Tras
varios años de investigación, el paleontólogo da por finalizada su tesis sobre
el origen de la especie humana. Según sus estudios, sitúa a nuestros ancestros
en la sabana africana, tras haber descendido de las ramas de los árboles. El
paso de primate a homo sucedió en tierra firme.
El
día que expone la tesis, no puede evitar llorar emocionado ante todos sus
colegas de profesión. Y en un momento tan decisivo como placentero, el
estudioso se cuestiona lo que él mismo acaba de afirmar, al degustar el sabor
de sus lágrimas… “¿y si el origen estuviera en el mar? Las lágrimas, nuestra
sangre, el líquido amniótico… somos agua y sal. Somos mar”.
Fuente:smithsonianmag.com |
Autora: Ana Pascual Pérez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario