Imagen sacada de la red |
Recuerdo el tacto de los pétalos, cuando jugábamos a ser perfumistas, y tú hacías colonia de rosas y violetas, pero te salía un agua añil que usábamos de suavizante en el último aclarado del cabello. ¡Qué suave! nos decíamos, acariciándonos el pelo la una a la otra. Aún recuerdo mis manos pequeñas ahondando en tu frondosa cabellera. Muchos años más tarde, cuando la erosión del dolor comenzaba a hacer mella en tu cuerpo, y yo intentaba atesorar cada instante que vivíamos juntas, sigo recordando el tacto, frondoso, ahuecado, y tan suave... de tus cabellos.
A mi querida hermana Tere.
MVF
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