martes, 29 de diciembre de 2020

Alicia Muñoz Alabau: La inspiración me parece un proceso mágico a través del cual la inquietud se convierte en serenidad y el desconcierto en alivio

 

Alicia Muñoz Alabau

Recibimos en el blog a una autora vocacional, Alicia Muñoz Alabau, para la que la escritura es mucho más que una afición o profesión: una forma de estar en el mundo. Escritora valenciana y compañera, con la que he coincidido a veces en antologías, ya que forma parte del nutrido grupo cultural Valencia Escribe (al igual que una servidora), y que, generosamente, nos ha hablado de su proceso creativo y compartido algunas de sus creaciones. Dejamos que Alicia tome la palabra:

No hay exactamente un comienzo de mi yo como escritora, desde siempre me recuerdo escribiendo. Era una lectora voraz y los libros me sirvieron de refugio desde niña, pero además necesitaba escribir mis propias historias, transformando las que leía o, en muchas ocasiones, como desahogo para poder interpretar mis sentimientos y entenderme un poco más a mí misma. Durante muchos años, esos escritos fueron exclusivamente míos, totalmente privados y celosamente escondidos. No pensaba que pudieran interesar a nadie y pensaba que a través de ellos me exponía demasiado, por eso me daba mucho pudor sacarlos a la luz.

No fue hasta 2006 cuando algo que había escrito y que pretendía ser un homenaje a la fortaleza femenina (sobre todo a mi madre) se convirtió en un relato que me pareció bastante digno como para presentarlo a un concurso. Ganar el segundo premio fue el empujón que, al parecer, necesitaba. Sentirme valorada de esa manera me infundió confianza y, poco a poco, el relato original fue convirtiéndose en novela. Así nació Ponerse alas, publicada por ed. Atlantis en 2012. La novela, que trataba de las mujeres como cuidadoras y de las redes invisibles de ayuda que consiguen tejer gracias a la amistad, tuvo muy buena aceptación, pero sobre todo, me permitió conocer a personas maravillosas vinculadas al mundo literario y participar en grupos de autores y antologías que me han proporcionado grandes satisfacciones. En 2016, publiqué De dolientes y duelos, con ed. Neopatria, un conjunto de relatos que exploraban los procesos de la pérdida y el duelo. Todo un mosaico de emociones que se desplegaban pasando desde la hecatombe emocional hasta la indiferencia, pasando por el replanteamiento o la renovación.

Y también con ed. Neopatria, vio la luz el poemario Dos mitades y un cuarto, escrito mano a mano con mi amigo Alberto Soler, médico psiquiatra y escritor, en 2017. Podríamos decir que fue la experiencia que me convertía, a ojos de los demás, en poeta. Creo que la poesía había habitado en mí en todo momento, pero solo de forma muy tímida y esporádica se había hecho explícita. Con la recopilación de poemas que quedaron plasmados en ese libro, me di cuenta de lo mucho que había escrito y lo poco que había tenido en cuenta esa faceta mía. A partir de entonces, el cuerpo no he dejado de pedirme poesía y no he dejado de sentirme afortunada por ello, ya que la inspiración me parece un proceso mágico a través del cual la inquietud se convierte en serenidad y el desconcierto en alivio. En cierto sentido, podría decir también que mi escritura surge del dolor y es una manifestación que me libera.

Mi sensibilidad me ha hecho ser extremadamente permeable a todo tipo de situaciones y emociones, creo que percibo rasgos muy sutiles de mi entorno y vivo de manera muy intensa todo lo que ocurre a mi alrededor, de ahí que la escritura me sea de gran ayuda como terapia para plasmar todo aquello que no logro entender ni interpretar de modo racional. Se trata de un vuelco creativo que nunca deja de sorprenderme, de un rasgo definitorio de mi personalidad que se ha convertido en algo esencial; sin escribir, simplemente no sería yo. La escritura es mi aliento, mi vida, una experiencia totalmente imprescindible, me resulta más necesaria que comer.

Mi publicación más reciente en solitario ha sido 94 lunares, ed. OléLibros, Según Elga Reátegui en el prólogo: “…poemario intenso, caótico y arrebatado donde muestra a pecho abierto la libertad y la satisfacción de amar a su modo, con su terca entrega y pasión desbordada (…) La poeta imagina y recrea a su antojo a partir de experiencias que pueden o no ser propias, pero que expone con tanto realismo e intensidad, que nos creemos y sentimos todo lo que comparte”.

Por otro lado, compartiendo espacio en antologías junto a otros escritores, he publicado más de veinte relatos, con los grupos Generación Bibliocafé y Valencia Escribe, y con la editorial solidaria Vinatea, Treinta Mujeres Fascinantes en la Historia de Valencia y Mujeres en construcción (perdonen las molestias). Formo parte de la Plataforma de Escritoras del Mediterráneo y durante 2020 he publicado en la antología Creadoras Mediterráneas Modernas y Contemporáneas (con un breve ensayo sobre Zenobia Camprubí), en los dos volúmenes de VisiBiliz-Arte (mujeres en el arte y mujeres pintoras) y en el libro número veinte de Generación Bibliocafé,  2070: Relatos líquidos. En el blog Proyecto Metamorfosis (la palabra puede cambiar el mundo), he publicado algunos artículos breves de filosofía.

Acepto encantada todos esos retos colectivos y disfruto muchísimo con el encuentro y el aprendizaje gracias a otros compañeros, ahí la creación se convierte en un juego porque has de atenerte a los temas, la extensión, etc.,  sin embargo lo que me nace porque es aquello que llevo impregnado en la piel es la poesía y a ella dedico mis momentos más íntimos y personales, ahí es donde se encuentran todos mis gritos silenciados y mis suspiros.

 

Fragmento de un relato inédito:

          Sé que no me quieres porque nunca me acariciaste sin motivo, nunca nos miramos con complicidad en medio del gentío, nunca se entrelazaron nuestras manos bajo la mesa de un restaurante, nunca apretaste mi muslo en medio de una comida familiar, nunca se te notaron las ganas de besarme sin motivo alguno. Pacientemente soporté la espera, ingenua y ciegamente. Creí que lo tenía todo contigo y no tenía nada. Quise creer que esa era la forma en la que tú querías, que a lo mejor no sabías querer de otra manera, que así querían los tíos muy machos… qué sé yo cuántos consuelos absurdos.

            Me esmeraba en no enfadarte y dejabas bien claro que odiabas que te dijera que te quería, pero yo intentaba hacértelo saber de todas las formas posibles. Tenía confianza, confiaba en que mi insistencia tendría recompensa, me decía a mí misma que tenía que ser paciente, que el agua acaba horadando la piedra y que, del mismo modo, mi ternura acabaría calando en tu pétreo corazón. Me decía a mí misma que me querías, pero que no sabías demostrarlo… esperando que tus ojos negros me quisieran mirar de otro modo algún día.

                        Y no sé cómo ha ocurrido, la verdad, pero te juro que no ha sido premeditado ni nada de eso. Creo que un día sin más me levanté y mientras daba vueltas y más vueltas al café con leche, se me fue volando la cabeza al ritmo de la cucharilla y me vi de repente contemplando el cielo por la ventana de la cocina y conforme se movían las nubes fui escribiendo mentalmente lo que de verdad sentía.

No iba a saber cómo hacerte ver que lo nuestro tenía que acabar porque tú no me querías, porque en realidad nunca me habías querido. Te habías acomodado a mis piernas, a mis manos y habías echado raíces en mi ropa, pensando que cada vez que me vestía un pantalón, una falda, una camisa, te llevaba conmigo. Y es por eso que hoy encuentras mi armario y mis cajones vacíos, y por lo que estarás leyendo (supongo) estas hojas que dejé sobre la mesa. Porque no me atrevía a decirte nada cara a cara, que ya sabes que me aterrorizan tus ataques de mal genio, pero como ves, es algo que viene de lejos. Que creo que tampoco te extrañará tanto, vamos, que digo yo que a lo mejor me echas un poco de menos, pero que se te pasará seguro en poco tiempo…, teniendo en cuenta que no me quieres, que nunca me quisiste, y que en el fondo eso es algo que vas a reconocer, aunque te joda.”

 

Poema inédito

 

Qué somos… 

 Dos soledades

que se encuentran,

dos soledades,

eso somos.

Dos miradas

en pausa,

dos corazones

con sed de agua,

dos amantes

en expectativa

de que llegará el momento

de una entrega

entre las sábanas.

Dos cuerpos

repletos de dolores intensos

que cavaron grietas

en las dobleces del alma.

Dos pieles

cuajadas de nervios

a la espera

del aluvión gratuito

de caricias robadas.

Dos pupilas dilatadas

ebrias de pasión y duelo.

Dos iris hambrientos

en perpetuo estado

de atrevimiento.

Diez huellas dactilares

entrelazadas.

 

 Relato publicado en la antología ¿Cuánto pesa un libro?, Generación Bibliocafé, abril 2017


A solas 

He mantenido la habitación en penumbra. Abrí los ojos esta mañana, pero no quise despertar. Me aferré a la almohada para ver si aún reposaba allí tu recuerdo, o tu olor, algún rastro de ti, algo tuyo. No desayuné ni siquiera. Sabes que no puedo ponerme en marcha si no desayuno. Pero, hoy no voy a salir a la vida hasta que mis lágrimas se sequen solas.

Pasaron las horas y no amanecía. Había salido el sol, eso era cierto, pero nada parecía indicar que se acercara un nuevo día. Todo permanecía igual, todo era lo mismo. Decidí no amanecer yo tampoco. Dormitaba a ratos, sollozaba, mantenía la mirada fija en ningún sitio. Intuí una claridad amenazante a través de las rendijas de la persiana. Pero, hoy mis lágrimas van a secarse en soledad.

En soledad digo, ¿lo entiendes? Que no voy a llamarte, ni escribirte, ni arrastrarme como tantas otras veces. Que voy a resistir aquí, parapetada entre las sábanas que cobijaron tanto despropósito, tanta desazón, tanta locura. Que sacudiré la cama tantas veces como haga falta, para esparcir el calor de tu pasión por el ambiente y respirar ese aire contaminado de ti hasta que me ahogue. Porque hoy voy a secar, por fin, mis lágrimas.

Que no es responsabilidad tuya. Que ya me dejaste claro que te marcharías cada día que estuvieras conmigo. Y tuve que acostumbrarme a esa oscuridad. Ese hueco profundo que se producía cada vez que cerrabas la puerta y yo volvía a sentir que realmente solo era un entretenimiento para ti. Y, al fin y al cabo, se supone que ya soy una adulta y que no debería engancharme a un tío tras otro, que debería convertirme en mi mejor amiga. Hoy voy a dejar que mis lágrimas se sequen y no tomaré decisiones hasta que esa sequía me alcance toda.

No escribiré, no te nombraré ni dejaré tu huella en mi literatura, no serás mi inspiración nunca más, no quedarás plasmado en mis páginas lo mismo que has hecho en mis emociones. No querré tenerte en mi recuerdo ni hallarás el honor de entreverte esculpido por mis palabras. Voy a renunciar a las letras que hablan de ti por autoprescripción facultativa, voy a intentar sobreponerme, voy a salir de este encierro de escritura dañina en el que había sucumbido porque todos mis poemas eran tú.

Venías a verme, yo me ilusionaba, me abandonaba a ti y permanecía entregada a esa utilización interesada que hacías de mí, de mi energía, de mi voz, de mi cuerpo. Te empeñabas en que te recitara. Siempre querías escucharme antes de hacerme el amor, o mejor dicho, de follarme. Eso era algo que me encantaba. Más que el sexo aún. Había mucho más morbo, me recorrían mucha más inquietud y estremecimiento cuando te detenías a oírme que cuando me penetrabas. Fumabas. Entornabas un poco los ojos como entrando en trance y movías levemente la cabeza al ritmo de la música de mis poemas mientras el humo del cigarro maltrataba tu iris verdoso. Te acariciabas la perilla y me lanzabas miradas de deseo que yo recogía y transformaba en acordes y rimas repletos de voces rotas. Whisky y deseo. Yo, antes de conocerte, odiaba el whisky. Después, lo convertiste en un elixir imprescindible. De nuestras citas y de tus ausencias.

Palabras, lágrimas y whisky. Al final he tenido que regarlas con algo. No había tomado nada en todo el día y dicen que, por lo menos, hay que hidratarse. Pero, en definitiva, creo que acabarán por secarse, de un modo u otro. Mis lágrimas, digo.

Otro whisky y volveré a la cama. No he encendido el teléfono, no he abierto la ventana. Ojalá se haya hecho ya de noche y pueda alardear del triunfo de haber sobrevivido un día sin ti. Con reparo, suavemente, repaso mis párpados y mis ojeras con la yema de los dedos para comprobar que la humedad persiste. Desconocía que aún estuviera llorando, pero al parecer, se me está resistiendo el sentimiento. Un sentimiento que desconocía, pero en esta sombra gris y fría de hoy, tu figura se me desdibuja. Comienzo a pensar en que, la última vez que te marchaste al ponerse el sol, apenas me habías besado. Simplemente te abalanzaste sobre mí con prisa, de modo salvaje, con esa transformación que a veces te poseía y que yo solía confundir con apasionamiento, cuando no con amor. Tal vez uno. Quizá sólo me diste un beso fugaz en el cuello en el transcurso de aquel par de horas de feliz desdicha. Porque eso eras para mí, felicidad fingida, consuelo momentáneo, ilusorio, aunque con consentimiento, todo poesía.

Y ahora he querido, por fin, llorar a solas. Purgar todo ese veneno que me diste y dejar tiempo para que se sequen las lágrimas. Aunque sé que todo este concienzudo propósito tan solo me durará hasta el momento en el que de nuevo llames a mi puerta.

 Alicia Muñoz Alabau

94 Lunares (Olelibros)

martes, 8 de diciembre de 2020

Almudena Villalba Organero: El arte consiste en extraer belleza del fango

 

Almudena Villalba Organero


En esta ocasión nos visita en el blog Almudena Villalba, Deni, que nos cuenta  cómo fueron sus inicios con las letras y la escritura creativa:
 

Siempre he tenido mucho interés por la literatura, desde el punto de vista de lectora. Leía constantemente, por ello estudié filología hispánica. El paso a la escritura lo di cuando caí enferma y tuve que buscar un refugio, un salvavidas para sobrellevar el dolor. Me animó mi familia y comencé a participar en concursos por internet, me sorprendió la acogida, quedé finalista en varios e incluso gané alguno de ellos. A partir de ahí, conocí a escritores con los que compartí varias antologías. El año pasado una editorial, Tepublicamos, contactó conmigo y me editó mi primer libro de relatos : «Narrando hasta la orilla». El título no fue elegido al azar. La escritura me salvó en aquel momento y ahora se ha convertido en motivación, terapia, alegría, empoderamiento y satisfacción. Me gustaría compartir el prefacio del libro, para que comprendáis lo que significa para mí la escritura.

 

PREFACIO

NARRANDO HASTA LA ORILLA

Lo que debo hacer, lo que hago, lo que me duele el brazo, lo que lo ignoro, lo que me callo, lo que me exijo, lo que me exigen, lo que lloro, lo que aguanto; y un día me levanto alzando con mi cuerpo el dolor del mundo.  Sueño que un abrazo, una palabra, un beso serán capaces de aliviarlo cada mañana. Que esa sonrisa impostada, que devuelve el espejo, brotará libre de la tristeza que se esconde tras ella; para luego preguntarme ¿por qué a mí? Y acto seguido rescatar del baúl, escondido en el desván de un bienestar apenas visitado, los buenos momentos, los verdaderos amores y lo que todavía me gustaría hacer o descubrir. Y esto para no morir cada día…aunque sigo muriendo y no sé por qué. El cuerpo me aprisiona, me aplasta con la pesada zarpa de la incapacidad.  No puedo vivir en esta jaula creyendo que lo que está encerrado es el mundo. Rompo las cerraduras de la cárcel que me ciega con una pizca de lucidez y salgo a buscar respuestas. Se inicia un peregrinaje ante señores de batas blancas para, por fin, bautizar al mal que me acompaña. «No tiene cura», cae la sentencia abrupta, sin bálsamos ni vaselinas. La mente, lo único que flota libre y sin cambios, se envuelve de una negra bruma. Quizá han pasado doscientos años, los mismos que tiene mi nuevo cuerpo, hasta que llego a la siguiente conclusión: «No es lo que pase sino cómo lo afronte. No es lo que quiera sino cómo lo quiera. No es lo que tenga sino cómo me sienta». Así que empiezo a olvidarme de lo que me ocurre para centrarme en cómo lo vivo.

Los lazos mágicos que han tejido el éxito de ese pensamiento no han sido otros que los abrazos, la paciencia y la comprensión de los que me rodean. Eso sí, estoy enfadada con el mundo, con la suerte, con los dioses, cualesquiera que sean. Le escribo una carta a la salud, la única diosa hasta el momento conocida por mí, y que me ha defraudado:

  

CARTA A HIGÍA


«Me abandonaste. Nunca comprendí por qué la gente te deseaba en sus dichos y canciones, incluso antes que al dinero o al amor. Ahora ya lo sé, no te valoré lo suficiente. Todopoderosa, te desafié creyéndome protegida con mi armadura de carne, huesos y piel. Me dejaste desolada y perdida. Secaba mis lágrimas con el reverso del pesimismo, y con el anhelo de la remisión alimentaba la esperanza. 
Durante el duro camino de la asimilación me acompañó un macuto repleto de incertidumbre que, cada vez más cargado, me intimidaba y me hacía tropezar. Cuanto más caía, más añoraba tu regreso.
Me dejaste a merced de la enfermedad. Intenté resistir, pero su azote de dolor doblegó mi voluntad. Me acostumbré y comencé a quererla. Con ella aprendí a pasear en vez de correr, a ver en lugar de mirar, a escuchar además de oír. Me enseñó a valorar el placer de un abrazo, el alivio de una ayuda, el sonido de mi risa, la compañía de un ser querido. Y ahora, anestesio el sufrimiento para empaparme de vida.
Te remito estas palabras para que sepas que contigo quizá fui más feliz, pero con ella, y solo con ella, he encontrado la inspiración.

Remitente: Luchadora
Destinatario: Salud Perdida
Calle: Adaptación, 10
100X100 SUPERACIÓN»

 

El pasado, el presente y el futuro son incompatibles. No puedo pretender vivirlos a la vez. Me he entristecido muchas veces recordando lo que no puedo hacer; pero inmediatamente, he recurrido a lo que sí hago, e intento hacer bien. De esa manera paso de la frustración al orgullo, y escribo por dos razones: para llorar y para no llorar.

El arte consiste en extraer belleza del fango, algunos lo llaman:

RESILIENCIA

«Acompaño al ritmo de mi mente el despertar cansino de este cuerpo anciano.
Empujo unas piernas, que arrastran pasos de duendes escondidos,
tras la mueca de mis labios, que simulan sonrisas, no molinos.

Alcanzo, con ensayados trazos de soltura, un bote, una taza, una locura…
que ahuyenta con un pinchazo su propósito, me recuerda que debo tomar las medicinas.
 

Cimentados los miembros de mi maltrecha armadura, agarro la energía como un rayo de luz en la negrura.

Y aliento sueños en un solo día, de momentos, de pequeñas vías de triunfos y laureles en corona de espinas».

Textos (Introducción, carta y poema) seleccionados para la antología "Relats" que organizó AVAFI (Asociación Valenciana de Afectados de Fibromialgia) 

 

Mi objetivo: coronar mis momentos con más laureles que espinas, no perseguir sueños imposibles; sino que mis imposibles se conviertan en metas, porque cuando envejecen nuestras ilusiones se nos arruga la vida, y la vida no es esto o aquello, la vida, simplemente, ES.

 

Reproducimos a continuación dos Microrrelatos de Almudena Villalba Organero:

 

CARNE FRESCA 
¡Qué sangre fría! Apenas han pasado veinticuatro horas desde su muerte y nada ha cambiado para ella. La odio. «No soy tu enemiga, Diana. Soy tu madre. Sal, conoce gente y libérate. ¿Cuánto te declararás a ese pastor que cada noche besas en secreto? No vivimos de pan, sino de carne joven, jugosa y palpitante. La virginidad te está amargando. Corre ahí fuera y disfruta. Tu vida es eterna y de ti depende que sea dichosa o desgraciada. Toma el arco y caza algún venado para cenar». 
Alcancé el bosque y corrí sin mirar atrás. Sus palabras me perseguían sembrando la duda. Germinando la tentación. Me sumergí en las cristalinas aguas del rio, desnuda. Un bautizo de paz. Al salir, allí estaba. Petrificado mirando mi desnudez. Cuando tomé el arco, ni siquiera se movió. Mi flecha envenenada acertó de lleno en su corazón. Le despojé de la ropa mientras pronunciaba el ancestral conjuro. Lo arrastré de vuelta al hogar. Contenta, mi madre saboreó la carne fresca de un delicioso venado.

 RUTINA 

 Gasto tanta energía durante la jornada laboral que el resto de la tarde no es más que una suma de tareas rutinarias que me distraen hasta la hora de dormir. ¡Quiero hacer algo con mi vida! ──decidió Amanda──. Acto seguido, cogió el teléfono móvil y marcó el número que había resultado de juntar la edad de cada uno de sus padres, la suya propia, su número de la suerte y las dos últimas cifras del año actual. Esperó dos tonos, tres, cuatro... ¡Menuda tontería! ¿Quién va a contestar? ¡Estoy como una cabra! ── pensó──. Lanzó el móvil sobre la mesa y se fue a la cocina para preparar la cena. Cuando estaba ultimando el guiso, sonó el timbre del teléfono. Se quedó atónita al comprobar que el número que aparecía en la pantalla no era otro que el que ella misma había marcado. Llamada entrante...Tiembla:

── ¿Dígame?
── Amanda ¿eres tú? 
── Sí, soy yo ¿Quién habla? 
── Esperaba tu llamada. Has tardado en decidirte muchos años.
── Pero. ¿Quién eres? ¿De qué me conoces?
── Tranquila Amanda, no te asustes, no soy más que tu inspiración.                                                      

Biografía literaria:

Antologías:

Con el grupo Charca LiterariaApagué la luz, La fiambrera, Perlas en la charca, Diez voces en un libro.

Con el colectivo Valencia Escribe: El tiempo y la vida, Cuentos de las estaciones, A punta de relato, Relatos con banda sonora.

Con Diversidad Literaria: «Erotismo en estado puro, Porciones del Alma, Luz de luna, Tragedias poéticas, Versos desde el corazón, Sensaciones y sentidos». 

Seleccionados en sus antologías: 101 crímenes de Valencia con Vinatea editorial.   Mujeres en el arte, dirigida por Esther Tauroni. Vientos para una pluma de editorial acen (seleccionado en concurso). Con Ediciones de letras en su antología «Aforismos». Seleccionada en la antología «Relats» del concurso de Avafi (Asociación Valenciana de fibromialgia)

Primer premio del público y finalista del jurado en Club de escritura Fuentetaja, con Ángel, publicado en la antología Letras contra la pobreza y la exclusión social. Sobre esta obra (Ángel) existe el cortometraje  homónimo seleccionado en varios certámenes y Primer premio de Atlanta. Primer premio con el relato Promesa de fuego en el VI concurso literario José Ferrer ESCLAFIT de la falla Els Chuanos, publicado en su libro de fiestas en Alicante.  Dos relatos publicados en los libros de fiestas de Náquera.

 Mi primera antología de relatos en solitario «Narrando hasta la orilla» me la público la editorial Tepublicanos.

lunes, 30 de noviembre de 2020

Márcia Batista: Escribir es hallar un lugar precioso en el que habitar

         

La escritora brasileña Márcia Batista


Recibimos en el blog a Márcia Batista Ramos, escritora brasileña, afincada en Bolivia, licenciada en filosofía, poeta y novelista que practica también el género del ensayo y del cuento.  Dejamos que sea ella, como buena narradora, quien tome la palabra para hablarnos acerca de sí misma y de cómo fueron sus inicios en el campo de la escritura creativa.    

 Márcia Batista: 

           Soñaba con ser escritora a los 17 años y tomé otros caminos en la vida.  A los 45 años, en una breve visita a la ciudad de Pamplona, España, sentada en la plaza de Los Reyes, después de almorzar sola, me pregunté ¿qué quería hacer a los 17? y me contesté ser escritora. ¿Por qué no fuiste? Y, en mi soliloquio, me dije: no se valen las excusas. Entonces la respuesta fue: porque no quise escribir; ahora quiero. Pensé: en una semana regreso a Bolivia y empiezo. Sonreí, miré al cielo. Medité sobre el género humano y su capacidad de retrasar la propia vida, ¿por qué esperar más una semana?

De hecho, una semana después escribí “Mí Ángel y yo”, un cuento largo de final abierto y seguí escribiendo. Hoy tengo 56 años y al reinventarme, durante la pandemia, empecé a mostrar mucho más de mi traba.

En eses breves años, de manera casi compulsiva, escribo todos los subgéneros de la narrativa, incluyendo ensayo crítico biográfico y drama, así como también, poesía. Nunca participé en concursos y mi mayor premio es una llamada telefónica, con alguien al otro lado de la línea llorando emocionado por mis palabras o algún mensaje diciendo que mis letras le impactaron.  

Nací en Brasil en el año que empezó la dictadura militar, estudié Filosofía y cuando terminé la carrera me casé, el mismo día que terminaba la dictadura militar en el país. En seguida vine para Bolivia, el país de mi esposo. El país donde vivo a más de 25 años. 

Escribo en español, porque vivo en Bolivia, sueño, rezo y pienso en portugués. Voy traduciendo, en mi mente mis textos mientras los escribo. Encuentro una palabra y recién viene la inspiración, mientras escribo doy forma al texto, cuando empiezo no sé qué es lo que escribiré, en realidad solo conozco mis textos cuando ya están listos. 

Ya publiqué en un breve ensayo que: escribir para mí, no es un entretenimiento, ni una huida de la vida, sino la propia vida.

 

      Las puertas invisibles del tiempo

(cuento)

Marcia Batista Ramos

 Las jícaras seguían sobre la mesa una hora después del té. El queque de naranja, estaba cubierto y el azucarero tapado. Las gradas invitando a ver lo que pasó en el otro piso. Ni un sonido en el comedor, allí donde los años se hicieron muchos y los niños se hicieron grandes, soplando la vela sobre la torta a cada cumpleaños. Sus alas largas, los llevaron a otros cielos. En los vértices del tiempo la sonrisa de la vida, la alegría por ser y estar. Las horas endulzadas con aroma de chocolate y el eco de la algarabía de repente, no más que de repente transformado en silencio.

Silencio, silencio, silencio… El silencio profundo que experimentas a cada día y subes el volumen de la música para tratar de espantarlo y él no se va, solamente se hace más y más grande… hasta que explota y grita. Entonces apagas la música y sales. Vas por cigarrillos o por un café. Vas en búsqueda del ruido del mundo, para no escuchar tu silencio… Sientas en una mesa y miras, sin ver a los transeúntes. Miras detenidamente, la mujer bella que se acerca y pasa. No la ves. Lees el periódico del día y te olvidas del silencio que te persigue. Simplemente, no dejas que te persiga, lo adoptas como tuyo. ¿Y qué?

Una melancolía escuálida quiere lamer tu mano… mi mano.

Pasamos una puerta invisible del tiempo y nos pusimos a caminar por la playa antes que amanezca, con vestimentas blanca como el rocío, como las verdades en busca del sol… La arena nunca fue tan suave al contacto de nuestros pies, ni tan tibia la aurora. El malecón sin sombra, imponente, soberbio, frenando al mar. Las olas en su ir y venir incesante, siempre trayendo recuerdos.

Largas caminatas silenciosas, aún quedan en el recuerdo de aquella vida de viajes, de museos, de libros… Entonces. Sólo entonces.

Siempre me pregunté, ¿qué siente la lluvia fría cuando cae?

La luminosidad del día, dejaba ver el mosaico de fotografías familiares en la pared más angosta, al lado del portal que divide las salas. Fotos de todos los que un día estuvieron y de todos los que aún están.  El ovillo de la vida, se desenovillando en una pared, para tener certeza de la finitud, de lo efímero, de la vida misma.

La vida siempre venía a la casa, llegaba visita, parientes, vecinos, amigos y la elegancia del arroz con naranja, paseaba supremo, en cristales transparentes, ante pupilas brillantes y sonrisas alegres de paladares satisfechos por comer en la casa.

Paso por una puerta invisible del tiempo y espío la casa, veo las ollas humeantes y la mesa del comedor bien puesta. Nunca resonó la campana del té, existió como un adorno. Escucho las conversaciones, el fuego crepitar en la otra sala. Veo el patio de los enigmas, donde las hormigas alguna vez pasaron en caravana hacia la Meca y donde, antes, escarbé un túnel para llegar a la China. Me verías con botas, eso te gustaría, te gustaría mucho…

Te gustaba leer en voz alta algún fragmento de algún libro recostado en el diván, yo apegada a tu pecho escuchaba: - “Las puertas invisibles del tiempo: Siempre tuve ese temor ancestral, así como tú también lo tienes, de que el sol no vuelva a brillar y de que las cosas cambien y no sean como habíamos imaginado y poco a poco nos quedemos solos.” -Otras veces, yo leía a Marosa di Giorgio o a Fernando Pessoa. Tu escuchabas. Es cierto, te gustaba… Las botas cafés arriba de las rodillas. Cosechar setas silvestres y prepararlas con arroz.

¿Sabes que todos tenemos la costumbre de partir? 

TÚ. Él. TODOS.

Todos…Siempre habrá un día en que volaremos, como las cometas, al cielo añil brillante. Y aquellos que busquen encontrarnos mirando a las alturas, solo verán filigranas en contraste con la inmensidad.

No habrá nubes.

Recordaremos palabras sueltas y voces que se alejan, ritual, hermanos, descanso, paz…

Las puertas invisibles del tiempo, siguen abiertas y las gradas invitan a ver lo que pasó en el otro piso.

Miro las jícaras sobre la mesa una hora después del té. Las migas, del queque de naranja están comportadas sobre los paneros, no bajaron a jugar en la alfombra.

Alguna vez me pregunté ¿sí la noche tiene miedo a la oscuridad?

Te cuento que la otra tarde, cuando no estabas, quemé las cartas y la colección de postales. Las muñecas siguen sentaditas en el desván, con sus caritas sonrientes, como si tuviesen la seguridad de que la vida es bella y que para nosotros no hay sufrimiento.

Las fotos en la plaza Roja en el café...están en un sobre en el segundo cajón del escritorio.

Si te pones a contar los granos, el arroz, parecerá infinito. Es algo así, como el tiempo que se distiende cuando estoy sola. Entonces, pienso que el mar secó. Y otras cosas… Siento frío y una llovizna triste me moja hasta el tuétano. En la pared el cuadro que se llama Soledad, recuerda una isla.

 Sabemos que el tiempo tiene puertas invisibles. Muchas veces viajamos, las ultrapasamos. Lo sabes. Hemos vivido bellas experiencias, del otro lado… Por eso, nuestra memoria está llena de recuerdos de días y noches, que sólo nosotros planificamos y vivimos. Nuestro inventario cotidiano con gotitas como diamantes líquidos, verano eterno, un niño que camina para después volar, la niña solitaria, bailes, veinticuatro horas de cariño y tantas otras cosas que se quedaron en la mente.

La única incoherencia, fue pensar que el tiempo cerró sus puertas invisibles…

Por eso, ahora, estos muebles no saben nada de mí. Las jícaras siguen sobre la mesa una hora después del té y, no quiero subir las gradas para ver qué fue lo que hice una hora atrás con mi cuerpo.

                               

                                                                        Escribir

(observaciones de carácter meramente privado)

 Márcia Batista ramos

 “Todo lo que aquí escribo está forjado en mi silencio y en la penumbra. Veo poco, casi nada oigo. Me sumerjo por fin en mí hasta la matriz del espíritu que me habita. Mi fuente es oscura. Estoy escribiendo porque no sé qué hacer de mí. Es decir: no sé qué hacer con mi espíritu. El cuerpo informa mucho”. 

 Clarice Lispector 

 

Clarice Lispector me dijo un día que: “escribir es una maldición que salva” y no estoy segura que así lo sea. En primer lugar, no sé si existe salvación y cuanto a la maldición, estoy segura que es todo lo contrario.

Escribir no es un extraño acto de sobrevivencia, en este insólito mundo de desigualdades, plagado de miserias y sin sentidos; escribir es llenar de sentido los espacios, igualarse con los demás, disminuir el dolor y alargar el tiempo, especialmente, cuando no se escribe sobre hechos y se escribe sobre sentimientos.

Recurrir a la pluma y escribir para expresar diferentes pensamientos, es ingresar a un territorio donde se puede respirar tras las dificultades de la cotidianeidad, un territorio en el que uno puede reinventarse una y otra vez, en un intento, optimista, de ampararse del riesgo de extinción causado por la televisión y otros entes, que invaden nuestro pensamiento y nos manipulan, para que seamos uno más en el montón.

Percibo, por el acto de escribir que no existe nada más sencillo, después de todo, que encontrar un sin fin de contradicciones en uno mismo. Ya que todo texto compone el subtexto, que es de alguna manera, mismo cuando uno no quiere, el río autobiográfico que el escritor, fatalmente devela.

En mi caso, involuntariamente, mis palabras no están envueltas por el embeleso del optimismo, de todo lo que es bello y positivo en el mundo, en la vida, en fin.

Un poeta me dijo “discúlpame, pero siempre veo lo bueno y lo positivo…” Me sentí desconcertada, equivocada; parecí medio soberbia, egoísta; hasta tonta, por mí relación con el mundo… Pero, el celofán que la vida me otorgó, no alcanza para envolver lo que mi vista abarca y mi entendimiento comprende. Entonces, fatalmente, me queda la insatisfacción, el sabor a poco y esa manía de agonizar frente a todo, incluso a lo bueno que la vida me da.

Sin buscar excusas, apenas en un soliloquio de entendimiento, hago recuerdo al poeta que, a esa agonía, algunos llamaron mentalidad crítica. Contrariamente, yo admiro, la capacidad de ver lo bueno en todo. Únicamente que mí cristalino, medio borroso, no logra ver el color rosado. Para mí todo es más o menos patético y real.

Tal vez, conseguir escuchar los pensamientos, en medio a tanto ruido, y calcarlos en el papel, ya es suficiente para mí; lo demás es retórica exagerada, por tratar de mostrar lo que no se es. Pienso que la grandilocuencia, apenas aleja las ideas del entendimiento… Tienden a confundir y no logran ayudar a uno mismo.

En el mundo occidental, dicen que no hay lugar para una postura de neutralidad, que escribir presupone enmarcarse y posicionarse ante lo social, político, económico y otros, además de la propia literatura.

Gao Xingjian, me dijo que aboga por la neutralidad de la literatura, me gustaron sus palabras y las quise hacer mías, pero me dolió salir a la calle y ver al perro abandonado, al niño abandonado, al mundo miserablemente abandonado y enfermo que existe… Por esas cosas y otras, es que la literatura es comprometida y no logra ser un arte puro.  Y es válida así. 

En verdad me siento comprometida. Todo lo que escribo está ligado, de alguna manera, a la realidad en que vivimos debajo de la línea del Ecuador. Es posible, que este lado mío, se fortifique más algún día. ¿O no? No sé nada.  Puede terminar por aniquilarme.

Mi burbuja mental, no es lo suficientemente grande para asimilar todo eso, tampoco es tan hermética como para evitar permear los dolores del mundo. Tal vez, de ahí, viene esa mirada melancólica, tristecita. Por eso y entonces, de muchas maneras, por mi pluma gotea el dolor sencillamente, el dolor de ser humano y no poder ser neutral. El dolor de saber que no hay escondrijo en donde esperar a que, de alguna manera, la vida pase. Entonces escribo.

Existen obras que hablan con esa voz tan vívida por mucho tiempo y otras, lo hacen eternamente, las últimas son más raras, tal vez por eso logran el grado de imprescindibles.

 Así que, yo admiro a eses autores que lograron escribir lo que sentimos todos y se tornaron imprescindibles, no solo para mí, para toda la humanidad. Y lo mejor, es que ellos escribieron con simplicidad e inteligencia. La claridad fue fundamental para perpetuarse. Expresaron de forma linda, adorable y fácil, sea en verso o en prosa, aquello que necesitábamos leer, porque ya lo sentíamos mucho antes, las cosas que ellos supieron expresar de forma genuina con gran sensibilidad.

Eso me da la certeza de que la literatura es muy reveladora, primero de uno mismo, después del otro. Porque, escribir trasciende y profundiza el pensamiento hacia más allá, ya que torna visible al ojo desnudo una realidad tenue y menos visible.

Cuando escribo, lo hago sin rumbo, medio a la deriva…aun así, llego a un puerto, eso me enternece de las letras, es como si ellas me guiasen; en esos momentos pienso que, de alguna manera, tienen vida propia; sonrío y sigo escribiendo.

Wisława Szymborska me dijo: “No hay nada extraño en la necesidad de anotar pensamientos y las vivencias personales, más bien lo contrario, se trata de una manifestación natural de la propia cultura literaria, cultura que deberían tener no solo los escritores, sino toda la gente culta en general.”

Pienso que Wisława Szymborska, logró tener muy clara la idea sobre escribir; porque al final, escribir es un acto sencillo que ayuda a dilucidar la vida. Aunque es difícil, que la obra del escritor sea coherente con su vida. Eso me inquieta…

A la hora de enfrentarse con las palabras se requiere tenacidad, lectura e inteligencia, porque el escritor debe pensar por cuenta propia. Pienso en un idioma diferente al que escribo. Entonces pienso y traduzco. Busco palabras, entre palabras. Gasto el tiempo…

Me percato que el tiempo urge. No debo perder un minuto del tiempo que forja mi vida. Escribo algo más antes de dormir. Recuerdo, ya con sueño, que Clarice (Lispector), me dijo algo más. Algo importante y tierno, pero el sueño se entrevera entre las conversaciones importantes y el olvido se hace presente.

Clarice me dijo algo así: “Escribir es también bendecir una vida que no fue bendecida. Salva el alma presa, salva a la persona que se siente inútil, salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba. Escribir es buscar entender, es buscar reproducir lo irreproducible, y sentir hasta las últimas consecuencias el sentimiento que permanecería apenas vago y sofocante.”

Bendigo a Clarice, su mente escritora y las cosas buenas que me dijo.

Es en ese momento que comprendo que escribir no es un entretenimiento, ni una huida de la vida, sino la propia vida. Un lugar precioso donde habitar.



Márcia Batista


Márcia Batista Ramos, nació en Brasil, en el Estado de Rio Grande do Sul en mayo de 1964. Es licenciada en Filosofía por la Universidade Federal de Santa María (UFSM)- RS, Brasil. Radica a más de cuarto siglo en Bolivia, en la ciudad de Oruro. Es gestora cultural, escritora y crítica literaria. Columnista de la Revista Inmediaciones, La Paz, Bolivia y Columnista del Periódico Binacional Exilio, Puebla, México, además. Colaboradora Revista Dominical, Periódico La Patria, Oruro; es colaboradora de varias revistas culturales en diferentes países. 

Algunas publicaciones:

• La Muñeca Dolly (Novela, 2010);

• Consideraciones sobre la vida y los cuernos (Ensayo, 2010);

• Patty Barrón De Flores: La Mujer Chuquisaqueña Progresista Del Siglo XX (Esbozo Biográfico, 2011);

• Tengo Prisa Por Vivir (Novela Juvenil, 2011);

• Escala de Grises – Primer Movimiento (Crónicas, 2015);

• Escritoras Cruceñas (poesía, narrativa y drama) Caballero, Reck & Batista (2019)

• Escritoras Contemporáneas Bolivianas (poesía, narrativa y drama) Caballero, Decker & Batista (2019);

• Rostros del Maltrato en Nuestra Sociedad –Violencia Contra la Mujer. (Ensayo, 2020);

• Caspa de Ángel - antología de cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico. Batista Ramos & Carvalho Oliva. Bolivia (2020);

• Dueto (Drama, 2020);

• Márcia Batista Ramos: El alma adolorida de Cesar Verduguez Gómez, pg.233 en Lo escrito Escrito Está (50 años de Trayectoria Literaria de César Verduguez Gómez, 2016);

• Anexo en Diablo- Diablada De Oruro Al Mundo – Antonio Revollo Fernández (2019);

• “BREVIRUS Antología de minificciones”, Lilian Elphick Latorre. Revista Brevilla,Santiago de Chile (2020);

Entre otras.

• Poema: “Cómplice”, Antología: LA ESPERA INFINITA II. Chaco de la Pitoreta. Ed. AteA, Honduras (2020).

Publicaciones en revistas y Blogs: 

Revista Regatul Cuvantului, Rumania; Faro Cultural Santa Cruz, Santa Cruz, Bolivia; Revista Oxímoron, Sucre, Bolivia; Abrelatas literario, Santa Cruz, Bolivia; Revista Plaza Catorce, Cochabamba; Revista Culturel, El Salvador; Letras Itinerantes, Colombia; Musuq Nuna, Bolivia; Diario CoLATINO, El Salvador: Centro Cultural Francisco Solano, Argentina; Revista Tabaquería, México; Revista poética "Azahar" de España; Revista Paréntesis, México DC; Piedra y Nido, Argentina; La Literatura del Arte, Paris, Francia; Mi habitación, Chiapas, México; Revista Relieves, Argentina; Revista Brevilla, Chile; Movimiento Poético Riba –Turia, España; Leamos cuentos y crónicas BLOSSPOT. COM, Argentina; Plumas Latinoamericanas, Santiago de Chile, Chile; Bajootroscielos, Barcelona, España; El Espectador, Bogotá, Colombia; Revista Km0, Argentina; Alpiedelapalabra, Argentina; Bloghemia, Argentina; Punto de encuentro, El Salvador; Revista Archivo Del Sur, Argentina; Revistakametsa, Perú; SENDERO BLOG, México; El Dorado, Revista mixturas, Brasil; Nube Cónica, Chile.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Elena Sagaseta Tarrio, escritora y representante de la Asociación Clara de Campoamor: caminando hacia la igualdad nos enriquecemos todos.

 

Elena Sagaseta Tarrio


En esta semana de la No violencia contra la mujer, entrevistamos a la escritora, activista feminista y representante de la Asociación Clara de Campoamor, Elena Sagaseta Tarrio. Curiosamente, llegué antes a la Elena escritora que a su faceta pública social ya que la conocí virtualmente al participar de forma conjunta en el proyecto solidario Femenino Plural, libro de relatos coordinado por el escritor Lute Pérez en beneficio de la Asociación Clara de campoamor, de la que Elena es representante en medios,  y en el que también ella, junto a muchas compañeras, participó con un relato. Elena, a pesar de sus múltiples compromisos,  ha accedido generosamente a responder a mis preguntas para enriquecernos con su aportación.


1.NOSOTRAS ESCRIBIMOS: ELENA, ¿CÓMO CREES QUE LA LITERATURA PUEDE AYUDAR EN ESTE CAMINO HACIA LA IGUALDAD REAL?

ELENA SAGASETA: La literatura es una parte esencial en el constructor social y cultural que ayuda a marcar y a definir las relaciones entre hombres y mujeres y, como tal, tiene la posibilidad de poder incidir y cambiar la desigualdad existente en nuestro sistema que conlleva a unas relaciones injustas, en pro de avanzar hacia unas relaciones basadas en el respeto y la igualdad de derechos y oportunidades. No podemos olvidar que, históricamente, la literatura escrita ha invisibilizado muchas veces a la mujer escritora, que tenía que asumir seudónimos para firmar sus obras,  recurrir al anonimato, publicar con el nombre de su marido o bien le era negada directamente la publicación por el hecho de ser mujer y, es a través de este contexto histórico que está emergiendo todo lo sucedido y al visibilizar a estas mujeres se descubre, a su vez, todo ese potencial suprimido o al que no se le dio valor en su momento y ha hecho que se perdiera una gran parte dejándonos incompletos como sociedad

2. N.E.: ¿Crees que este esfuerzo por devolver a la mujer la visibilidad que se le negó durante siglos está dando resultados?

   E.S.: El solo hecho de que estemos hablando sobre este tema ya es un paso hacia adelante. Todo lo que sea participar, aportar, visibilizar, la figura de la mujer,  nos enriquece en nuestras relaciones porque nos hace cuestionarnos a nivel social, adquirir conciencia de este tema.

3. N.E.: Tu balance de estos últimos años es, pues, un balance positivo.

    E.S.: Sí, pero no podemos perder el norte. Es cierto que hay avances, pero no es menos cierto que  queda un largo trecho por recorrer en el camino hacia la igualdad.

4. N.E.: Qué piensas acerca del enfoque que se está dando al tema  en el sector de la educación y concienciación a los jóvenes. ¿Alguna vez has pensado que determinados enfoques pueden llevar a una guerra de sexos o a posiciones extremas?

    E.S.: En el momento en el que se plantean estas cuestiones ante un sistema mayoritariamente patriarcal es esperable que el solo planteamiento se vea como una amenaza hacia este sistema, porque precisamente lo que queremos es cambiarlo, pero esto solo sucede cuando damos un mensaje parcial y nos quedamos únicamente con una parte superficial. Claro que es una amenaza a un sistema que no es justo, pero lo que debemos hacer es alzar la voz para cambiar esta realidad que hace que se ataque a una parte de la sociedad solo en razón de su sexo, por el mero hecho de ser mujer, y justamente frente a esa actitud los hombres tienen mucho que decir. Por esto no queremos que el mensaje se vea como una carga contra los hombres sino fomentar el uso de nuevas masculinidades, alejadas del tópico del hombre fuerte que ostenta el poder y la responsabilidad de los cargos relevantes y  la mujer como subordinada a este.

5. N.E.: Háblanos un poco más del concepto nuevas masculinades.

   E.S.: Cuando hablamos de asumir nuevas masculinidades estamos hablando de aprender nuevos comportamientos porque solo viendo donde tropezamos podemos cambiar. Se trata de revisar roles tradicionalmente adjudicados al hombre como el rol de ser y parecer en todo momento fuerte, un rol que puede llevarle a suprimir sus emociones y a no manifestar sentimientos que, sin embargo, le enriquecen como persona por temor a que estas expresiones se vean como un síntoma de debilidad. Son este tipo de roles los que tenemos que evitar transmitir. Pero sobre todo lo que tenemos que potenciar es el acercamiento entre ambos sexos y la colaboración, ya que la sociedad está compuesta por mujeres y por hombres y solamente podemos evitar la injusticia y la desigualdad caminando juntos.

N.E.: ¿Cuándo crees que estaremos cerca de conseguirlo?

  E.S.: El día en el que ninguna mujer sea violentada de forma física, sexual, económica, social  y psicológica por el mero hecho de ser mujer, porque no estamos hablando de otro tipo de violencia que puede darse en ambos sexos, sino de la violencia o discriminación dirigida hacia la mujer como colectivo,  discriminación que ha sido muchas veces respaldada o ignorada por las instituciones en diversos ámbitos económicos o culturales. Se trata de avanzar hacia una realidad igualitaria en la que ambos sexos puedan disfrutar de los mismos derechos y oportunidades para poder enriquecernos mutuamente.

¡Muchas gracias por tu tiempo, Elena, ojalá que esta realidad sea un hecho y los pasos que hoy damos nos ayuden a construirla! 

  

Libro solidario en favor de la Asociación Clara de Campoamor


A continuación compartimos el manifiesto que, con motivo del día 25 de noviembre, la asociación Clara de Campoamor publica en su página web.


MANIFIESTO 25 DE NOVIEMBRE, DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Desde la Asociación Clara Campoamor, nos sumamos a la visibilización de este día como método de denuncia y crítica de la violencia estructural que sostiene el sistema patriarcal en el que vivimos y en el que sufrimos violencia, de forma reiterada, las mujeres y las niñas de todo el mundo.

La violencia contra las mujeres y las niñas es, ante todo, una violación de los Derechos Humanos y así lo reconoció Naciones Unidas, en 1993 y el Consejo de Europa en el Convenio de Estambul. Como cada año, en el 25 N, nos vemos en la obligación de reiterar las mismas reivindicaciones que años anteriores ante la persistencia de esta grave lacra social que es la violencia de género. En este preciso momento, nos encontramos siguiendo los avances  y retrocesos en los derechos de mujeres, niños y niñas, ya que existe una larga lista de atentados contra nuestras vidas y donde parece que hay  mucho interés en matar la verdad. Porque la violencia de género no sólo mata mujeres, mata la verdad. Parece que hay una nueva estrategia del sistema patriarcal que es intentar silenciar en el ámbito público la violencia contra las mujeres por medio de negar su existencia.

Estamos en un importante momento histórico-social-cultural-político, donde se implementa la confusión, el tergiversar la información, el interés por la división, a fin de mantenernos en la misma precariedad y en idéntica posición de dolorosa e injusta desventaja.

Nuestro compromiso va a seguir siendo con y por las mujeres, niñas  y niños que sufren violencia. Seguiremos luchando y acompañando a las víctimas. Éste nuestro compromiso.

Pedimos a la sociedad que no permita ni un paso atrás en el camino hacia una sociedad libre de violencia contra las mujeres. Pedimos una sociedad más justa e igualitaria. No queremos, ni podemos permitir seguir dejando en el camino mujeres, niños y niñas porque mantengamos una sociedad enferma donde continúa dándose la violencia de género.

          No hay ni un solo país en el mundo donde las mujeres no sufran la violencia. No hay ni un solo campo donde las mujeres no estén expuestas a los actos o medidas de violencia. La violencia hacia las mujeres no conoce fronteras geográficas, ni límites de edad, ni distinción de clase, de raza o de diferencia cultural. La violencia hacia las mujeres tiende a ser norma y no excepción. Protegida por el reino del silencio, la violencia es frecuente, incluso en los países que tienen, aparentemente, un desarrollo elevado de igualdad entre hombres y mujeres. 

Desde la Asociación Clara Campoamor, continuamos topándonos con una sociedad enferma. Una sociedad que padece una grave enfermedad social denominada misoginia cuyos síntomas se constatan en la desigualdad existente entre mujeres y hombres. 

Resulta difícil estimar la verdadera incidencia de la violencia de género y/o de la violencia sexual. La mayoría de las situaciones no llegan al conocimiento de las autoridades policiales y judiciales. Existen múltiples factores que pueden explicar esta circunstancia: el miedo, la vergüenza, la esperanza de cambio, la dependencia económica, la dependencia emocional, el desconocimiento de sus derechos y de los recursos existentes, etc. Todavía el maltrato psicológico y social apenas se denuncia y la mayoría de las denuncias se interponen tras años de padecerlos. 

La Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, presenta el mayor informe realizado hasta ahora. Destaca que 62 millones de europeas han sido víctimas de violencia de género (1 de cada 3 mujeres); otras 62 millones la han padecido durante la infancia; 100 millones han sido acosadas sexualmente; 80 han sufrido violencia psicológica y 10 millones han sido privadas de su libertad, incluso dentro de sus propias casas. Si miramos a nivel mundial la realidad nos obliga a “dejar de mirar a otro lado” ya que las cifras de mujeres y niñas, datos disponibles por la ONU a 2014 donde se incluyen otras formas de violencia hacia la mujer (por ejemplo la mutilación genital femenina, la violación como arma/táctica de guerra…), son:

- El 38% de los asesinatos de mujeres en el mundo son cometidos por su pareja, siendo el ámbito familiar y de pareja donde se produce el mayor número de casos de violencia contra la mujer, ya sea física, psicológico, sexual, económica y/o social.

- Unos 120 millones de niñas de todo el mundo, más de 1 de cada 10, han sufrido en algún momento una agresión o abuso sexual.

- La trata de personas se convierte en una trampa para mujeres y niñas que son en un 98% objeto de explotación sexual (se calcula más de 4´5 millones de mujeres y niñas en el mundo).

- Más de 133 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital.

A nivel estatal, desde el Consejo General del Poder Judicial, trimestralmente emite informes sobre la violencia de género, analizando diferentes aspectos. Las víctimas mortales a causa de la violencia de género en lo que va de año hasta el momento ascienden a 41 constatados. 

Con este panorama y si bien, en los últimos años se han dado importantes pasos en pro de la igualdad entre mujeres y hombres, como son los avances legislativos (Ley de Protección, Ley de Igualdad de Mujeres y Hombres o la Ley Integral) o la implantación de recursos específicos de atención y sensibilización, todavía estamos necesitados y necesitadas de continuar esforzándonos para conseguir la igualdad real. Ahora mismo podríamos decir que tenemos una sociedad con una falsa sensación de igualdad, tenemos la sensación de que lo tratan hacer es: "cambiar para que todo siga igual”.

En este sentido es necesario analizar el panorama actual a fin de poder elaborar y construir nuevas herramientas que permitan apoyar el cambio real en nuestra sociedad.

A continuación, hacemos referencia a diversa información que respalda la afirmación “cambiar para que todo siga igual”:

                        El órgano de gobierno de los/as jueces/zas considera "muy preocupante" el incremento de denuncias de malos tratos en el que el agresor es menor de edad.

                    Desde el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, en varias encuestas realizadas en los últimos años, ha sacado porcentajes espeluznantes: un 27% de los jóvenes españoles cree que la violencia de género es una conducta normal en el seno de la pareja; más del 80% de los adolescentes afirma conocer algún acto de malos tratos en parejas de su edad; la mitad de los hombres y mujeres afirma que la violencia machista ha aumentado en España en los últimos años.

             En el estudio "La juventud universitaria ante la igualdad y la violencia de género", dirigido por María José Díaz Aguado- Jalón catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), refleja cómo el 14´3 % de las estudiantes universitarias sufre o ha sido víctima de violencia de género en su relación de pareja y el 10,6% de los estudiantes reconoce haber ejercido o intentado ejercer algún tipo de maltrato sobre ellas, llegando incluso hasta golpearlas en un 4,3 % de los casos. Entre otras conclusiones se resaltan que el 10% de las estudiantes perdonaría a su pareja si sufriese violencia o que el 11´7% asegura haber sido obligada a participar en conductas de tipo sexual contra su voluntad. Además, se desprende que el 20% se muestra de acuerdo con ideas como que el hombre más agresivo es más atractivo.

Esta es nuestra realidad en un mundo donde la falsa sensación de igualdad es una nueva estrategia del machismo para continuar manteniendo este sistema desigual.

Además de la violencia de género, en el ámbito de las relaciones de pareja siendo la que más repercusión social está teniendo, se dan otro tipo de situaciones de violencia contra la mujer como es el acoso sexual y sexista en el trabajo.

El acoso sexual y sexista en el trabajo es el resultado del problema estructural y sistemático, que hunde sus raíces en las desigualdades de mujeres y hombres.

En nuestra labor diaria de atención y acompañamiento a víctimas de violencia de género vemos que en la práctica totalidad de las situaciones en las que hay niños, niñas y jóvenes, el maltratador, además de violentarles a ellos, les convierte en instrumentos y armas perfectas para seguir maltratando a la mujer víctima tras la ruptura de la relación. 

Los y las profesionales que trabajamos con víctimas de violencia de género y una parte importante de nuestra sociedad no tenemos la menor duda de que un hombre maltratador no puede ser un buen padre.  Sin embargo, vemos que el sistema, aunque se le dote de medios para proteger a los y las niñas víctimas de violencia, no aplica las medidas previstas con suficiente contundencia para su protección. Esto facilita que se mantenga vigente un sistema patriarcal que obvia la lucha para avanzar hacia una parentalidad positiva, basada en un vínculo afectivo que implica cuidado, protección, seguridad y educación. La violencia hace saltar por los aires todo esto.

Quienes defienden el actual sistema se refieren constantemente al “interés superior del menor”, haciendo una interpretación perversa del mismo,  para seguir obligando a estas víctimas a mantener una relación con la persona que origina su desprotección y cuya relación afecta a su desarrollo biológico, psicológico y social. A pesar de tener clara esta situación, existe una fuerte  resistencia a adoptar los cambios necesarios para terminar con el dolor y daño que estamos causando a niños, niñas y jóvenes víctimas de violencia de género.

Mantenernos, para que todo siga igual, en su sí pero no, un vamos poco a poco, un hay que seguir dando una oportunidad, y un largo etc, que supone la legitimización para que los hombres maltratadores puedan seguir violentando a niños, niñas y mujeres.

Desde la Asociación Clara Campoamor, con motivo del 25 N, haremos la presentación de la guía de la creación de la guía para jóvenes de entre 12 y 18 años, “Sé lo que publicaste en el último minuto”, editada y subvencionada por la Diputación Foral de Álava. La guía constituyó una herramienta para trabajar la violencia de género en las TIC (tecnologías de la informática y comunicación) como nuevo medio para relacionarse entre la población más joven. La necesidad de esta guía nació porque las y los jóvenes, como grupo social mantienen un vínculo más directo y permanente con este nuevo modelo social inmerso en esta sociedad de la información y del conocimiento. Las TIC han generado la transformación en las formas de ejercer violencia y sobre todo de la violencia de género. Nuevas expresiones, nuevas formas de violentar y sobre todo nuevas formas de mantener un sistema de relaciones de género desiguales. Colgaremos la guía en la web de la ASOCIACIÓN CLARA CAMPOAMOR  a fin de que se pueda descargar gratuitamente.

Elena Sagaseta Tarrio 

Responsable de redes y comunicación de la asociación Clara de Campoamor  


QUE ES LA ASOCIACION CLARA CAMPOAMOR

La Asociación Clara Campoamor fue fundada en 1985 por un grupo de mujeres del movimiento feminista, por la necesidad imperante de defender los DERECHOS DE LA MUJER, INFANCIA Y JUVENTUD. La Asociación Clara Campoamor es una entidad de ámbito estatal. Su sede principal está en Bilbao y cuenta con delegaciones permanentes en los siguientes lugares: Álava, Castilla y León,  Gipuzkoa,  Valencia,  Madrid, Barcelona,  La Rioja, Andalucía y Galicia. Además ampliamos nuestra labor en Cantabria, Aragón, Extremadura y Castilla La Mancha. Realizamos trabajos de asistencia y asesoría a nivel institucional (a nivel nacional, autonómico y local) y acciones de incidencia política y social. Trabajamos por la protección de los derechos de la mujer en el mundo laboral, profesional, familiar, cultural y sanitario, en la defensa y protección de los derechos de la infancia y juventud, así como por las personas víctimas de la violencia de género.