sábado, 3 de septiembre de 2022

Dominique Vernay: Escribo para disipar dudas y miedos.

    

Dominique Vernay


Retomamos la actividad del blog con la visita de la escritora Dominique Vernay, que repasa en su memoria sus comienzos literarios y nos comparte algunos de sus textos.        

      Por lo que me contaron, fui bastante precoz a la hora de hablar. Para el resto de las cosas me tomé mi tiempo, y me lo sigo tomando; entre otras, escribo y leo despacio, muy despacio. O sea que para mí la comunicación es esencial, pero siempre tuve miedo a que las palabras se las llevase el viento. Así que desde muy joven dejaba notitas a mi madre para recordarle que la quería, para insistir en que no se olvidase de cerrar la puerta con llave antes de irse a la cama...  Así fueron mis inicios en la escritura, a los siete años. Obviamente, relatos cortos.   

     Más tarde, al tener que marcharme de casa, lejos, fueron centenares las cartas que escribiría a familiares y amigos. Y cuando escribir cartas dejo de ser lo normal, empecé a interesarme por los blogs literarios y los talleres de escritura, y a presentarme a algunos certámenes literarios. Un buen día, la suerte quiso que ganase uno, de ahí mi empoderamiento particular («quizás la suerte no sea la única razón y no escribas tan mal, Dominique», me dije).    

    Mis horas de lectura y de escritura son momentos felices y llenos de paz, tanto es así que me cuesta estar más de dos días sin sentarme delante del ordenador o sin coger un libro. Escribo para disipar dudas y miedos. Es posible que se haya vuelto una necesidad, una manera de poder relativizar todo lo que me ocurre y ocurre a mi alrededor. Así que, si hablamos de mi proceso creativo, creo que se puede decir que intento plasmar en mis escritos todo aquello que me asombra o me inquieta (y son muchas cosas), sin olvidar ponerle, en la medida de lo posible, algunos toques de humor.   

   No tengo manías de escritora. No necesito nada especial para sentarme a escribir, ni siquiera silencio, solo una idea de esas de andar por casa. Lo que sí es fundamental para mí, y supongo que para la mayoría de la gente que escribe, es leer y observar, además de poner una buena parte de mí en todo lo que escribo. Creo que, de una manera u otra, estoy en cada uno de mis personajes, ya sean egoístas, raros, antipáticos... Nada de filtros.

 

Razones

         A Leo le gustan los desayunos de la abuela. Pide lo primero que se le antoja y ella se lo da. Su nevera es mágica, piensa Leo. La de sus padres es aburrida. Siempre igual: un vaso de leche con cereales.

         Mientras saborea un frixuelo relleno con chocolate observa a la abuela. Está cortando a cachitos un resto de pan del día anterior; si lo tirase a la basura tendría que besarlo antes.

         —¿Por qué le tendrías que dar un besito antes?

         —Porque siempre lo vi hacer a mi madre. La costumbre. 

         El pan está muy duro y, para cortarlo, arruga la cara como Leo cuando hace caca. Lo sabe porque en casa de la abuela hay un espejo justo enfrente del inodoro; inodoro, así lo llama ella porque dice que así se dijo siempre.  

         —¿Por qué hay un espejo enfrente del váter?

         —Porque no había otro sitio donde ponerlo. 

         —Mira, Leo —le dice ahora— los gorriones ya están pidiendo el desayuno. Mira como revolotean. Saben que es la hora. Mira, mira, ¡qué hambrones!... a veces llegan a chocar contra el cristal de lo nerviosos que se ponen.

         —Se van a hacer daño. ¿Por qué no se lo das ya?

         —Porque me gusta verlos pedir, piar de impaciencia. Una vez les das, ¡adiós muy buenas!

         Eso último lo ha dicho muy bajito y se ha puesto triste. (Leo lo sabe porque la pena siempre tira de los mofletes de la gente hacia abajo.) Luego, la abuela suspira y abre la ventana para dejar las migas en el alfeizar.

 

Vendo

Vendo familia completa de estilo clásico, con padre-mueble bar de dos metros de ancho con reposa televisor grande, madre de centro y abuelita esquinera, dos tías tapizadas a juego, hermana mayor estilo araña y hermano informático con pantalla.

Todo en muy buen estado. Precio a convenir. Urge.

 

Un amanecer de alcachofa

         Estamos desayunando.

         —Mira, si no se te ocurre qué escribir, te doy, como los de Relatos en Cadena, una primera frase y luego sigues.

         —Ya, pero a ver qué perla se te ocurre.

         —Amaneció lloviendo —me propones al segundo.

         —Ufff, vaya frase, seguro que del esfuerzo te quedaste roto.

         —Vale, listilla, pues nada, que te las apañes tú sola; yo no te pregunto nunca si tengo que pintar un árbol, una flor o una alcachofa.

         —Ya que lo dices, podrías intentar pintar una alcachofa, pero una alcachofa alcachofa, una reconocible con sus hojitas, su tallo..., porque últimamente no se puede decir que lo que pintas me llegue.

         —¿Y a dónde se supone que te tiene que llegar lo que pinto?

         —Pues... no sé cómo explicártelo, pero me tiene que entrar por...

         —¿Sí?, ¿y por dónde te tendría que entrar la supuesta alcachofa que me propones pintar?

         Y nos reímos antes de meternos en nuestras leoneras particulares, él con una alcachofa a cuestas y yo con un amanecer lluvioso. 

Sorpresa

         Después de muchos años de vida en común uno cree saberlo todo del otro, así que querer sorprenderlo es complicado. Sin embargo, hace poco me di cuenta de que nunca me reía a carcajadas. Llorar de la risa, sí, pero reírme a carcajadas, jamás de los jamases. Así que aproveché que estábamos viendo, él y yo, una serie medianamente cómica para llenar el salón de una sonora y larga carcajada (había estado ensayándola a solas sin gran resultado). Y me salió algo mitad relincho mitad cacareo (que me produjo dentera), pero él, ni se inmutó, lo mismo que si llevase 54 años emitiendo a diario aquel horripilante sonido.

         Lo miré extrañada, tanto, que me preguntó qué me pasaba.

         —No, nada, solo que acabo de reírme a carcajadas por primera vez en la vida y ni te has enterado.

         —¿Y?

         —Que podría hacer un triple salto mortal en medio del salón, y tú tan pancho, sin despegar los ojos de la pantalla.

         —¿Y qué tiene que ver un triple salto mortal con una carcajada? ¡Ay!, tú y tus cavilaciones. Nunca dejarás de sorprenderme.

Viajes Punto y Aparte

         —¿Qué tal las vacaciones?... ¿A dónde fuisteis?

         —Aún no lo sé, la agencia nos da las fotos mañana, ya te diré.

         Silencio perplejo al otro lado del teléfono; ¿diálogo de besugos?, ¿cruce de líneas?, ¿estrés postvacacional?

         —No sé de qué te extrañas, maja, ya te dije que la agencia que habíamos contratado era fantástica, aunque, eso sí, muy cara. Pero lo pagas a gusto porque no tienes que ocuparte de nada. Fíjate lo que te digo, de nada, ni siquiera tienes que salir de casa. Pero creo que lo pasamos muy bien y que en las fotos se nos ve muy contentos. ¿Y vosotros qué tal?

 

Biografía: 

Dominique Vernay Juillet (nacida el 1953 en Chazelles-sur-Lyon, Francia)

Estudios de español en la universidad de Saint-Étienne (Francia).

Profesora de Educación Básica en Francia.

Una vez en España va pasando del genero epistolar (indispensable para mantenerse en contacto con su familia en Francia) al relato.

 Relatos premiados:

—«Viajes punto y aparte»: relato publicado en El País Semanal del 31-08-2008.

—Tercer premio relatos de mujeres 2010 de Castellón de la Plana: «La encantadora de serpiente», publicado por Publicaciones del Ayuntamiento de Castellón.

—«La tabla de multiplicar» y «El invitado»: textos ganadores para El Asombrario (Escuela de Escritores) en 2016

—«La caja»: texto ganador en el certamen organizado en 2016 por Amnistía Internacional Madrid

Libros publicados, obra de teatro y exposiciones

—«No te quites la costra que te quedará marca»: 77 relatos (2013).

—«¿Y ahora qué, Emma?»: novela publicada por Ediciones Unaria, Castellón (noviembre 2015).

—«Trast(H)adas»: obra de teatro representada en el Centro Cultural El Valey (27 junio 2017).

—Exposición Itinerante de Microrrelatos (Generación Blogger): con punto de partida en Castellón (10 octubre 2017).

—«Cómplices»: Exposición de microrrelatos en colaboración con la pintora María Calvo en el CMI El Coto de Gijón (5 octubre 2018).

—«Los viajes de Candela y de Irina»: cuento infantil puesto en escena por la Compañía Olga Cuervo y representada en bable en la Factoría Cultural de Avilés el 5 de marzo 2019, y en castellano en el teatro El Valey de Piedras Blancas el 5 de octubre del 2019.


Más sobre la autora:

http://dominiquevernay.blogia.com/

 


https://www.amazon.es/quites-costra-que-quedará-marca-ebook/dp/B00B02HRFI 

 

 

 


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