Llevo tres mudanzas y en cada una de
ellas he perdido algo. Objetos que en principio no echo en falta, hasta que la
costumbre me lleva a ellos. Esta vez olvidé una botella y no una cualquiera,
porque ésta contenía a mi padre.
Cada vez que la abría, viajaba a su lado. El aroma del brandy me llevaba hasta él, en el momento en que balanceaba la copa en su mano, y un olor a madera y a fruta invadía el salón. Le recordaba preciso sirviendo el licor; me divertía ver cómo tumbaba la copa y dejaba el líquido suspendido en el borde…
Arropado en la calidez de su cuerpo y acariciado por su dulce aliento, me dejaba vencer por el sueño y la ensoñación.
Autora: Ana Pascual Pérez
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