Llegaba
tarde a todas partes. De la comida, alcanzaba sólo a probar los postres. De las
películas, los finales. Hacía esperar al destino, y desbarataba el de unos
cuantos… sobre todo el tuyo.
Hubo
un tiempo en el que ambos encontrábamos sabrosa la sopa fría, tostábamos el pan
duro y lo comíamos con gusto; disfrutábamos apurando el último cigarrillo.
Luego, la impuntualidad en todas las cosas nos fue alejando. En ese tiempo no
era más que una voz apresurada o un mensaje de texto, que se disculpaba a todas
horas. Creo que nunca llegamos a convivir, tenías razón. Pocas veces
coincidimos en una misma dimensión en espacio y tiempo.
Creía
que ya te había olvidado, pero no, una parte de mi pasado todavía sigue
echándote de menos. Y ahora por mucho que corra y adelante todos los relojes… nada.
Ayer supe que ya no llego a alcanzarte.Autora: Ana Pascual Pérez
Frase de inicio: "Llegaba tarde a todas partes. De la comida, alcanzaba sólo a probar los postres. De las películas, los finales" corresponde al micro Elogio de la impuntualidad de Fernando León de Aranoa.
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