Tu recuerdo me sabe a amor. Un conjunto de sabores, sensaciones y olores.
Cítricos, claros y penetrantes, como el sol de las mañanas de verano, los colores de las telas y los hilos. Dulce en primavera, sabor a canela y ceniza de Miércoles Santo, agridulce como el domingo de Ramos de estrenos y paseos. Y tu amor.
Cítricos, claros y penetrantes, como el sol de las mañanas de verano, los colores de las telas y los hilos. Dulce en primavera, sabor a canela y ceniza de Miércoles Santo, agridulce como el domingo de Ramos de estrenos y paseos. Y tu amor.
Luego en otoño, triste sabor salado, mezcla de la lluvia con tus lágrimas, cuando, escondida, no te sabías observada. Sabor de sueños. De Garbancito, de los cuentos de pequeña, de tu cariño pausado.
Tardes dulces de merienda de chocolate, de postres de membrillo, sabor picante de tus chistes con guindilla. “Solo le confieso al cura que me gustan los chistes y las películas verdes” me guiñabas un ojo con tu risa traviesa.
Muchos días también de sabor amargo. A hiel de sufrimientos, de incomprensión de los momentos raros. Y después el peor de todos: Ese limbo de nadie de todos los sabores, el insípido…el de tu ausencia.
Al conjunto final de todos ellos yo lo llamo sabor de amor. Sí. Tu recuerdo me sabe a amor. Amor para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario