Mostrando entradas con la etiqueta ¿Y tú por qué escribes?. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ¿Y tú por qué escribes?. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de noviembre de 2024

María Antonieta Barrientos: 'Escribo para salir del túnel de la oscuridad y volar'

María Antonieta Barrientos

Recibimos en el blog a una excelente y por entrañable escritora, María Antonieta Barrientos, una autora ciega, que percibe el mundo con los ojos del alma, con una dimensión poética excepcional por su belleza lírica y hondura. 

Damos la palabra a María Antonia para que sea ella misma la que nos cuente como vive su experiencia creativa: 

 

Escribir es tomar la luna y prenderla en medio de mi frente, dejar que alumbre mi noche larga. Escribo desde la adolescencia. Es adictivo. Lo hago, de preferencia en las noches, cuando acuden las musas en tropel y ponen orden en mi caos. Escribo para seguir viendo lo que conocí ayer, salir del túnel de la oscuridad y volar, para que nadie diga que no puedo, que no debo, que otros lo hacen, ciertamente, mejor. Las personas que hemos sufrido ACV (accidentes cerebrovasculares) tendemos a perder destrezas de comunicación. Escribir es estímulo para la memoria, terapia emocional y de habilidades cognitivas. Escribo para negar y dar de baja mis supuestos y certezas, líneas de humo, ideas y credos que son también, humo en el viento. Escribo poesía y minificción, pensando que digo: “aquí estoy, esta soy yo, esta no soy, no sabes nada, sólo te salpican unas gotas de mi sangre y de mi lluvia”.

Mi ejercicio creativo, alimentado por la música (variedad de estilos/géneros), el cine y las numerosas lecturas de mi juventud (poesía, narrativa, boom latinoamericano, clásicos), y las que, gracias a la tecnología, sigo haciendo, deambula entre la adicción y la catarsis, entre la exploración y el arte. Es mi delirio, mi mentira, mi verdad.

Hoy, después de 18 años de ceguera, llevo el mundo de las imágenes grabado en mi memoria. Alcanza para ir por la vida con un mapa prodigioso y por una provincia bastante amigable. Sólo a veces, sólo algunas veces, se enciende en mi pecho el punzante aguijón de la oscuridad. Entonces, las sombras muerden mi página en blanco, escupen demonios entre sus márgenes, devoran los acentos de su voz, quiebran las alas de sus musas, y la contaminan de bilis y sal.

Aun así, digo que escribo. ¿Escribo?

 

Biografía.

 María Antonieta Barrientos, Chile, 1966. Escritora ciega de la Patagonia. Ha publicado el libro infantil “Luciana, la ovejita magallánica” y el poemario “Todas las nieves, todos los vientos: Mi legítimo imperio”. Galardonada en numerosos concursos literarios. Publicada en antologías nacionales e internacionales de cuento, poesía y minificción, y en revistas literarias, formatos papel y digital. Reconocida como Mujer Destacada por la Municipalidad de Punta Arenas, los años 2013 y 2018, por su aporte en la historia y desarrollo de la ciudad. Miembro de la sociedad de escritores de Chile.

 

///

 

MUSEO DE SOMBRAS

El museo de los sueños truncos no era el de los más visitados. Por eso, cuando quiso entrar, no había fila en la puerta, ticket que pagar ni guía que explicara cuál era la colección más ignorada.

 

Publicado en revista Contexturas.org, museos en breve. Taller online UCAB (Univ. Central Andrés Bello, Venezuela), mayo de 2024.

 

PRÉDICA DEL OLVIDO

Los hijos del sol, de la tierra, del viento, del agua, de las altas cumbres, de las grandes planicies, de las ardientes selvas, de los enmarañados canales australes, con sus ceremonias de exaltación de la vida, su ternura con la Pachamama, sus danzas y gozos que honraban la memoria cósmica, salvaguardaban la Verdad de la tierra y de los cielos. Vinieron los hijos de otras tierras y de otras aguas, y las juzgaron tradiciones paganas, cultos idólatras de nativos desnudos. Imposible contar el número de fiestas mágicas borradas con sangre y lágrimas, cercenadas por el despiadado filo de las festividades ajenas.

Había llegado el cristianismo a poner la venda, con su manto de tinieblas y su cruz de olvidos.

 

Publicado en ANTOLOGÍA MUTACIONES, Editorial Eos Villa , Argentina (2024), Colección Literatura de las Américas.

 

 

ETERNIDAD

Hace veinte años y siete segundos que no te beso, siete segundos eternos.

 

AMBIENTALISTA

“Voy a devolver al río de la vida todos los versos”, se dijo en ese instante de conexión plena con La Madre.

 

MACERACIÓN

Dejó remojando las palabras duras varios días hasta que fueran apetitosas, digeribles.

 

INMENSIDAD

La hoja en blanco le exigía toda su sangre, y más.

 

SIN CONEXIÓN

Una sonrisa metálica me saluda desde la niebla de la pantalla en blanco. Le respondo con mis labios de sangre, viento y miel, pero no entiende mi declaración de amor.

 

PRIMAVERA

Se vistió únicamente con la más hermosa canción que pudo recordar, y salió a la calle entonando flores risueñas y pajarillos de vivos colores.

 

A NADIE LE FALTA DIOS

 

Un bullicioso tropel de mariposas, recién paridas sus alas nuevas, se acercan a mirar extasiadas, su reflejo nuevo en el espejo del agua. El agua piensa que debió morir, en algún momento en donde nadie le anunció nada, no sabe, no se acuerda.

Lo que se le viene encima, aquel cielo ondulante y policromo, debe ser el paraíso del que tanto ha oído hablar.


 Minificciones publicadas en la Fanpage:

María Bardez escritora

///

 

REAPRENDER LA VIDA

(¿O conquistar la vida?)

Cuando la noche comenzó a hospedarse en mis ojos. Cuando la oscuridad habitó mis horas y mis días. Cuando los rostros amados, sus gestos, sus sonrisas y sus guiños emprendieron el camino del ocaso. Cuando lo único que se instalaba frente a mí, era una silueta grisácea, un fantasma de la sombra que había sido un entrañable palpitar. Cuando el océano, los montes, los parques y todas las acuarelas del horizonte perdieron su abanico de acentos luminosos, y daba igual el amarillo canario o el blanco leche, el rojo encendido del pecho de la loica o el ceniciento de un día encerrado en su cárcel de cristal, las naranjas, los calafates o las rosas. ¿Y las rosas qué? Cuando una voz debía transmitirme más que una mirada, cuando un abrazo o un saludo con la mano, pasaron a ser tan importantes como el nombre, la edad, la manera de mirar o de estar en el mundo. Cuando una nube informe en el suelo, podía ser un brujo dormido, una piedra en el camino o mi propio pie. Cuando los muros, los muebles y las puertas, parecieron estar a la misma distancia de mi nariz y de toda mi humanidad. Cuando la noche, y la mañana de la noche, quisieron confundirse en un mismo lienzo, una misma y confusa niebla atemporal. Cuando las sombras seguían cayendo sobre las personas, las paredes y las manos. Y las rosas, la nieve, los flamencos, la magia de los libros, las golondrinas, los caballos, la primavera y todos los mundos del cielo y de la tierra casi pierden la vida en mi vida.

Entonces, fue preciso aprender a vivir de nuevo, y a estar de otra manera en mis propios zapatos.

 

Publicado por Editora Laya (Argentina) en antología “Mujeres que dicen, 8M 2024”.


miércoles, 23 de octubre de 2024

Lilian Aguilar de Andreutti: Mis escritos son flores silvestres, brotan del azar.

 

Lilian Aguilar de Andreutti

Recibimos en el blog en esta nueva temporada a la escritora venezolana Lilian Aguilar de Andreutti, docente, educadora, investigadora, lectora y escritora incansable,  comparte con nosotros su pasión por las letras y nos ofrece como lecturas varias de sus minificciones. Con admiración y agradecimiento, cedemos la palabra a nuestra autora invitada:

Soy Lilian Aguilar de Andreutti, venezolana, profesora titular universitaria, jubilada. 

Docencia, escritura y fotografía son faros orientadores de mi existir. Siempre escribí textos breves. De niña, poemas. De adolescente, cartas de amor. De adulta, reflexiones. Ahora, en mi vejez, me ha dado por la minificción y algunas formas de poesía japonesa como haikus.

Mis escritos son flores silvestres, brotan del azar. Esa facilidad deriva de mi vicio lector, mi instinto investigador y mi pasión por las palabras. La calidad no ha sido el objetivo sino el deseo de encontrar ecos. En este quehacer de exploradora domina la versatilidad que, igual se hunde en las profundidades del conocimiento, como goza las delicias de la fantasía, Mantengo la página Minitextos de facebook y colaboro en grupos, revistas, antologías del género breve. A mis noventa años, necesito del apoyo tecnológico. 

BIOGRAFÍA

Maestra de Educación Primaria y profesora de Geografía e Historia. Profesora Titular de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (actualmente en condición de jubilada).

Se inicio como maestra rural en 1958 y en 1962 pasó a formar parte del equipo fundador del Departamento de Materiales Educativos del Centro de Capacitación Docente El mácaro en el que trabajó como Profesora Redactora y llegó a ejercer el cargo de Jefe de Departamento.

Lilian Aguilar es investigadora, autora de diversos libros de Estudios Sociales y de Literatura Infantil. Fue coordinadora del Proyecto Interamericano de Materiales Educativos Impresos y del Proyecto de Literatura Infantil ejecutados según convenio entre La Organización de Estados Americanos (O.E.A) y el Ministerio de Educación de Venezuela. También ha sido colaboradora con los programas del Banco del Libro y el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional de Venezuela.


VARIAS MINIFICCIONES


IDENTIDAD

Colgó su Rickandbaker, cambió su vestimenta de super héroe rockero y acomodó su peinado estrafalario. Salió a la calle, convertido en uno más de la muchedumbre citadina.

MIGRACIÓN

En su huída intentó aligerar la carga del pasado, pero no pudo abandonar la valija.

VISITANTE

Imaginaba la Muerte atildado caballero, flaco como Don Quijote, pero sin armadura. Desconoció, por tanto, a la espigada Dama invitando a su alma a salir.

VIAJERO

Soy uno de los átomos primigenios surgidos de la Nada, en la Gran Explosión…ETERNO VIAJERO EN EL TIEMPO… Atrapado en este cuerpo, hasta su muerte… Condenado a flotar en el  Vacío, adptando múltiples formas. Hoy, soy Fulano de Tal. Mañana seré cenizas, gusano, o fósil testimonio de antigüedad. Siempre Algo, en la inconmensurable NADA.

LÁGRIMA

Asomó tímidamente al borde del párpado y se deslizó por el rostro, hasta caer en el papel, donde el dolor se transmutaba en letras.


 Lilian Aguilar de Andreutti



 

jueves, 4 de julio de 2024

TXARO CÁRDENAS: CUANDO ESCRIBO BUSCO HACER ALGO DISTINTO

Txaro Cárdenas


Nos visita esta semana en el blog, antes del descanso de las vacaciones de verano, la escritora y periodista Txaro Cárdenas, directora de la revista Moon Magazine, que nos habla brevemente sobre su afición al cine y a la literatura, reflejadas en el espacio cultural que dirige. La autora  nos ofrece, como cierre,  varios microrrelatos.

Damos la palabra a Txaro Cárdenas:

Soy como Sísifo, pero con luna.

Esta quizás sea mi presentación más certera. Me llamo Txaro Cárdenas y soy periodista freelance. Durante muchos años olvidé mi vocación y lo mucho que me gustaba escribir. Siempre fui muy lectora y amante del buen cine, quizás por ello estudié Ciencias de la Información y quizás por ello soñaba de niña con dedicarme al espectáculo, investigar crímenes, viajar al espacio en un cohete y ser una famosa crítica de cine.

Pero la vida me llevó por otros derroteros hasta que un día, hace doce años, se cruzó en mi camino una persona que me animó a crear una revista digital, mi propia revista, un papel de luna virtual en el que reunir libros y escritores, películas y críticos, música, cuentos, poemas y artículos sociales. Así nació Revista MoonMagazine, La Revista Lúdico-Cultural de los Lunáticos.

Ahora entendéis las alusiones a la luna, ¿verdad?

Si bien mi trabajo se centra en la edición de los textos que publico en MoonMagazine (más de 1.600 artículos ya), de vez en cuando doy rienda suelta a mi creatividad y escribo cosas.

¿Cosas? Sí, y breves. Breves que se creen poemas, historias cortas y microrrelatos.

Creo, humildemente, que me he especializado en lo breve porque me gusta la concisión. Cuando escribo un micro me preocupo por lo que quiero transmitir, por supuesto, pero sobre todo me preocupo por la forma. Trato de ser original, intento huir de vicios adquiridos y procuro depurar el estilo. Y sobre todo, busco hacer algo distinto.

Mis temas favoritos son la propia escritura, las historias gore con trasfondo y la luna.

Y sobre el tono os diré que me siento muy a gusto en el sarcasmo.

Ah, se me olvidaba. A veces firmo como Moon Naciente.

Espero que os guste.

 

 Varios Microrrelatos de la autora

EL ESCRITOR (I)

Ese día no salió de casa. Desde primera hora de la mañana, su nombre acaparaba todos los titulares de prensa. Radios y cadenas de televisión propagaron la noticia.

Una llamada de teléfono de su agente fue suficiente para saber que su carrera como escritor había llegado a su fin.

Ahora, solo le quedaba Sálvame Deluxe. Y asesinar a su negro.

EL ESCRITOR (II)

Espero que cuando escuches este mensaje te encuentres muy lejos, porque voy a por ti. ¿Quién te has creído que eres? Te pago para que escribas historias originales.

¡Te pago para que seas yo!

 LA CHOZA MENTAL (HOMENAJE A CUMBERBATCH) 

He intentado lo del palacio mental para el examen de matemáticas. Lo he intentado varias veces, pero no me sale.
Una pena.
Puta ficción.

MICRO-ODIO

— Hola. Te odio.
— Gracias, eres muy simpática.
— En realidad odio a otra, pero a ti te tengo más cerca.
— Nada, tranquila, soy toda tuya.
 

OBRA FALLIDA

Dicen que perdió la cordura.

Yo lo recuerdo farfullando por las aceras: "Soy como el Quijote, pero mal escrito".

¿ALGORITMO?

Soy un conjunto de signos lingüísticos combinados por medio de reglas dentro de un registro común, en el que los signos de puntuación poseen suma importancia. Despojado de corporeidad, soy un ente plano, carente de sentido del tacto o del olfato, un cuerpo sin perspectiva, un objeto no dimensional.

Me llamo actualización de estado y detrás de mí late un cerebro que discurre por caminos extraños y un corazón ora huraño, ora apasionado.

ELLA

Sueña que clava el cuchillo en su vientre adiposo una y otra vez hasta desparramar sus despojos por el suelo.

Cuando despierta, escribe una nota y se va:

"Cuidado, resbala".

SIN TÍTULO

Había intentado imponerse a los demás a lo largo de su existencia, sin lograrlo. Sus compañeros cumplían de forma precisa con la función que se les confió y destacaban por ello.

No tenía más remedio que aceptar su suerte.

Al fin y al cabo, no era más que un meñique.

  

Moon Naciente










martes, 21 de mayo de 2024

Karola Cosme: 'Escribir es, para mí, un parque de diversiones'

Karola Cosme

 

Recibimos en el blog a la escritora malagueña Karola Cosme, que nos habla sobre su encuentro con las letras, su vocación de lectora y su proceso creativo.

    Bienvenida, Karola. Háblanos un poco sobre ti. Dinos cómo fueron tus inicios literarios, tus primeras lecturas y escritos.

He tenido la gran suerte de ser una de esas niñas a la que le leían cuentos en papel antes de irse a dormir.  Yo era la más pequeña de la casa; mis padres se turnaban para contarme historias de cualquier cosa que me alejara de la realidad. Una noche me leía mamá y otra, papá. Ambos se esmeraban en entonar las voces de los personajes y poner caras raras. Si lo recuerdo, es porque se lo trabajaban bien. Empezaron a hacerlo desde que cumplí el año. Y cuentan que, cuando llegué a los dos y poco, tomé la costumbre de llevar conmigo un cuento a todas partes (una historia de un príncipe y una princesa). Lo curioso viene cuando dicen que abría el libro desde el principio y me ponía a narrarlo, en voz alta, sentada en una esquina. Por lo visto se trataba de uno de mis cuentos favoritos y me lo sabía de memoria de tanto que lo había escuchado de la voz de mis padres. Todo lo aprendido lo soltaba en el médico, en el mercado o en cualquier rincón del mundo adulto. Y claro, la gente, asombrada, creía que lo estaba leyendo porque lo narraba con detalles y un lenguaje sofisticado. Para mí, este es el primer registro que justifica que algo me pasaba con las historias.

A los seis años, descubrí que leer no era tan difícil y mi padre, gran lector que siempre sostenía un libro en sus manos, me acercó una tarde Las aventuras de Tom Sawyer; una edición preciosa de tapa dura. Más que leerlo, me lo bebí. A los pocos días le pedí otro. El segundo fue La isla del tesoro y, con este, la llama se encendió. No pude parar de leer cuentos, aventuras, todo lo que caía en mis manos. Adoraba la colección del Barco de Vapor y Pesadillas.  Al contrario que otros niños, odiaba los libros con dibujos, mi imaginación volaba por encima de la del ilustrador y nada se parecía a lo que estaba en mi cabeza. Y así fue como, a los siete años, empecé a sentir la necesidad de contar en papel todas las historias que me asaltaban a cualquier hora del día. Llenaba los cuadernos de matemáticas con historias que luego les leía (en voz alta) a mis peluches o a los vecinos del barrio. Y si no las escribía, las contaba. Contaba lo que había hecho en el colegio, contaba películas que acababa de ver con spoilers incluidos, le quitaba la voz a lo que hubiera en la tele e inventaba nuevos diálogos a modo de doblaje. Recuerdo con nostalgia esas tardes en la urbanización en la que nos juntábamos corrillos de niños, sin padres a la vista, que me pedían historias. Soltaban al aire palabras y una temática al azar y me retaban a meterlas en la historia que me iba inventando para ellos. Diría que, oficialmente, fueron mis primeros espectadores, después de mis muñecos, claro.

  Háblanos de tu proceso creativo e inspiración.

Me asaltan ideas, personajes, frases o escenas desde pequeña. Y me sucede en cualquier momento y lugar: fregando platos, antes de ir dormir, de madrugada, actuando en el escenario, conduciendo, etc. Trato de dejar la idea en la cabeza unos segundos y busco algo para anotarla. He llegado a escribir en mis manos, brazos o incluso en un salvaslip (limpio, claro). Aunque intento llevar siempre conmigo una mini libreta y un bolígrafo. Después, me siento a desarrollar la idea. Hace dos años, comencé con una nueva técnica que denomino Cuento Alfa. Consiste en escribir lo que salga, nada más despertar, sin encender la luz. Uso una pequeña linterna y escribo en una libreta sobre el colchón. La idea es escribir sin pensar en estructuras ni formas. Escribir lo primero que me venga a la mente. Descubrí que salían cuentos de principio a fin. Desde entonces escribo un cuento al día a modo de café matutino.

A veces, escritores talentosos como Antonio Tocornal, Quim Monzó o Juan José Millás, por citar algunos de mis favoritos, se convierten sin quererlo en mi fuente de inspiración. Otras, le pregunto mentalmente a mi gran amiga Carmen Ramírez, también narradora a la que admiro: «Carmencita, ¿qué escribimos hoy?» y, en seguida, se me ocurre algo sin que ella sepa que la he invocado. También puede  servir la idea del último sueño reciente o un rostro que vi un día en la calle y me ha quedado orbitando en mi imaginación. Siempre veo cosas escritas en una página en blanco.

  Qué te aporta escribir y por qué dirías que escribes

Escribir es para mí un parque de diversiones. Es raro, pero los diarios que he empezado sobre mi vida no los he acabado nunca. Me motiva más crear mundos ficticios, contar cosas de personas que existen o no existen y hacer lo posible por darles vida. Escribo porque quiero seguir jugando aunque la adultez haya llamado a mi puerta. Escribo porque las historias me acarician y me dejan una sensación analgésica frente a las adversidades diarias. 

Biografía

Karola Cosme (Málaga) lleva desde muy pequeña dando rienda suelta a su imaginación, escribiendo e inventando historias fascinantes que consiguen sorprender al lector y dejarle huella.

 Licenciada en Educación Infantil, maestra de inglés y doctorada en Psicopedagogía, recibió su primer y único taller literario en 2018, por lo que su formación como escritora es fundamentalmente autodidacta. Compagina la literatura con la redacción web en diversas agencias de contenidos, y ha colaborado con el diario digital El Nacional.cat.

Otra de sus pasiones es el teatro, pertenece al grupo Cuatro corazones y más, donde participa como actriz y el público ha podido disfrutar ya de algunos de sus relatos en escena.

Ha ganado numerosos concursos de relatos, entre los que destacan el XXI Certamen de declaraciones de amor: Dime que me quieres (2021), el I Certamen Internacional de Relato Corto iLIVE «Historias Llenas de vida» (2022), el VII Concurso de Microrrelatos de Metro de Málaga «100 palabras en un Metro» (2022).

Su prosa está influenciada por escritores como Quim Monzó, Sławomir Mrożek, Antonio Tocornal y Juan José Millás, además de grandes clásicos como Franz Kafka, Raymond Carver y Harper Lee.

Yo, para ser feliz, quiero un león, publicado por la editorial MilMadres en abril del 2024, es su primer libro de relatos, en el que utiliza el humor, el sarcasmo y el cinismo, además de situaciones donde se bordea el surrealismo para revelar las contradicciones del ser humano.

Puedes encontrarla en: 

www.karolacosme.com


Enlace al libro


Tres microrrelatos de karola Cosme


El poder del botón rojo

(Micro ganador del XV Premio de Microrrelatos: 'Microhistorias en el ascensor' 2023, Madrid)

Se mudó al ascensor cuando la echaron del piso a primeros de mes; dijo que como había pagado la comunidad, le correspondía el uso. Es propio encontrarse a la señora en bata, con un termo en la mano, preguntándote a qué piso vas. Nos tiene prohibido tocar el cuadro de mandos, y es casi delito entrar sin limpiarnos antes las suelas. Una silla de esparto le hace de cama, mesa, sillón de TV y armario.
El día que no respondía ni ella ni el ascensor, temimos lo peor.
—¿Gregoria, está bien? —preguntó un bombero.

—Perfectamente. Usen la escalera, necesito intimidad.

 

Repentina niñez

(Ganador del I Certamen internacional de Relato Corto iLIVE 'Historias Llenas de vida', Cudeca e instituto Pallium2022)

 Reconozco que al principio me pareció una locura volver a juntar a papá y a mamá bajo el mismo techo, porque, por mucho que la demencia haya ido borrando a esos que se odiaban, a veces, les viene un recuerdo fugaz y me llaman por mi nombre para preguntarme quién es el vejestorio que he metido en casa. Ellos, por suerte, no se acuerdan de los platos que se han tirado durante décadas. Ambos creen que el otro es un anciano al que cuido.

Hace años que mamá vive conmigo, pero a papá lo traje hace seis semanas, cuando entendimos que a él también se le estaba nublando la vida. ¿Qué podía hacer? Julia con los niños… imposible, y Oriol sigue en Londres. Quedaba yo, la pequeña, la soltera, la sin vida.

Además, solo podemos pagar una enfermera.

Por la tarde, cuando regreso, Rosa me cuenta que los ha visto bailar un vals en el salón o que los ha escuchado decirse entre risas cosas al oído.

Estoy disfrutando de su repentina niñez. Sé que rompí su estúpida promesa de no acercarlos más, pero me siento inmensamente feliz de verlos juntos otra vez.

 

Por un saco de lentejas

Segundo premio XI Concurso de microrrelatos Lenteja de Tierra de Campos, 2022, Tierra de Campos (Valladolid).

Mamá nos pagaba los recados con lentejas secas para enseñarnos el valor de la vida. Diez granos si hacíamos la cama, veinte por lavar los platos o treinta por comprar el pan (siempre que llegara a la mesa sin mordiscos). Luego podíamos canjearlo por tardes de cine o postres de chocolate.

Una madrugada, pillé a mi hermano Agustín con la mano dentro de la tinaja de barro donde mamá guardaba el botín: auténticas lentejas castellanas que papá traía de lejos. «Más vale que calles esa bocaza, enana», dijo. Éramos hermanos por obligación. De padres distintos. Él había sacado la astucia del primero y yo la guapura del segundo, eso decían. Un día, Agustín consiguió que le compraran unas aletas de buzo por juntar quinientas lentejas, ¡y eso que las aletas costaban doce mil pesetas! Otro día, a papá se le antojó morirse. De guapo que era, la muerte ni se le notaba. «Dios lo tenga en su gloria», decían. Y yo, tres meses después, con mis ocho años y una talega de lentejas a cuestas, me presenté a los pies del Cristo de la capilla del pueblo y le solté: «¿Te alcanza con esto para que nos lo devuelvas?».


Más sobre la autora:

Lápiz rojo (blog)

 

lunes, 29 de enero de 2024

EVA GARCÍA: ESCRIBO PARA EXPLORAR MIS PROPIOS LÍMITES

 

Recibimos en el blog a Eva García, escritora madrileña afincada en A Coruña. Conocida sobre todo en el ámbito del relato breve y el microrrelato. Eva participa asiduamente en concursos y páginas del género como el clásico ENTC, Relatos En Cadena (Cadena SER) y revistas de difusión. Damos la palabra a Eva, que recuerda para este espacio como surgió su temprana vocación por la lectura y la escritura.


Cuando aprendí a escribir, empecé a escribir. Siempre fui una niña tímida y tranquila, al menos en apariencia. Por dentro era otra cosa. Mi cabeza vibraba llena de bandas sonoras y películas a todo color en la que vivía, bailaba, cantaba, odiaba, amaba o lograba todo lo que jamás exteriorizaba. Huía a ese mundo interno para soportar realidades grises y su único rastro eran las confidencias a mis diarios, mis cuentos y poesías. Porque desde que aprendí a leer y a escribir, pude ver que entre las páginas de los libros existían espacios donde evadirse y que yo misma tenía la herramienta para crear y plasmar los que bullían en mi cerebro. 

 Conservo mis primeros cuentos y poemas infantiles de cuando tenía cinco o seis años. En el colegio elegían mis redacciones, cuentos o poemas para concursos escolares o eventos. Fui  lectora indiscriminada de cualquier texto que cayera en mis manos, disfrutaba y saboreaba las palabras y frases como si fueran caramelos, me encantaba aprender vocabulario nuevo. Leía a escondidas, de noche bajo las sábanas o a plena luz del día. Los Cinco, los Hollister, Puck, el Reader´s digest, la Enciclopedia de la vida salvaje, tebeos, revistas de viajes, Las mil y una noches, Los cuentos de la Alhambra, las aventuras de Emilio Salgari, trilogías fantásticas... Cuando descubrí a García Márquez se me abrió una ventana mágica. Cien años de Soledad se convirtió en mi libro favorito.

  Dejé de escribir cuando la vida me robó el tiempo para hacerlo y ocupó mi mente con cuestiones prácticas, pero nunca dejé de imaginar. Retomé la escritura al descubrir el microrrelato allá por 2010. Me fascinó su accesibilidad para poder encajarlo con mis obligaciones. Mi primera participación en un pequeño certamen de relatos sobre micología (otra de mis aficiones) fue tan satisfactoria que empecé a participar en Relatos en Cadena de la SER, el blog de Esta Noche te Cuento, Las Microjustas y otros concursos que me tentaran.

  No puedo presumir de ninguna liturgia que configure mi proceso creativo. Soy bastante anárquica. A veces se me ocurre un título y decido escribir un cuento que lo justifique. Las condiciones propuestas (el tema, frases de inicio o de final, uso de determinadas palabras…) suelen ser muy estimulantes y me encienden la chispa de inmediato. No lo son tanto las imágenes o las canciones por ejemplo. En ocasiones observo o vivo una situación y decido transmitirla en un relato. En otras sigo utilizando una práctica que usaba en la adolescencia: recopilo palabras especialmente sabrosas, coloridas, bonitas, diferentes, y con esos caramelos construyo una historia. No siempre conozco el final de lo que empiezo a contar. De hecho, suelo empezar a escribir y dejar que mi inspiración continúe libre. A veces me lleva a terrenos insospechados difícilmente previsibles con antelación. Suelo parir la historia del tirón y he aprendido a regañadientes a dejarla reposar para pulirla, pero no demasiado, porque, si no, acabo destrozándola. Cuando redondeo un relato con un final o un título apropiado para mi estética particular, siento un cosquilleo, una euforia íntima muy grata.

  Escribo por muchas razones: para comunicarme,  para olvidar, para obtener la satisfacción de crear una pequeña escultura con palabras, porque hablo bajito, para defender ideas, para desahogarme, para explorar mis propios límites y para descubrirme a mí misma en los ojos de los lectores. Nunca dejan de sorprenderme las distintas lecturas de  ese trocito mío por parte de los demás. Verme desde fuera, en la mirada y la comprensión ajena, me ayuda a conocerme mejor.

                                                              


Biografía literaria:

 Eva García. Nació en Madrid y vive desde hace treinta años en Arzúa (A Coruña). Licenciada en Veterinaria y amante de las ciencias, nunca se resignó a abandonar las letras, Dicen las malas lenguas que los bichos siempre terminan colándose en sus historias. Desde hace catorce años escribe principalmente relato corto y microrrelato y mantiene un blog de escritura Gotas de luz pálida Participa desde 2015 en la sección de Microrrelatos de la revista cultural Amanece Metrópolis. Recientemente ha publicado un libro para concienciar a los más jóvenes sobre la necesidad de cuidar el mar El despertar de Uiko

 Varias veces finalista y ganadora en diversos concursos (Dónde lees tú, Cuenta 140, Wonderland, Microjustas, La pobreza en cien palabras …) varias veces finalista mensual y dos veces anual en el concurso Relatos en Cadena de la Escuela de Escritores,  ganadora en el concurso Esta noche te Cuento, comparte publicación digital y en papel en diversas antologías de relato corto : Micomicrorrelatos, Microrrelatos del azar, Microrrelatos indignados, Un Carcaj de Microrrelatos, El legado de Gabo, Un tiempo breve, Despojos del REC, En algún lugar de La Mancha, La Isla (Relatos de viaje Moleskin 2016), Papenfuss, Los locos del Microrrelato, MAFnuscritos, Cincuentos, Microvuelos, Aletreos, En7Colores, Emocionario, Claroscuros, Entcerrados, Entcaminados

                                                                  


Impasse

     Ya recogerían la mesa mañana, cuando el hombre que dormía sobre ella hubiera terminado de soñar con aquellas libélulas amarillas empeñadas en llenar de luz los rincones vacíos de la casa ya desmantelada.

                                           (Finalista mensual 2018 de Relatos En Cadena)


Acecho y derribo

  Más allá de la curva del mundo hay un hombre marrón robando miel a las abejas que anidan en un castaño centenario. Inmutable, fuma un cigarro apestoso mientras rebaña hasta la última gota dorada. Decenas de gatos verdes vigilamos sus movimientos sin decir ni miau. Estamos acostumbrados a ver lagartos hurgar en las entrañas de los exhaustos y culebras que chupan la sangre a los inocentes.

  Después, con un velo en la mirada, se dirige como un autómata a un árbol cubierto de caracoles para recolectarlos en un saco. Su alma huele a amor podrido, a ego absoluto, a ambición insaciable. Esperamos pacientes que cometa un error para abalanzarnos sobre su rostro y sacarle los ojos. Lo hemos hecho otras veces, pero hay que tener cautela. Este tipo de bestias prepotentes suele cubrirse bien las espaldas.

  Entonces, una niña blanca, como de nata, aparece cantando por el camino. Al hombre se le ilumina la cara: por fin un gesto de debilidad. Tensamos nuestras patas, afilamos las uñas.

  Sin pensarlo demasiado le ofrece miel, le enseña los caracoles. Cuando abre su saco gris llega el momento. Un coro de maullidos le acorrala ensordeciendo su credibilidad, juzgando sus intenciones.

  Ya es nuestro.

            (Finalista anual 2023 Esta Noche Te Cuento)

Embates de mar

  Aterrizas de golpe en esa playa, donde las dunas de cristal resultan temibles y ajenas, porque el océano de la vida ha decidido vararte en ella. Y te acurrucas en el hueco mortal de su arena para lamer la sal de tus heridas sin saber lo que te depara un futuro, de repente, tan corto y desteñido como el bostezo de un jilguero.

  Te miran, te rodean, te consuelan, te apoyan, te compadecen. Te evitan.

  Te culpan.

  Te aconsejan.

  Son sospechosas las babas del Nautilus que te rozó en una ensenada, los nudos de la soga con la que saltabas, la miel tóxica de flores meditabundas, el color anaranjado de los caramelos, la costra mineral que formó el viento al agitar tu cabello. Lo son tus arrugas tostadas o esa espiral de dudosa espuma que hacía vibrar tu existencia. Lo es el licor que descorchaste a deshora.

  Y te brindan pociones mágicas, amuletos hechiceros, colores y aromas que pulen el karma, tiritas para el dolor desconocido, antídotos para todos los venenos, frutas exóticas, esencias místicas, sinfonías extrañas que recomponen por dentro.

 Y a tu confusión suman tantos caminos sin retorno, tantas promesas etéreas, tantas teorías gelatinosas, tanta estupidez, que te preguntas si ellos han estado alguna vez en esa playa, si lo estarán, si realmente harían todo eso que proclaman dando la espalda a la certeza de la ciencia si lo estuvieran.

  Abandonas sin remedio  lo equívoco, te sacudes las brumas a las que tentaba aferrarse y absorbes toda la luz que las rendijas de tu nueva cáscara permiten. Te entregas al destino de rodillas, cruzando el cielo con la tierra, plegando las alas. Y miras, con otros ojos, a los que, en silencio  y con respeto, te arropan apostando sinceramente por tu renacer.

                  (Relato publicado en la Revista cultural Amanece Metrópolis)

 

Anatomía de un calamar

  Daniela prefiere las sardinas asadas, con sus tripas intactas. Últimamente le apetecen mucho. Pero él ha traído chipirones. Los quiere rellenos.

 Trata de evadir la mente mientras los limpia, aunque no puede evitar el temblor de manos al vislumbrar en esos ojos fijos e insensibles la mirada de su padre. Los tentáculos llenos de ventosas parecen sus dedos viscosos, atrapándola, explorando ásperos cada resquicio. Imagina su nariz ganchuda al arrancar los voraces picos de loro. Y esa gelatina blanca que se adhiere a sus dedos la lleva al borde de la náusea.

 La arcada incontenible llega cuando, del interior de uno de ellos, sale un pescadito medio devorado, se escurre sobre el montón de entrañas y desaparece para siempre por el desagüe del fregadero. Recuerda otro desagüe, el sabor amargo del bebedizo de ruda y artemisia mezclado con lágrimas, dos pececillos ensangrentados perdidos por las cañerías. Recuerda querer morirse, recuerda querer matarle.

 Suenan pasos. Traga saliva. Apura la labor con la receta que usaba su madre, como él exige. Meter ese relleno en los cuerpos es antinatural. Se estremece. Acaricia su vientre. Llora. La cadena del tobillo frustra, una vez más, su intento de alcanzar el veneno de las cucarachas.

                                                                                              (Ganador anual en Esta Noche Te Cuento 2021)

 

 

 

martes, 26 de diciembre de 2023

Sonia Mele: Cuando escribo me sumerjo en una dimensión distinta

 

Sonia Mele Puerto


Recibimos en el blog a la escritora Sonia Mele Puerto, afincada en Valencia, gran lectora y que escribe desde muy niña, aunque solo hace unos años se ha decidido a escribir para diversas publicaciones y medios literarios.

Preguntamos a Sonia por sus primeras lecturas, por todo aquello que ella cree que nutre el campo de la palabra escrita y cómo ha sido su proceso de lectora a escritora.

ENTRE LIBROS, FOLIOS Y ESCENARIOS

Voy a ser muy poco original, pero estoy convencida de que es la vía más común en que se forja una futura escritora. Cuando era pequeña leía todo lo que caía en mis manos, aunque no lo entendiera, desde Heidi hasta la biografía de Leonado da Vinci, pasando por las entradas de la enciclopedia, o las revistas que había en casa de una vecina que, ante mi entusiasmo, acabó por regalármelas cuando ya las había leído. Recuerdo, incluso, que algún libro, que había empezado a ojear, aparecía en la balda más alta porque no era adecuado para mí.

Cuando tenía unos 10 años inauguraron la biblioteca del pueblo y me maravilló. Se me abrió un mundo de posibilidades, entre las que estaba elegir lo que quería leer. Devoré la saga de «Los cinco» de Enid Blyton, algunos libros de «Puck» de Lisbeth Werner, todo lo que tenían de Agatha Christie y después lo que tenían de Stephen King.

Desde pequeña se han formado ficciones en mi cabeza. ¡Que no cunda el pánico!, sabía que las estaba generando yo y que no eran reales, pero me acompañaban. No sé dejar la mente en blanco, carezco de dicha habilidad, pero en vez de pensar en cosas de la vida cotidiana, me inventaba mis propias aventuras.

La escritura llegó después, sobre los once o doce años. Escribir me ayudaba a ordenar mis ideas, a comprender mi entorno y mis circunstancias, a soñar otras vidas… Pero lo hacía para mí misma y así ha sido hasta hace unos años.

Con 14 años llegó a mi vida el teatro. La verdad es que no recuerdo qué me hizo apuntarme a esta actividad porque he sido siempre muy tímida pero, desde luego, no me arrepiento de la decisión que tomó aquella adolescente y que me hizo experimentar las historias desde otra perspectiva, viviéndolas desde dentro, aportando parte de mí a los personajes, metiéndome en la piel de personas diametralmente opuestas a mí, otras más afines, enriqueciendo mi rango lector…

En 2016 me atreví a presentar un microrrelato a un concurso y, aunque ni siquiera fue seleccionado, seguí enviando escritos míos a concursos, hasta que a partir de 2018 empecé a ganar algunos premios, como el Concurs de narrativa breu amb enfocament de gènere Isabel de Villena de Burjassot en 2018 y 2021, la Maratón de Microrrelatos de Massalfassar-Valencia Escribe en 2019, o el Premi Sambori Comarcal en 2019.

Conocí más personas aficionadas a la escritura y también gente que publicaba, encontrándome con un ambiente acogedor, respetuoso e integrador. Esto ayudó a que compartiera mis textos con menos reparo y empecé a obtener un reconocimiento inesperado que me animó a seguir escribiendo y a dejar que me leyeran.

He participado en diversas publicaciones colectivas, como «Minicuentos para minirratos», «Cada vez más iguales» de Valencia Escribe, o «101 crímenes de Valencia» de Vinatea Editorial.

Los asuntos que he tratado han ido cambiando con el tiempo como mis intereses, vivencias y lecturas. Desde hace tiempo me identifico con temas sociales, feminismo, defensa del medio ambiente, pacifismo, infancia y adolescencia… y mis protagonistas suelen ser mujeres.

Se puede decir que, excepto la poesía, he tocado todos los «palos»: microrrelatos, relatos, monólogos, composiciones teatrales y actualmente estoy inmersa en mi primera novela.

No escribo igual si se trata de microrrelatos o de textos más largos. Los primeros los escribo a partir de una idea que me surge espontáneamente o a partir de un reto como lo son los concursos de relato rápido, a los que soy aficionada. Los escribo de una vez y, a no ser que deba entregarlos de inmediato, los dejo macerar un tiempo para aportar matices o economizar palabras, quedándome solo con las que considero imprescindibles.

Si se trata de textos más largos soy escritora de mapa. Primero hago un esquema de la historia, me documento sobre lo que considero más relevante y, posteriormente, me lanzo al proceso creativo, revisando y modificando un tiempo después. No tengo una rutina establecida porque mi trabajo es a turnos y no me lo permite. Así que algunas semanas le dedico tiempo a la escritura y otras apenas toco el bolígrafo o el ordenador.

Escribir me enriquece. Pone palabras a lo que siento, a lo que me preocupa, a lo que me divierte. Cuando escribo me sumerjo en una dimensión distinta. Es otra energía, otro estado mental en el que me siento bien. Escribo de lo que sé, de lo que me salpica por cercano. En ocasiones denuncio o intento visibilizar problemas y retos que son intrínsecos a nuestra sociedad y la manera que tenemos de afrontarlos.

En muy poco tiempo saldrá mi primer proyecto en solitario: “Miradas a través del caleidoscopio”. Se trata de una selección de microrrelatos y relatos. Como colofón una obra de teatro breve. En este libro he puesto mucho trabajo e ilusión y, ahora, me acompaña la expectación por cómo va a ser recibido.

 

DESAPARECIDOS

He cumplido mi misión. Mientras mis padres dormían la siesta, me escabullí con ellos, los metí en la bañera hasta que dejaron de dar señales de vida y luego los hice desaparecer. ¡Jamás los encontrarán!

Ahora papá y mamá me harán más caso a mí, me escucharán sin hacerme esperar, mirarán mis juegos y hasta jugarán conmigo.

—¡Cariño! —dijo mamá a papá—, no sé dónde he dejado el móvil. ¿Lo has visto tú, por casualidad?

 

GUISO IRRESISTIBLE

–¡Preferiría comer ratas!

Mamá retiró el plato y se giró aguantándose las lágrimas. Afrentada, evitó mirarnos. Nosotras le observamos inmóviles por fuera y aterrorizadas por dentro.

Un día la oímos cantar mientras cocinaba. Acompañamos esa excepcionalidad con risas y danzas. Comimos en la cocina, como siempre. Él prefería comer solo frente a la tele. Mientras devorábamos los exquisitos canelones, un guiso inundaba con su aroma toda la estancia. No nos dejó probarlo.

Mamá sirvió a mi padre que, satisfecho, dijo que el conejo estaba delicioso. Al recoger la mesa, percibimos un brillo malicioso en su mirada.

 

NUNCA SE SABE EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

–No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween –dijo el sombrerero.

–¿Quién ha dicho semejante locura? –preguntó Alicia.

–¡La Reina de Corazones! Suerte que no haya pedido nuestra ejecución inmediata, descabezándonos sin remedio.

Tenían que pensar un plan, y rápido. El sombrerero sugirió rendirle pleitesía a la monarca. Así se relajaría y su ejército de naipes no les vigilaría tan de cerca. Encontrarían al Conejo y buscarían el modo de acelerar el tiempo.

En eso llegó el ejército de la Reina de Picas, derribando el muro que su hermana mandó construir para preservar su particular reino.

Escaparon, mientras la media baraja resolvía sus asuntos en su singular partida.

 

PORNOMBRES

YO, con 15 años, he violado a mi… exnovia. El juez me mandó a un centro donde hago talleres de sexualidad.

TÚ me mostraste mi primer contenido porno a los 9. ¿Te acuerdas?

ELLA, asustada, no podía creer que yo no parara a pesar de sus gritos y lágrimas. Ni siquiera me enteré.

NOSOTROS nos matamos a pajas con vídeos compartidos por Instagram.

VOSOTROS lo sabéis, pero no nos ofrecéis una educación afectivo-sexual adecuada y crítica.

ELLOS se lucran generando adictos, violadores y futuros puteros, vendiendo que es sexo, que mola, cuando solo es violencia.

Todos miramos hacia otra parte.

 

BIO LITERARIA

Sonia Mele Puerto, nacida en Aarau (Suiza) en 1973, de padre italiano y madre sevillana, se ha criado en Godella, población de la provincia de Valencia.

Es psicóloga, educadora social y escritora, aunque esto último le haya costado mucho reconocérselo a sí misma.

Escribe, sobre todo, microrrelatos y relatos, pero también monólogos y textos teatrales. Actualmente está inmersa en la que será su primera novela.

Ha ganado varios premios literarios de narrativa breve y participado en varias antologías colectivas de relatos y microrrelatos, como “Minicuentos para minirratos”, “Cada vez más Iguales” de Valencia Escribe y “101 crímenes de Valencia” de Vinatea Editorial.

Su primer trabajo en solitario, “Miradas a través del caleidoscopio” está a punto de ver la luz. Es una selección de microrrelatos, relatos y una obra de teatro breve.