No le importaba. No le importaba salir de la clase de baile a la mitad, sin dar ninguna explicación. No tenía tiempo de cambiarse ni de ponerse los zapatos. Lo había visto pasar por la ventana, y a él tampoco parecía importarle mucho la lluvia, no después de que ella le hubiese dicho que se iba de gira con la compañía y que mejor lo dejaban. Todavía podía sentir el sabor delicioso de sus labios y el roce de su lengua cuando se saludaron. ¿Por qué le había dicho semejante tontería? Salió a la calle llamándolo a gritos. ¡Si ni siquiera había querido nunca ser bailarina! Era su madre quien bailaba dentro de ella, quien le decía continuamente lo bien preparada que estaba. Pero no. No estaba preparada en absoluto para seguir bailando como una tonta, mientras el amor de su vida se alejaba.
MVF©
No hay comentarios:
Publicar un comentario