciudad de la luz, lo hará sola.

Sol Gómez Arteaga


Obstrucción callejera (Rosa Campos)


Se topó, inesperadamente, con el dinosaurio al final de la calle, sentado y de espaldas, obstruyéndole el paso con su inmensa mole, sin dejar resquicio entre esquina y esquina, entre acera y acera.

     Decidió no presentar batalla porque se olió ganas de tarde de cristales rotos en aquel espacio y no iba con ella la violencia, aun así, la mera obstrucción ya le había causado algún rasguño que se sumaba a los muchos sufridos, ser abogada feminista tenía esos reveses. Se volvió a casa porque un embalse de lágrimas estaba a punto de estallar y anegarla en plena calle y no quería dar tres cuartos al pregonero, ni dar equívocas muestras de impotencia.

      Entró derecha a la cocina, sin pasar por la sala para no preocupar a su marido, y bebió un vaso de agua para enviar la pena atravesada en el pecho derecha al intestino —digerirla se le hacía acuciante para poder buscar una solución—; las lágrimas le pidieron paso y no tuvo más remedio que dar rienda suelta al embalse.

       Pero su marido entró en la cocina porque había escuchado la llave girar en la cerradura y le extrañó el no recibir el “ya he llegado” de costumbre.

        —¿Qué te ocurre?

        Podía haberle dicho que la cebolla le hacía llorar, pero no había ni una cebolla en la encimera, ni en la mesa de la cocina, solo el vaso vacío de agua... Terminó contándoselo.

         —No quería decírtelo porque pensé que lo que no se comenta no existe... Pero, cómo ignorar a dinosaurios que obstruyen vías.

         —Obstruyen callejones sin salida que tú no necesitas —le dijo mirándola de frente—, solo eso. La igualdad que defiendes requiere calles despejadas, no callejones atascados, y tú sabes dar con ellas, bella abogada —concluyó sonriente, y con los ojos rebosantes de amor, llevándola a tocar el cielo.

      Aunque el dinosaurio no se cansó de ser barrera, ella agradeció poder ponerle perímetro y altura, ¡cuánto le facilitaba el descarte y la elección de vías!


Rosa Campos


SON (Lucía Novas Garrido)

SON a selvática serpe lamacenta, recuberta

de obsidiana, de lava candente; 

son a malísima feiticeira que agocha

a súa beleza entre sabugueiro e fento,

a que traballa de sol a sol para gañar

millo

e especias,

a das mans con calos e terra

de laboura intensa;

son a que goza do amor en montes bravurentos,

a que axuda ás poldras

a parir; 

son a que devorou a mazá, a que encarnada

de desexo

inxuriou

o poder establecido;

son a que se inunda de arroz, de fariña

e plenilunio;

son a que cría, a que alimenta, a que agarima,

a que ergue

espadanas neste mundo;

son o monstro de tentacións e pecado, son a

letra

escarlata

de pavo e calacús (terror enfeitado

de lenda): 

son a que camiña soa entre os areeiros

herbosos;

son a do aquelarre, o mito

que carga coas maldades; a gata voluptuosa,

sensual e indecente, a danzarina núa

que enche os corazóns

e é desprezada;

son Salomé, Lilith, Eva, Dalila (a mala,

a alimaria);

son a aldraxada, a violada, a vexada, a

pura, a infeliz, a apreixada entre gadoupas

brancas. 

Son

unha muller.


Lucía Novas Garrido

Cando calo (Moncha Prieto)

Quizais pensas que son a túa obra, que o tempo invertido na miña creación non foi perdido e estéril.

      Quizais ese é un criterio recorrente no teu maxín. Quizais o penses porque, cando escoito as túas disertacións e calo, debúxaseche nos beizos un aceno de vaidosa fachenda.

    Que lonxe andas de saber o que esconden os meus pensamentos cando te escoito calada:

     Para que non ceibes ira, escoito.

     Escoito para sementar calma nas treboadas. Treboadas que descargas, sen avisar, nos meus ríos de desesperanza.

     E calo. Calo pero non acepto. Cativa vinganza!.

     É difícil imaxinar que esa intelixencia privilexiada sexa incapaz de entender que cada palabra non dita é un fío que cortamos desta case inexistente comunicación. Cada silencio, unha ocasión perdida. Cada reproche, un rancor envelenado.

     Se fose posible que, por un momento, abrises a fiestra dos meus pensamentos, quizais entenderías...

     Quen sabe! Se esa visión desesperada acendese a túa razón, saberías por fin que son especial na miña autenticidade. Que non é preciso que tentes modelarme ao teu antollo, porque entón perdería o cerne que me fixo única, exacta, perfecta.

     Quero ser como son, como era a primeira vez que dixeches que me amabas. Non quero transformarme para que agora me ames. Non quero que me ames porque me transformaches.

    Permíteme ser eu para que poida vivir contigo.

    Permíteme ser eu para que poida vivir comigo.


Moncha Prieto


Recortables (Manuela Vicente Fernández)

Mientras su madre otea el horizonte y observa el exterior desde todas las ventanas de la casa antes de salir a recoger la ropa, Alicia despliega sobre la mesa toda su colección de muñecas de papel. Colorea sus vestidos y recorta sus accesorios: una pamela de verano para  Pili y un vestidito de flores para su peque. Ella no teme al lobo como mamá porque, al igual que la Alicia del cuento, es capaz de vivir entre personajes. Hoy a Pili le ha salido un pequeño morado bajo el ojo izquierdo, como a su madre la semana pasada, días antes de tener que mudarse a toda prisa a la nueva casa. Ahora, siempre que salen a pasear, su madre insiste en mimetizarse con el bosque y las dos visten esos apagados mandiles grises que les dio la abuela. Menos mal que en el armario de sus muñecas este color no existe y los verdes, amarillos y azules campan alegres por sus cuerpos, sin que nadie los vete.

Recortables

Mentres a súa nai escanea o horizonte e observa o exterior dende todas as fiestras da casa antes de saír a recoller a roupa tendida, Alicia estende sobre a mesa toda a súa colección de bonecas de papel. Colorea os seus vestidos e recorta os seus complementos: un sombreiro de verán para Pili e un vestido de flores para o seu pequeno. Non lle ten medo ao lobo como a mamá porque, como Alicia no país das marabillas, é capaz de vivir entre personaxes. Hoxe Pili recibiu un pequeno hematoma debaixo do ollo esquerdo, como a súa nai a semana pasada, días antes de que tivesen que mudarse con présa á nova casa. Agora, cada vez que saen a pasear, a súa nai insiste en mesturarse coas formas do bosque e ambas levan eses mandís grises aburridos que lles regalou a súa avoa. Menos mal que esta cor non existe nos armarios das súas bonecas e os verdes, amarelos e azuis deambulan felices polos seus corpos, sen que ninguén os vete.



Manuela Vicente Fernández





"Recortables" por Manuela Vicente Fernández


Con motivo do 25N quero compartir o texto Recortables, en edición bilingüe, publicado orixinalmente na web Esta noche te cuento.





Recortables

Mientras su madre otea el horizonte y observa el exterior desde todas las ventanas de la casa antes de salir a recoger la ropa, Alicia despliega sobre la mesa toda su colección de muñecas de papel. Colorea sus vestidos y recorta sus accesorios: una pamela de verano para  Pili y un vestidito de flores para su peque. Ella no teme al lobo como mamá porque, al igual que la Alicia del cuento, es capaz de vivir entre personajes. Hoy a Pili le ha salido un pequeño morado bajo el ojo izquierdo, como a su madre la semana pasada, días antes de tener que mudarse a toda prisa a la nueva casa. Ahora, siempre que salen a pasear, su madre insiste en mimetizarse con el bosque y las dos visten esos apagados mandiles grises que les dio la abuela. Menos mal que en el armario de sus muñecas este color no existe y los verdes, amarillos y azules campan alegres por sus cuerpos, sin que nadie los vete.

Recortables

Mentres a súa nai escanea o horizonte e observa o exterior dende todas as fiestras da casa antes de saír a recoller a roupa tendida, Alicia estende sobre a mesa toda a súa colección de bonecas de papel. Colorea os seus vestidos e recorta os seus complementos: un sombreiro de verán para Pili e un vestido de flores para o seu pequeno. Non lle ten medo ao lobo como a mamá porque, como Alicia no país das marabillas, é capaz de vivir entre personaxes. Hoxe Pili recibiu un pequeno hematoma debaixo do ollo esquerdo, como a súa nai a semana pasada, días antes de que tivesen que mudarse con présa á nova casa. Agora, cada vez que saen a pasear, a súa nai insiste en mesturarse coas formas do bosque e ambas levan eses mandís grises aburridos que lles regalou a súa avoa. Menos mal que esta cor non existe nos armarios das súas bonecas e os verdes, amarelos e azuis deambulan felices polos seus corpos, sen que ninguén os vete.






"Cando calo", un texto de Moncha Prieto

 

Con motivo do 25N, a escritora galega Moncha Prieto mándonos este fermoso e reivindicativo texto:

                            Cando Calo

     Quizais pensas que son a túa obra, que o tempo invertido na miña creación non foi perdido e estéril.

      Quizais ese é un criterio recorrente no teu maxín. Quizais o penses porque, cando escoito as túas disertacións e calo, debúxaseche nos beizos un aceno de vaidosa fachenda.

    Que lonxe andas de saber o que esconden os meus pensamentos cando te escoito calada:

     Para que non ceibes ira, escoito.

     Escoito para sementar calma nas treboadas. Treboadas que descargas, sen avisar, nos meus ríos de desesperanza.

     E calo. Calo pero non acepto. Cativa vinganza!.

     É difícil imaxinar que esa intelixencia privilexiada sexa incapaz de entender que cada palabra non dita é un fío que cortamos desta case inexistente comunicación. Cada silencio, unha ocasión perdida. Cada reproche, un rancor envelenado.

     Se fose posible que, por un momento, abrises a fiestra dos meus pensamentos, quizais entenderías...

     Quen sabe! Se esa visión desesperada acendese a túa razón, saberías por fin que son especial na miña autenticidade. Que non é preciso que tentes modelarme ao teu antollo, porque entón perdería o cerne que me fixo única, exacta, perfecta.

     Quero ser como son, como era a primeira vez que dixeches que me amabas. Non quero transformarme para que agora me ames. Non quero que me ames porque me transformaches.

    Permíteme ser eu para que poida vivir contigo.

    Permíteme ser eu para que poida vivir comigo.


Un texto de Moncha Prieto

Moncha Prieto



 

 


"Ella rompió el círculo" un texto de Sol Gómez Arteaga


Con motivo del 25N la escritora Sol Gomez Arteaga nos lee este escrito.


Ella rompió el círculo (Sol Gómez Arteaga)

Se lleva la mano al pómulo, amoratado e hinchado. Le duele, pero se siente súbitamente aliviada por la decisión que acaba de tomar. Hoy por primera vez a la entrada de urgencias ha contado todo, los golpes, los gritos, las amenazas, y ahora espera a que llegue la policía y le acompañe a declarar. Hoy, después de todas las oportunidades que le ha dado a lo largo de los seis años de relación, la oportunidad se la da a ella misma. El camino que tiene por delante no es de rosas, -las que él le regalaba con cada reconciliación-, ni de promesas, -le prometió tanto, lo último llevarla a París-. Pero es el suyo, su camino, y si alguna vez viaja a la ciudad de la luz, lo hará sola.

Un texto de Sol Gómez Arteaga

Sol Gómez Arteaga


Un poema de Lucía Novas Garrido



Con motivo do 25N, a escritora galega Lucía Novas Garrido envíanos un fermoso poema.


 SON a selvática serpe lamacenta, recuberta

de obsidiana, de lava candente;

 

son a malísima feiticeira que agocha

a súa beleza entre sabugueiro e fento,

a que traballa de sol a sol para gañar

millo

e especias,

a das mans con calos e terra

de laboura intensa;

 

son a que goza do amor en montes bravurentos,

a que axuda ás poldras

a parir;

 

son a que devorou a mazá, a que encarnada

de desexo

inxuriou

o poder establecido;

 

son a que se inunda de arroz, de fariña

e plenilunio;

 

son a que cría, a que alimenta, a que agarima,

a que ergue

espadanas neste mundo;

 

son o monstro de tentacións e pecado, son a

letra

escarlata

de pavo e calacús (terror enfeitado

de lenda):

 

son a que camiña soa entre os areeiros

herbosos;

 

son a do aquelarre, o mito

que carga coas maldades; a gata voluptuosa,

sensual e indecente, a danzarina núa

que enche os corazóns

e é desprezada;

 

son Salomé, Lilith, Eva, Dalila (a mala,

a alimaria);

 

son a aldraxada, a violada, a vexada, a

pura, a infeliz, a apreixada entre gadoupas

brancas.

 

Son

unha muller.


Poema de  Lucía Novas Garrido

Lucía Novas Garrido




"Obstrucción callejera", un texto de Rosa Campos


Con motivo del 25N la escritora Rosa Campos  nos comparte su texto Obstrucción callejera.


Se topó, inesperadamente, con el dinosaurio al final de la calle, sentado y de espaldas, obstruyéndole el paso con su inmensa mole, sin dejar resquicio entre esquina y esquina, entre acera y acera.

     Decidió no presentar batalla porque se olió ganas de tarde de cristales rotos en aquel espacio y no iba con ella la violencia, aun así, la mera obstrucción ya le había causado algún rasguño que se sumaba a los muchos sufridos, ser abogada feminista tenía esos reveses. Se volvió a casa porque un embalse de lágrimas estaba a punto de estallar y anegarla en plena calle y no quería dar tres cuartos al pregonero, ni dar equívocas muestras de impotencia.

      Entró derecha a la cocina, sin pasar por la sala para no preocupar a su marido, y bebió un vaso de agua para enviar la pena atravesada en el pecho derecha al intestino —digerirla se le hacía acuciante para poder buscar una solución—; las lágrimas le pidieron paso y no tuvo más remedio que dar rienda suelta al embalse.

       Pero su marido entró en la cocina porque había escuchado la llave girar en la cerradura y le extrañó el no recibir el “ya he llegado” de costumbre.

        —¿Qué te ocurre?

        Podía haberle dicho que la cebolla le hacía llorar, pero no había ni una cebolla en la encimera, ni en la mesa de la cocina, solo el vaso vacío de agua... Terminó contándoselo.

         —No quería decírtelo porque pensé que lo que no se comenta no existe... Pero, cómo ignorar a dinosaurios que obstruyen vías.

         —Obstruyen callejones sin salida que tú no necesitas —le dijo mirándola de frente—, solo eso. La igualdad que defiendes requiere calles despejadas, no callejones atascados, y tú sabes dar con ellas, bella abogada —concluyó sonriente, y con los ojos rebosantes de amor, llevándola a tocar el cielo.

      Aunque el dinosaurio no se cansó de ser barrera, ella agradeció poder ponerle perímetro y altura, ¡cuánto le facilitaba el descarte y la elección de vías!

Relato incluido en Las calles que vendrán

                                                 

Un texto de Rosa Campos


Rosa Campos



"Hay un camino", un poema de Angélica Morales



Con motivo de la celebración del  25 N, la poeta Angélica Morales Soriano, para contribuir a visibilizar este día, nos recita su bellísimo y positivo poema "Hay un camino".



Hay un camino dentro de nosotras, algo sinuoso y con la luz dormida, algo que se va estrechando en la memoria. Pero sé que hay un camino entre nosotras de hombres buenos y margaritas, de boca de viento en la que danzan heridas suaves, casi imperceptibles, como si se quisieran ir. Hay un camino, debes creerme, que le da a comer a nuestros huecos, que amamanta la sed de nuestros relojes que deja caer el dolor como si fuesen granos de uva dulce.


Un poema de Angélica Morales


Angélica Morales Soriano



"Ángel de la guarda", un texto de Norma Yurié Ordóñez

Con motivo de este 25 N Día Internacional de Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, la escritora guatemalteca Norma Yurié Ordóñez perteneciente al colectivo REM de Escritoras de Minificción y directora de la web Micro audioteca nos envía una lectura de su impactante texto "Ángel de la guarda"


ÁNGEL DE LA GUARDA
(Norma Yurié Ordóñez - Guatemala)

Cada noche se repite el mismo festín, los guardias del albergue se precipitan sobre las pequeñas. Cansada, con torpe aleteo, intento impedir que engullan a la primera mientras llevan la segunda a rastras.
Después de tragarlas a todas se disputan las últimas plumas de mi cuerpo caído. 


Norma Yurié Ordóñez

martes, 5 de noviembre de 2024

María Antonieta Barrientos: 'Escribo para salir del túnel de la oscuridad y volar'

María Antonieta Barrientos

Recibimos en el blog a una excelente y por entrañable escritora, María Antonieta Barrientos, una autora ciega, que percibe el mundo con los ojos del alma, con una dimensión poética excepcional por su belleza lírica y hondura. 

Damos la palabra a María Antonia para que sea ella misma la que nos cuente como vive su experiencia creativa: 

 

Escribir es tomar la luna y prenderla en medio de mi frente, dejar que alumbre mi noche larga. Escribo desde la adolescencia. Es adictivo. Lo hago, de preferencia en las noches, cuando acuden las musas en tropel y ponen orden en mi caos. Escribo para seguir viendo lo que conocí ayer, salir del túnel de la oscuridad y volar, para que nadie diga que no puedo, que no debo, que otros lo hacen, ciertamente, mejor. Las personas que hemos sufrido ACV (accidentes cerebrovasculares) tendemos a perder destrezas de comunicación. Escribir es estímulo para la memoria, terapia emocional y de habilidades cognitivas. Escribo para negar y dar de baja mis supuestos y certezas, líneas de humo, ideas y credos que son también, humo en el viento. Escribo poesía y minificción, pensando que digo: “aquí estoy, esta soy yo, esta no soy, no sabes nada, sólo te salpican unas gotas de mi sangre y de mi lluvia”.

Mi ejercicio creativo, alimentado por la música (variedad de estilos/géneros), el cine y las numerosas lecturas de mi juventud (poesía, narrativa, boom latinoamericano, clásicos), y las que, gracias a la tecnología, sigo haciendo, deambula entre la adicción y la catarsis, entre la exploración y el arte. Es mi delirio, mi mentira, mi verdad.

Hoy, después de 18 años de ceguera, llevo el mundo de las imágenes grabado en mi memoria. Alcanza para ir por la vida con un mapa prodigioso y por una provincia bastante amigable. Sólo a veces, sólo algunas veces, se enciende en mi pecho el punzante aguijón de la oscuridad. Entonces, las sombras muerden mi página en blanco, escupen demonios entre sus márgenes, devoran los acentos de su voz, quiebran las alas de sus musas, y la contaminan de bilis y sal.

Aun así, digo que escribo. ¿Escribo?

 

Biografía.

 María Antonieta Barrientos, Chile, 1966. Escritora ciega de la Patagonia. Ha publicado el libro infantil “Luciana, la ovejita magallánica” y el poemario “Todas las nieves, todos los vientos: Mi legítimo imperio”. Galardonada en numerosos concursos literarios. Publicada en antologías nacionales e internacionales de cuento, poesía y minificción, y en revistas literarias, formatos papel y digital. Reconocida como Mujer Destacada por la Municipalidad de Punta Arenas, los años 2013 y 2018, por su aporte en la historia y desarrollo de la ciudad. Miembro de la sociedad de escritores de Chile.

 

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MUSEO DE SOMBRAS

El museo de los sueños truncos no era el de los más visitados. Por eso, cuando quiso entrar, no había fila en la puerta, ticket que pagar ni guía que explicara cuál era la colección más ignorada.

 

Publicado en revista Contexturas.org, museos en breve. Taller online UCAB (Univ. Central Andrés Bello, Venezuela), mayo de 2024.

 

PRÉDICA DEL OLVIDO

Los hijos del sol, de la tierra, del viento, del agua, de las altas cumbres, de las grandes planicies, de las ardientes selvas, de los enmarañados canales australes, con sus ceremonias de exaltación de la vida, su ternura con la Pachamama, sus danzas y gozos que honraban la memoria cósmica, salvaguardaban la Verdad de la tierra y de los cielos. Vinieron los hijos de otras tierras y de otras aguas, y las juzgaron tradiciones paganas, cultos idólatras de nativos desnudos. Imposible contar el número de fiestas mágicas borradas con sangre y lágrimas, cercenadas por el despiadado filo de las festividades ajenas.

Había llegado el cristianismo a poner la venda, con su manto de tinieblas y su cruz de olvidos.

 

Publicado en ANTOLOGÍA MUTACIONES, Editorial Eos Villa , Argentina (2024), Colección Literatura de las Américas.

 

 

ETERNIDAD

Hace veinte años y siete segundos que no te beso, siete segundos eternos.

 

AMBIENTALISTA

“Voy a devolver al río de la vida todos los versos”, se dijo en ese instante de conexión plena con La Madre.

 

MACERACIÓN

Dejó remojando las palabras duras varios días hasta que fueran apetitosas, digeribles.

 

INMENSIDAD

La hoja en blanco le exigía toda su sangre, y más.

 

SIN CONEXIÓN

Una sonrisa metálica me saluda desde la niebla de la pantalla en blanco. Le respondo con mis labios de sangre, viento y miel, pero no entiende mi declaración de amor.

 

PRIMAVERA

Se vistió únicamente con la más hermosa canción que pudo recordar, y salió a la calle entonando flores risueñas y pajarillos de vivos colores.

 

A NADIE LE FALTA DIOS

 

Un bullicioso tropel de mariposas, recién paridas sus alas nuevas, se acercan a mirar extasiadas, su reflejo nuevo en el espejo del agua. El agua piensa que debió morir, en algún momento en donde nadie le anunció nada, no sabe, no se acuerda.

Lo que se le viene encima, aquel cielo ondulante y policromo, debe ser el paraíso del que tanto ha oído hablar.


 Minificciones publicadas en la Fanpage:

María Bardez escritora

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REAPRENDER LA VIDA

(¿O conquistar la vida?)

Cuando la noche comenzó a hospedarse en mis ojos. Cuando la oscuridad habitó mis horas y mis días. Cuando los rostros amados, sus gestos, sus sonrisas y sus guiños emprendieron el camino del ocaso. Cuando lo único que se instalaba frente a mí, era una silueta grisácea, un fantasma de la sombra que había sido un entrañable palpitar. Cuando el océano, los montes, los parques y todas las acuarelas del horizonte perdieron su abanico de acentos luminosos, y daba igual el amarillo canario o el blanco leche, el rojo encendido del pecho de la loica o el ceniciento de un día encerrado en su cárcel de cristal, las naranjas, los calafates o las rosas. ¿Y las rosas qué? Cuando una voz debía transmitirme más que una mirada, cuando un abrazo o un saludo con la mano, pasaron a ser tan importantes como el nombre, la edad, la manera de mirar o de estar en el mundo. Cuando una nube informe en el suelo, podía ser un brujo dormido, una piedra en el camino o mi propio pie. Cuando los muros, los muebles y las puertas, parecieron estar a la misma distancia de mi nariz y de toda mi humanidad. Cuando la noche, y la mañana de la noche, quisieron confundirse en un mismo lienzo, una misma y confusa niebla atemporal. Cuando las sombras seguían cayendo sobre las personas, las paredes y las manos. Y las rosas, la nieve, los flamencos, la magia de los libros, las golondrinas, los caballos, la primavera y todos los mundos del cielo y de la tierra casi pierden la vida en mi vida.

Entonces, fue preciso aprender a vivir de nuevo, y a estar de otra manera en mis propios zapatos.

 

Publicado por Editora Laya (Argentina) en antología “Mujeres que dicen, 8M 2024”.