lunes, 28 de octubre de 2019

Patricia Nasello: Escribir es internarse en el sortilegio de una nueva historia


 Hoy tenemos el honor de recibir en el blog, como autora invitada a Patricia Nasello, una excelente escritora, con una trayectoria en el campo de la  microliteratura reconocida y varios libros públicados.

Patricia nos habla de su proceso creativo con estas palabras:

Según reza el refrán, dentro de todo lector empedernido duerme un escritor que puede, o no, despertar. Cuando la escritora que dormía en mí despertó, lo hizo con un afán de explorador. Quiso descubrir qué se encontraba más allá de esa palabra tan sugerente, de esa línea, de esa idea.  Y cuando esa idea tomó forma de cuento deseó mirar más allá, internarse en el territorio desconocido, en el sortilegio de una nueva historia. No uso la palabra sortilegio de forma inocente. Todo escritor, toda escritora, es el Gran Hechicero, el que da forma, y ordena, el caos de su ficción.
Como quien recita un encantamiento, así escribo. Para traer al presente lo pasado, para materializar lo perdido, para detectar qué se halla detrás de la apariencia; expresar una opinión, jugar con la imaginación, o efectuar un homenaje. Tengo para mí que quien escribe, en última instancia, siempre lo hace para celebrar la vida. Porque, sin importar cuán duras sean las circunstancias, la vida siempre es una oportunidad. Escribir es cazar esa oportunidad. Y también casarse con ella.

Cuatro Microrrelatos de Patricia Nasello 

Paz

La guerra líquida, según fue apodada, tan sucia  como todas las que le antecedieron pero más cruenta que ninguna, finaliza. Los sobrevivientes, unos pocos hombres que ahora se piensan infinitamente poderosos, cumpliendo el acuerdo de palabra con el que sellaron el enfrentamiento fratricida, narcotizan los mares —único modo de atraparlos— y los parten, y reparten, y secuestran lo partido y repartido en sendas cajas fuertes. Bajo el peso de los bloques de cemento que guardan las cajas y su contenido precioso, bajo latas oxidadas, trozos de nailon, colillas de cigarrillos y rocas partidas por la inclemencia del desierto que se expande; bajo los huesos pulverizados de los muertos, la madre tierra suplica como un mendigo:
—agua, por favor.

Nosotros somos eternos (2016)


Retrato de mujer con esperanza

Cuenta el número de paquetes de regalo, nietos, cubiertos en la mesa, portaservilletas con la cara de Papá Noel y porciones de helado. Observa el pino, cargado, sobrecargado, con las luces y los adornos típicos de la ocasión.  Roza con los dedos el mantel blanco de hilo paraguayo que su madre usaba cada 25 de diciembre y se sienta a esperar el arribo de la familia.
De no saber lo que sabe, sería feliz.
Sabe  que ella es un personaje de ficción.  Sabe que un personaje de ficción nunca traspasa su mundo imaginario. Sabe, por lo tanto, que este anhelo entrañable de ver a los suyos vivir la Navidad más allá de estas líneas se encuentra condenado a la frustración. Sin embargo, la esperanza es una perra que nunca suelta la presa.

Una mujer vuelta al revés (2017)


Otra bestia predecible

El ocekaral es tuyo porque surgió de tu mente. Sin embargo, no se trata de un fantasma: la criatura es real. Y ese atractivo felino con el que te seduce, una trampa. Cierta noche, una noche que su zarpa ya fijó con una muesca de sangre en el calendario; el departamento en el que transcurren tus días, será jungla. Él abrazará tu cintura con su cola y saltará elevándote entre las ramas olorosas a flores tropicales. Su corazón latirá en tus labios y en tu gozo creerás, por una vez en la vida, contemplar el mundo desde su punto más alto.
Pero el mundo se nublará para tus ojos y… no llores. Deberías considerarte bendecida, otros padecen una muerte violenta sin haber disfrutado antes.

Qué buen disfraz de leona (2019)


Instrucciones para ser un buen perro

Usted no es ese gorrión que caza insectos  entre las tomateras, tampoco es el canario de la casa;  mucho menos el puma que sabemos en la espesura del monte. Comprenda,  entonces, que nadie entiende este delirio  suyo de libertad, de canto, de vuelo.
La sumisión al amo no es una cualidad inherente a su especie como muchos suponen, sin embargo, una vez que haya renunciado a este enajenamiento en el que ahora vive, tal cualidad le será dada por añadidura. Y  lo acompañará,  irreprochable, hasta el día de su muerte.
Inédito







 Magíster en Escritura Creativa por la Universidad de Salamanca (USAL) y Contadora Pública por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Su último libro es una micronovela titulada Acabemos con ellos de una vez, (Alción, 2019); también publicó los libros  de microrrelatos Qué buen disfraz de leona (Micrópolis, 2019), Una mujer vuelta al revés (2017, Macedonia), Nosotros somos eternos (2016, Macedonia) y El manuscrito (2001, edición de autor).

Participó en antologías, periódicos y revistas culturales (soporte papel) en Argentina, México, España, Perú, Rumania, Venezuela y Bolivia.

Trabajos suyos han sido traducidos al francés, italiano, rumano e inglés.

Desde el año 2013 administra Piedra y nido antología digital de minificción (más de trescientos escritores  publicados de veintisiete países) 

Desde diciembre de 2018 tiene a su cargo la columna "Efemérides literarias" en Tardes Amarillas, revista de cultura.

Bitácora personal: 




lunes, 14 de octubre de 2019

Siete micros de compañeras en homenaje al día de las escritoras

El Tiempo no miente


El tiempo se cruzó en mi camino, llevaba los  brazos entrelazados a la espalda y un paso marcado: "¡Secretos!" dijo, parándose frente a mi cara, para luego desaparecer. De pronto, me vi rodeada de máscaras tiradas por el suelo frente a un grupo de personas desconocidas con las que había compartido toda una vida.



Carlos III, solera reserva

Llevo tres mudanzas y en cada una de ellas he perdido algo. Objetos que en principio no echo en falta, hasta que la costumbre me lleva a ellos. Esta vez olvidé una botella y no una cualquiera, porque ésta contenía a mi padre.a Cada vez que la abría, viajaba a su lado. El aroma del brandy me llevaba hasta él, en el momento en que  balanceaba la copa en su mano, y un olor a madera y a fruta invadía el salón. Le recordaba preciso sirviendo el licor; me divertía ver cómo tumbaba la copa y dejaba el líquido suspendido en el borde…

Arropado en la calidez de su cuerpo y acariciado por su dulce aliento, me dejaba vencer por el sueño y la ensoñación.


Cotidiana anormalidad

Que se muevan los muebles de sitio, sin que yo los toque, no me impresiona. Tampoco que, de pronto, escuche gritos o risas extemporáneas en mitad de la noche. Yo no creo en fantasmas. Por eso, que aparezcas danzando, tras años muerto, lo veo del todo  lógico. No en vano eras el mejor en la pista de baile.  

María José Viz Blanco



Un trago amargo

Tumbado en la arena de la playa, Ernst sondea, con la ayuda de una vara, el sitio marcado; cuando topa con algo metálico, aparta la arena que tapa la mina, luego con sumo cuidado desenrosca el tapón y la desactiva. Recuerda sin cesar las palabras del sargento danés: «Hay miles de minas enterradas en esta playa, minas que colocaron vuestros compatriotas; ahora os toca a vosotros desenterrarlas.»
A los cinco meses, la playa estaba limpia. De los catorce presos alemanes, adolescentes y niños, que empezaron la tarea, solo quedaron cuatro.

Ginette Gilart

El andén


Hace un rato que me tiene usted hartita, caballero. Desde que llegué no deja de hacerme preguntas. Si soy de aquí, que donde voy... Escrutando mis ojos, ya llevo yo gafas oscuras para no dejarle penetrar mi pupila. No insista en contarme su dedicación a los niños, a las plantas, el milagro de la fotosíntesis ni de los maravillosos amaneceres desde su balcón; nada de eso me interesa, sólo, cuando esté llegando, tenga usted la bondad de apartarse. He de ser rápida y certera, no desviarme ni un centímetro, para que mi cuerpo sea totalmente aplastado por las ruedas.



Yo me bajo en Atocha

Que dice el señor del altavoz que debido a una avería en la red eléctrica, los trenes están sufriendo demoras en la línea que va a tu casa. Y que tal vez por eso, cada vez tus besos tardan más y cuando llegan ya no saltan chispas.
Molesten las disculpas.

La Pulsera

Robé el billete de veinte euros de la cesta cuando el padre Ángel no miraba. Lo necesitaba para comprarle una pulsera a Amanda mucho mejor que la que le había comprado Guille. Faltaba un día para su cumpleaños y yo llevaba un mes rogando que un billete de veinte euros estuviese al alcance de mi mano.




miércoles, 2 de octubre de 2019

Escribir para vivir miles de vidas


Pintura de Sally Swatland



Y tú, ¿por qué escribes? Escribo para vivir otras vidas, para sacar a la luz todas las Anas que hay en mí; incluso las más oscuras.




1. ¿Cuándo sentiste la necesidad de escribir? ¿Desde niña o por un resorte determinado que te activó?

Siempre he sido un poco fantasiosa y me ha gustado imaginar historias o continuar las que se desarrollaban en las películas y en los libros. A los diez años empecé a escribir cuentos que una tía mía me pasaba a máquina. Me encantaba leer y me temo que estos cuentos sólo eran una mala imitación de lo que leía pero con otros finales, o historias que me hubiese gustado vivir y que estaban fuera de mi alcance. Escribir me daba la posibilidad de vivir miles de vidas. 

Pero, cuando fui al instituto, lo dejé. A pesar de que siempre he tenido en mente retomar la escritura, no lo he hecho hasta hace seis años. Estaba de vacaciones y me desperté temprano con una historia en la cabeza y el primer párrafo de un relato. Me tomé una semana en terminarlo y se lo di a leer a una amiga y se quedó ahí. Pero luego surgieron otras historias; hasta hoy. Sí creo que hay una especie de instinto que te impulsa a crear, a reflejar en el papel o en cualquier otro medio lo que guardas en el interior. Conozco a gente que pasa de la pintura a la escultura o a la literatura. En el fondo es lo mismo, la necesidad de expresar el mundo interior.

2. ¿Qué significa para ti la escritura y qué tiene de personal o liberador?

Me cuesta mucho responder esta pregunta. De la escritura me fascina la capacidad de crear de la nada un mundo que antes no existía. Por vulgar que sea la obra creada, es distinta de todo lo que había antes; incluso aunque se trate de un plagio, hay algo nuevo que sale de la persona que lo concibe. Y sí, sí tiene un aspecto liberador porque, al menos para mí, se liberan sentimientos y emociones que, de otro modo, quedarían ocultos en el subconsciente. A veces, cuando leo algo que he escrito hace mucho tiempo, me parece que es de otra persona. No digo nada nuevo si recuerdo que la escritura es sanadora. Muchos psicólogos recomiendan llevar un diario para conocernos mejor, aclarar las ideas y desatar los nudos emocionales que nos impiden ser felices.

3. ¿Crees que ayuda a conocerse mejor y a profundizar en el ser humano?

Por lo mismo que he respondido en la pregunta anterior, la escritura ayuda a conocerse mejor. Cuántas veces, al releer lo escrito, me pregunto de dónde ha salido tal o cual sentimiento, tan aparentemente ajeno a mis circunstancias personales, a lo que percibo en la superficie de mi día a día. Tal vez por mi formación como psicóloga, me gusta explorar en la psique de los personajes, ponerlos en situaciones que están muy lejos de las mías y ver cómo actúan. En cierto modo, te ayuda a meterte en la piel de personajes distintos a ti y comprender mejor cómo son. La escritura es para mí un ejercicio de introspección pero también de observación del mundo que me rodea. Por ello intento profundizar en la personalidad de mis personajes, valga la redundancia, sus contradicciones y debilidades.


4. ¿Hay o buscas un mensaje determinado en tu obra?

Más que transmitir un mensaje, me gustaría conmover al lector y hacerle pensar, que saliera de sí mismo y se preguntara cómo habría actuado él o ella en una situación similar, que se metiera en el interior del personaje y, por muy ajeno que se sintiera, incluso siéndole antipático, llegara a comprenderlo, que se encontrasen en algún punto y se reconociesen.

5. ¿Crees que escribir es una forma de ser o que es extraordinario y cómo te consideras tú?
No, no creo que haya que ser alguien extraordinario para escribir, pero sí que hay que tener cierta sensibilidad para mirar dentro y fuera de una misma, y ser capaz de plasmarlo en el papel, lo cual, no siempre se consigue. Para escribir no hay que ser un genio de la literatura pero sí que hay que ser sincero con lo que se escribe, porque en la escritura las notas falsas suenan muy altas. Otra cosa son los genios, pero incluso el que se llama mal escritor tiene algo que aportar. Lo dijo Cervantes. 

¿Cómo me considero yo?, qué difícil. Hay días que me considero una escritora mediocre, que debería dejarlo y otras me parece que lo que escribo sí merece la pena. Antes creía que, para ser buena, bastaba con escribir bien, pero ahora pienso que es imprescindible aportar algo nuevo, algo distinto, un valor añadido. Y eso ya no estoy tan segura de aportarlo. Últimamente termino una obra, me deja un sabor agridulce, como si no fuera eso, exactamente, lo que quería expresar, cierta decepción que se convierte en disgusto si veo que tampoco llega a mis pocos lectores.


6. ¿Qué es el éxito y el ego para ti al escribir?, ¿buscas trascender? 

El éxito para mí es conseguir gustar a aquellos que considero que tienen cierto gusto literario y conseguirlo es lo que eleva mi autoestima. Me gustaría que lo que escribo aportase algo a personas sensibles. Que duda cabe que nada sube más mi autoestima que ver que lo que escribo llega a la gente. Un halago, una crítica positiva me pueden arreglar el día. Por el contrario, si nadie se interesa por lo que escribo o las opiniones son muy negativas, tengo que luchar para no caer en la depresión y empiece a dudar de mí. Pero hay que ser equilibrada y aprender a no dejarse llevar ni por lo uno ni por lo otro; confiar en una misma y no mentirse. Quizás ese equilibrio sea el verdadero éxito.


Ana Madrigal Muñoz