La mosca revolotea sin demasiada vitalidad en el cuarto de baño. Al principio no me molestaba, pero ahora no escucho otra cosa. En realidad, la culpa es del cretino de mi ex. Eso es lo que de verdad me mosquea. Siempre ha salido zumbando detrás de otras mujeres, pero nunca lo había hecho en serio, nunca se había atrevido a engañarme... Siento que... ¡oh!...
El zurullo interrumpe mis pensamientos al caer al retrete. ¡Se lo dedico! Es un comemierdas, siempre lo he dicho.
Mientras cojo el papel higiénico, recuerdo a la rubia de bote con la que me ha puesto los cuernos. ¿Sabría que estaba saliendo con un tío comprometido? No creo que su conciencia esté más limpia que mi ojete.
La mosca sigue revoloteando. Me pone de los nervios y la mato de un zapatazo.
Mientras la lanzo a la taza, pienso: sepultada en mierda, el sueño de toda mosca. Tiro de la cadena deseando que cierto moscardón encuentre su final enterrado en las tetas de una rubia.
UNA FRASE, VARIAS HISTORIAS- HISTORIA 2
«La mosca revoloteaba sin demasiada vitalidad en el cuarto de baño». (José María Merino)
Autora: Noemí Hernández Muñoz
Imagen: sferrario 1968 (Pixabay)
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