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Concha García |
1. Bienvenida, Concha. Cuéntanos sobre tus inicios en la escritura, primeras lecturas, edad a la que comenzaste a escribir...
No sigo ningún ritual, ya que el poema se escribe después de haber sido sentido, parte de la necesidad de decir con otras palabras lo que sientes, alterar el orden lógico y separar el juicio de la espontaneidad.
Pasan sin detenerse
en los palmerales.
Las vimos alzar el vuelo
antes de que llegara
el tiempo de las lluvias.
Hoy recordamos
que tenían alas
y que nosotras
parimos a los cazadores,
que nuestro cuerpo
es útil para ellos,
que nuestras criaturas
corretean sin sentir
todo lo que hemos perdido.
Grises
Todo se necesita
un ala
escondida, un llanto oculto,
un hermoso
día, un mes muy a solas,
la larga
vara de los estancos momentos
la tiza que
lo escribe, el sol
que lo
derrite, la niebla que esconde
densas masas
de cemento
y algún
sinsabor que renace,
los tibios
sonidos de un mar
al
reencuentro de aves de paso.
Carretera de Jaén a Córdoba
(con
Pilar Sanabria)
A medida que cambiaba el paisaje
-era tan imperceptible-, la luz
llenaba
la ventanilla del coche, veíamos
pasar
sus rayos invisibles, proyectando
un colorido que brillaba entre el
rojo
y la intensidad de las nubes
oscuras
mientras llegábamos al sur,
muy cerca de Córdoba.
Me dijiste que Dios era lo que
había,
es decir todo lo que podíamos
alcanzar
con nuestra vista, al tanto el
coche
avanzaba. Dios era todo eso y más.
Densidades a lo largo del
trayecto,
y que las pudiéramos sentir,
dijiste,
que cada una es rencorosa a su
manera
que las cosas de la vida, que ver
entrar
el bien no lo sabe percibir
cualquiera.
Era tan hermoso escucharte, sentir
que era verdad porque lo creías.
Yo apartaba como si fuesen matojos
esos restos de malas hierbas
que no son haces de fe,
sino de algo que añoro
sin haberlo tenido nunca.
En el balcón de mi apartamento. Córdoba
Algunas veces temo que lo que llamo cimiento
sea atravesado por el árbol viejo de agudas formas
y los momentos caigan derretidos en charcos,
que pasar por un camino no sea irse ni llegar
sino acumular distancia, eso me parece sentir
al abrir el balcón y notar el aire tan caliente
en mi piel, un puñado de ardor que, sin embargo,
acaricia.
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Concha García |
BIOGRAFÍA
Nació en la Rambla (Córdoba) en 1956. Ha vivido la mayor parte de su vida en Barcelona. En la actualidad reside en Córdoba.
Licenciada en Filología Hispánica en la
Universidad de Barcelona.
Ha publicado varios libros de poesía, entre ellos: Por mi no arderán los quicios ni se quemarán las teas (Premio Aula Negra Universidad de León),
1987, Ya nada es rito (Primer Premio de Poesía Barcarola,
Diputación de Albacete, 1988), Ayer y
calles (Premio Jaime Gil de Biedma.
Madrid, 1994), Cuántas Llaves
(Icaria, 1998), Árboles que ya florecerán
(Igitur, 2001), Lo de ella (Icaria,
2003), Acontecimiento (Tusquets, Textos
sagrados) 2008), Un brillo del no (antología), Ediciones en Danza (Argentina, El día anterior al momento de quererle (Calambur, 2014), Las proximidades (Calambur, 2016), Cuota de mal (El rayo azul, Huerga y
Fierro, 2022), El triunfo de lo caduco
(Ayuntamiento de Baza, antología, 2024) Diversas
nimiedades (antología) (Capitanas,
Zaragoza 2024), Lugares (El Toro
Celeste, Málaga, 2024)
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-concha-garcia/
https://anfibiapoesia.com/concha-garcia/
https://argus-a.org/publicacion/667-dialogo-con-la-poeta-concha-garcia-la-identidad-multiple.html
https://elpais.com/cultura/2017/02/15/babelia/1487156228_016811.html