Vuelo hacia la montaña
recostada en el telesilla
con los pies colgando
saboreo la lentitud del viaje.
No hay ruido
recostada en el telesilla
con los pies colgando
saboreo la lentitud del viaje.
No hay ruido
no hay prisa
no hay palabras:
el tiempo se detiene.
Solo los pájaros,
el lejano rumor de las chicharras,
los silbidos de una marmota
que me llama desde el valle.
Sopla el viento y me regala
el aroma a miel de las angélicas,
el frescor de un verano extraño,
lirios bailando con su caricia.
Huimos del contacto humano,
volvemos al regazo de la tierra
al cobijo de los bosques,
bebemos agua de tormenta
que canta con sus truenos.
El tiempo se detiene
en este verano extraño
sin gentes, sin sonrisas,
solo nos vemos los ojos
que cruzamos temerosos desde lejos.
El tiempo se detiene y me dice:
No más ruido
No más prisa
No más palabras sin sentido.
Volverás a buscarme, tiempo,
en el corazón del bosque
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