Escribiendo con los 5 sentidos: tacto electrizante.
Opuesta polaridad.
La primera vez que me ocurrió me asusté muchísimo. Tendría unos 10 años o así.
A lo largo de mi vida se ha repetido en numerosos momentos, con diferentes personas y en distintos lugares, y en todos y cada uno de ellos, la misma sensación desagradable, ¡la odio!
Creo que empieza a provocarme un poco de ansiedad el tema, y es que ¡nunca sabes cuando va a pasar!
En alguna ocasión se lo he comentado al médico pero me ha puesta esa cara de ¿ésta es tonta? y luego se ha reído de mí diciendo que es algo sin importancia y que exagero...
Ahora voy en el coche camino del supermercado y no puedo evitar pensar en ello. ¡Y mira que voy preparada! Llevo todo lo que me han recomendado: he clavado una buena hilera de grapas en las suelas de los zapatos que, por supuesto, no son de goma y me he puesto ropa de algodón. También llevo una pulsera con una llave colgada para usarla llegado el momento.
Entro en el parking y me siento confiada. Compruebo que todo lo que necesito esté bien. Me bajo del coche, saco una moneda, la meto en el orificio para desenganchar el carro de la compra y, sin pensarlo demasiado, tiro de él con firmeza.
Contenta, percibo que todo va bien. Subo en el ascensor y entro en el supermercado. 10 minutos de paseo y todo va genial.
De repente, a mi espalda, una señora mayor me pide ayuda. Siento como el calor de su mano está a punto de tocar mi brazo y me giro con brusquedad impidiendo el contacto. La pobre señora se sobresalta y, con timidez, me pide que por favor le recoja el monedero del suelo; tiene "malas las piernas." En fin, suelto el carro y ayudo a la buena mujer, que me da las gracias muy insistente. De pronto he recordado los huevos, ¡tengo que comprar huevos! Busco mi carro, estiro una mano para empujarlo y ¡iZasss!! ¡El jodido calambrazo de las narices! ¡Lo odiooo!
©Orgav
Todos los derechos reservados sobre el texto.
Imagen encontrada en Internet perteneciente a Dreamstime.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario