¡Voy a matar a Carla, la mato!
-Solo será un rato- me dijo- no vas a tener ningún problema; sigue las indicaciones y listo, cuando termines tendrás un buen dinero en tu cartera...
Llevo quince minutos sentada en la misma posición y ya estoy agotada. He estado media hora en caracterización y vestuario para parecerme a "La joven de la Perla" del pintor Johannes Vermeer. La ropa no es muy pesada pero da mucho calor; lo peor es la postura, estoy sentada de lado pero con la cabeza girada mirando al frente, me va a dar una tortícolis en el cuello y aun faltan veinticinco minutos de exposición ante toda la clase de bellas artes. Esto es un suplicio, de verdad, estoy rezando para que pase el tiempo más rápido, noto varias sensaciones a la vez en mi cuerpo: calambres, dolores musculares, incluso algún pequeño tic en uno de los ojos solo de pensar que no llevo ni la mitad del tiempo.
Carla está acostumbrada pero yo... Me pregunto qué pensará mientras está en plena sesión. No he caído en preguntarle, me hubiera venido bien algún consejo al respecto porque lo que es mi cabeza, no para, y lo peor es que me muevo sin darme cuenta.
¡Ay, madre mía! ¡Y ahora tengo ganas de hacer pis! ¡Ay Dios! ¡Cómo me he dejado liar...! Ojalá pasen pronto los minutos que quedan...
De verdad, cuando vea a Carla se va a enterar... aunque estoy segura de que se va a morir de risa.
- Señorita, por favor, deje de moverse de una vez.
© Orgav
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Imágenes:
"La joven de la Perla" de Johannes Vermeer
"Reinterpretación de La joven de la Perla" por el fotógrafo Francisco Arteaga
(modelo: Emma Fernández Manrique)
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